El marxismo y la vida diaria
Fiel disc¨ªpula de Lukacs, Agnes Heller (quien, por cierto, no goza en su pa¨ªs del favor de los cancerberos culturales de turno) ya se hab¨ªa ocupado en obras anteriores (en especial, Historia y vida cotidiana) de rellenar hist¨®rico-culturalmente las categor¨ªas marxistas (como valor y producci¨®n). En este trabajo la tarea se remonta hasta un ambicioso proyecto totalizador que no creo sea osado afirmar que aspira a poner en marcha la Ontolog¨ªa del ser social, que su maestro, el gran pensador h¨²ngaro, nunca pudo llevar a cabo.La autora, con innegables acentos hegelianos y fenomenol¨®gicos (y aqu¨ª tambi¨¦n se ve la huella del. maestro) se aplica al cometido de casar la teor¨ªa marxista con las nociones de historicidad e intersubjetividad. O, lo que es lo mismo, a la misi¨®n de defender la posibilidad de construir una ontolog¨ªa materialista basada en el acontecer hist¨®rico-social, aunque ontolog¨ªa al fin y al cabo. En este sentido, Heller parte del concepto b¨¢sico de vida cotidiana como terreno en el que se reproducen los seres humanos en tanto que personas totales, y, a su vez, de unos logros gen¨¦ricamente humanos -unas genericidades aprovechables y aumentables hist¨®ricamente- entre las que se encuentran los productos, los usos y normas, el lenguaje, la ciencia y la ideolog¨ªa. Para nuestra te¨®rica la persona y la sociedad se mueven dentro de una dial¨¦ctica que va, por un lado, del puro ser particular en s¨ª al individuo para s¨ª (es decir, afirmado en su consciencia), y, por otro, del puro estadio concreto socio-evolutivo (antig¨¹edad, feudalismo, capitalismo, etc¨¦tera) a las tendencias universales tambi¨¦n para s¨ª (o genericidad humana, en el vocabulario de Heller). Las tres improntas te¨®ricas antes mencionadas aparecen claramente en el esquema: la idea de especie humana como sujeto colectivo del devenir (Hegel), se corrige con la consideraci¨®n de sus modulaciones hist¨®ricas espec¨ªficas.(Marx), y se contempla mediada d¨ªa a d¨ªa por el mundo de las relaciones interpersonales (fenomenolog¨ªa, la cual corrige por su parte el posible sesgo macrosociologista del marxismo).
Sociolog¨ªa de la vida cotidiana
Agnes Heller. Editorial Pen¨ªnsula, Barcelona, 1977. 418 p¨¢ginas.
La fil¨®sofa h¨²ngara formula unas categor¨ªas dial¨¦cticas propias (particularidad, individualidad, socialidad, genericidad) que le sirven para reformalizar, en l¨ªnea con el ensayismo germ¨¢nico, el m¨²ltiple despliegue de la actividad humana. Examinado el empe?o en su conjunto, para m¨ª lo m¨¢s relevante es el trabajo categorizador previo. As¨ª, la defensa de la vida cotidiana como ¨¢mbito de proyecci¨®n y realizaci¨®n, en contra de otras concepciones de la misma, para las que la cotidianeidad o bien es alienaci¨®n consumista o bien el refugio de la vida privada -t¨¦rmino cuya sola enunciaci¨®n perpet¨²a la esquizoide f¨®rmula de convivencia basada en la dicotom¨ªa vida p¨²blica-vida privada- Tambi¨¦n es de resaltar la cr¨ªtica de la sociedad burguesa como pervertidora de la noci¨®n de comunidad, concepto este que, debidamente matizado con respecto a las nuevas circunstancias, Heller defiende por entender que constituye una alternativa de cambio frente a las sociedades contempor¨¢neas presididas por la racionalidad instrumental.
El resto del (grueso) volumen, en cambio, se resiente de lo desorbitado del prop¨®sito. En efecto, pasar revista de un tir¨®n (bien que bajo una nueva luz) a todos los campos del quehacer humano (religi¨®n, pol¨ªtica, moral, lingu¨ªstica, econom¨ªa, psicolog¨ªa, epistemolog¨ªa, etc¨¦tera) lleva las m¨¢s de las veces a una trivialidad que, aparte, es morosa.
No obstante, el hecho de que Heller no posea la dosis de genio necesaria para lograr la puesta en circulaci¨®n de un nuevo tratado, al estilo de los muchos que existea en la gran tradici¨®n de la que se nutre. (resultado al que s¨ª hubiera llegado Luk¨¢cs con toda probabilidad, de haber podido escribir su nonnato ¨²ltimo libro), no quiere decir que el esfuerzo desmerezca. Por el contrario, esta obra viene a sistematizar una tendencia (marxista feriomenol¨®g¨ªca), cumpliendo de esa manera un importante cometido. Con la traducci¨®n de Sociolog¨ªa de la vida cotidiana, contamos ya en castellano con una fuente fundamental para el estudio de la pol¨¦mica estructuralismo-fenomenologismo que recorre actualmente el panorama de las ciencias sociales.
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