La anti-homosexualidad del profesor Llavero: una cuesti¨®n pol¨ªtica
El psiquiatra y catedr¨¢tico Francisco Llavero, escud¨¢ndose tras una falsa postura cient¨ªfica, en dos art¨ªculos publicados en EL PAIS (Puntualizaciones sobre la homosexualidad (11-4-78) y Respuesta de un psiquiatra a un penalista sobre el tema de la homosexualidad (30-5-78) y en su nunca aclarada intervenci¨®n para evitar la emisi¨®n del programa La clave, de Televisi¨®n Espa?ola, dedicado a la homosexualidad, ha asumido la defensa de la ideolog¨ªa reaccionaria que siempre ha intentado acallar cualquier cuestionamiento de los puntos de vista de la moral tradicional sobre estos asuntos. El profesor Llavero, con una pretendida actitud de ecuanimidad y de rigor cient¨ªfico -lo que no le impide tergiversar, decir verdades a medias y silenciar otras, para enga?ar a los desprevenidos lectores-, se empe?a en mantener la ignorancia y la represi¨®n sexual. Para los militantes del Frente de Liberaci¨®n Homosexual de Castilla (Flhoc) esta postura constituye una de las formas de sostener las estructuras autoritarias y opresoras de nuestro sistema social.El primer deber del psiquiatra es, pues, seg¨²n entendemos, para el profesor Llavero, proteger y defender el ?orden social?, obligando al enfermo a que vuelva a aceptarlo acr¨ªticamente (Tratamientos m¨¦dico-psiqui¨¢tricos, 1970). En otra oportunidad (Din¨¢mica fimiliar, focos alienantes y pertubaciones ps¨ªquicas, 1970) se revuelve contra quienes denuncian el papel de la sociedad de consumo en la aparici¨®n de la locura. Los llama ?extremistas de nuestra ¨¦poca y de todas las latitudes?. Es explicable que censure entonces al tambi¨¦n catedr¨¢tico Gimbernat, que sostiene una postura cr¨ªtica frente a las leyes que en nuestro pa¨ªs persiguen a los homosexuales. Es l¨®gico que a Francisco Llavero los art¨ªculos de Enrique Gimbernat le huelan a ?un cierto tufillo de panfleto, por su intenc¨ªonalidad pol¨ªtica...? y que su actitud le parezca ?precisamente lo que no debe hacer un catedr¨¢tico responsable de Universidad, y mucho menos a¨²n de Derecho Penal?.
Militante del Frente de Liberaci¨®n Homosexual de Castilla
Direcci¨®n: Juan Ignacio Galv¨¢n. Gui¨®n: Juan Ignacio Galv¨¢n y Cecilia Bartolom¨¦. Fotograf¨ªa: Jos¨¦ Garc¨ªa Galisteo. M¨²sica: Luis Cobos y Manolo Galv¨¢n. Int¨¦rpretes: Juan Pardo, Carmen Sevilla, B¨¢rbara Rey, Juli¨¢n Ugarte, Trini Alonso y HenryGregor. Espa?ola, 1978. Locales de Estreno: Fuencarral, California, Progreso, Juan de A ustria y A luche.
No conocemos ninguna investigaci¨®n seria y rigurosa que haya realizado el profesor Llavero y que le permita llegar a las conclusiones a las que llega sobre la homosexualidad. Lo que el conocido psiquiatra hace es exponer sus prejuicios y opiniones personales como si fueran comprobadas teor¨ªas cient¨ªficas, actitud que corresponde -a pesar de que ¨¦l lo niegue- al ?oscurantismo cient¨ªfico del nacional-catolicismo?. En oportunidades anteriores, Llavero ha indicado que la homosexualidad, como el hippismo, el alcoholismo, el consumo de drogas y la rebeli¨®n juvenil, constituye un ?foco alienante? importado por indeseables visitantes -en otro momento descubre que provienen del ?mundo asi¨¢tico?- con la intenci¨®n de quebrantar la familia y destruir el sistema de creencias que permite a los espa?oles mantener su salud mental (Din¨¢mica familiar... y Trasfondo social de las neurosis, 1957). Frente a esta amenaza sugiere la creaci¨®n de una especie de polic¨ªa sanitaria, naturalmente bajo la direcci¨®n de los psiquiatras. ?Qu¨¦ cerca est¨¢ Llavero de las ideas del peque?o general para el que todos los males de los espa?oles proven¨ªan de la conjura internacional ludeo-mas¨®nico-marxista!
Sobre estas bases nada cient¨ªficas, Llavero concluye que la homosexualidad es una desviaci¨®n, inversi¨®n, constituci¨®n biogen¨¦tica deformada o condicionamiento vicioso y que debe ser tratada como una enfermedad ps¨ªquica. Con ello justifica su actuaci¨®n como psiquiatra que cura (es decir, restablece el ?orden curativo? -en realidad el orden social tradicional a un a costa de la personalidad y de los derechos humanos del homosexual), previene (o sea que pone en pr¨¢ctica su ideal del psiquiatra-polic¨ªa sanitario) y proh¨ªbe a los espectadores de TVE enterarse de otros puntos de vista sobre la homosexualidad (esto es, ?pretende administrar en monopolio la libertad de los espa?oles?, conducta de la que, parad¨®jicamente, ¨¦l acusa al profesor Gimbernat).
La homosexualidad no es una enfermedad
S¨®lo a partir del siglo XIX comenz¨® a considerarse la homosexualidad como una categor¨ªa independiente y opuesta a la heterosexual. En los siglos anteriores los homosexuales; eran tambi¨¦n perseguidos, encarcelados y condenadosa morir en la hoguera, pero a partir de entonces, y gracias a la psiquiatr¨ªa, se les pudo definir como seres con una ?personalidad patol¨®gica?. Establecer esta identidad homosexual -patol¨®gica y carencial- ha permitido identificar en el cuerpo social a una serie de personas de ambos sexos -los homosexuales y las lesbianas- a los que se castiga y culpabiliza, a los que se oprime en funci¨®n de un ideal de normalizaci¨®n sexual necesario para justificar la del sistema social. Con ello ha sido posible perfeccionar los sistemas de represi¨®n de los ahora llamados homosexuales, releg¨¢ndolos a ¨¢mbitos marginales -el ghetto homosexual- en los que la sociedad f¨¢cilmente puede controlarlos y hasta recuperarlos mediante la comercializaci¨®n (un mundo alienado que consume productos especiales para homosexuales) o el tratamiento psiqui¨¢trico (someti¨¦ndose a la norma sexual y consecuentemente a todas las dem¨¢s normas autoritarias).Mediante esta misma diferenciaci¨®n hetero- homosexual, la sociedad ha logrado definir con mayor claridad y precisi¨®n cu¨¢l es la norma sexual socialmente v¨¢lida -la heterosexual en el matrimonio monog¨¢mico-. A ella han de someterse todes los dem¨¢s, los ?normales?, es decir, los heterosexuales, con lo que pueden ser mantenidos los fundamentos del sistema: la familia, la jerarquizaci¨®n social, el car¨¢cter sumiso-autoritario, las formas de trabajo alienado, etc¨¦tera. La segregaci¨®n de los homosexuales permite ocultar la existencia de una tendencia homosexual en todas las personas, tambi¨¦n en las heteroxuales, que la reprimen por el terror que en las masas populares se ha fomentado hacia la homosexualidad mediante la religi¨®n, la moral y la persecuci¨®n policial.
La psiquiatr¨ªa busca afanosamente una justificaci¨®n cient¨ªfica de la afirmaci¨®n de que la homosexualidad es una enfermedad. Muchos serios investigadores se han lanzado a la tarea, aunque las conclusiones a que han llegado suelen ser contradictorias y nunca suficientemente comprobadas. Llavero -nunca hemos podido saber cu¨¢les han sido sus rigurosos trabajos de investigaci¨®n en esta materia de los que puedan obtenerse afirmaciones tan rotundas como las que ¨¦l hace- adopta una teor¨ªa h¨ªbrida que considera a la homosexualidad ya como una perturbaci¨®n biogen¨¦tica, ya como una desviaci¨®n condicionada por razones ambientales y por la prostituci¨®n comercializada.
Si la homosexualidad fuese, en algunos casos, el producto de perturbaciones blogen¨¦ticas, los sujetos homosexuales tendr¨ªan caracter¨ªsticas cromosom¨¢ticas y, por tanto, hereditarias, apariencias f¨ªsicas o un funcionamiento de sus gl¨¢ndulas endocrinas diferentes significativamente de las de los individuos heterosexuales. Las investigaciones realizadas para comparar las medidas antropom¨¦tricas entre homo y heterosexuales (Weil, Wortis, Heriry y Galbraith y Barahal), las que han examinado el efecto de las hormonas masculinas y femeninas en la inclinaci¨®n sexual (Lang, Pare, Money y Hampson) o las que han estudiado el factor hereditario en la homosexualidad (Kallman, por ejemplo) llegan a conclusiones contradictorias o aportan datos que no han resistido la cr¨ªtica rigurosa del mundo cient¨ªfico.
Miles y miles de homosexuales podemos, con nuestra experlencia personal, desmentir al psiquiatra Llavero. Nuestra homosexualidad, que no es biogen¨¦tica, no ha sido provocada en absoluto por la ?frecuente y variad¨ªsima prostituci¨®n comercializada del sexo?.
Afirmar con tanta ligereza que la homosexualidad es una enfermedad o un vicio es ignorar las aportaciones de las ciencias hist¨®ricas y antropol¨®gicas.
Lo que el psiquiatra silencia
No es el momento de analizar y de criticar las aportaciones de Freud al tema de la homosexualidad. Pero hay que recordar que el psicoan¨¢lisis no s¨®lo ha estudiado la regulaci¨®n de los instintos sino que ha reconocido la bisexualidad b¨¢sica de todos los seres humanos y ha establecido que la represi¨®n de la sexualidad y de la homosexualidad es utilizada por la sociedad en su propio beneficio. El se?or Llavero ni siquiera ha considerado que el mismo Freud, en 1935, escribi¨® a una madre americana que ?la homosexualidad no es seguramente una ventaja, pero no es nada de que haya que avergonzarse, no es vicio, ni degradacion, ni se la puede clasificar como enfermedad?.Asimismo, el se?or Llavero olvida que hace ya tiempo que los psiqu¨ªatras americanos han suprimido la homosexualidad del cat¨¢logo de enfermedades ps¨ªquicas. Muchos profesionales espa?oles m¨¢s comprometidos e interesados en la reforma de la anquilosada psiquiatr¨ªa oficial sostienen posturas parecidas, como la de la secci¨®n de psiquiatras del Colegio M¨¦dico de Barcelona: ?El comportamiento o tendencia homosexual forma parte de las posibles formas de ejercer la sexualidad un individuo normal... y ni siquiera podemos considerarlo como una cuesti¨®n m¨¦dica per se? (EL PAIS, 19-5-77).
?Por qu¨¦ los art¨ªculos del catedr¨¢tico Llavero contienen tantas afirmaciones dogm¨¢ticas, inexactitudes y silencios? S¨®lo dos razones explican esta actitud: o la ignorancia del tema -lo que ser¨ªa indigno de un catedr¨¢tico que pontifica sobre ello- o la alienante necesidad de sostener la ideolog¨ªa y la moral tradicionales con cualquier razonamiento, por falso que sea, con tal que tenga la apariencia de cient¨ªfico.
El psiquiatra Llavero insin¨²a que s¨®lo mencionar el tema de la homosexualidad puede ser perjudicial para los ni?os, j¨®venes y personas ignorantes. Con ello retorna la vieja acusaci¨®n inventada para aterrorizar a los padres de familia de que los homosexuales corrompen a los j¨®venes. Pero ni tan siquiera los ni?os que han tenido relaciones sexuales con adultos, sean heterosexuales u homosexuales, muestran efectos adversos en su comportamiento sexual posterior, como han demostrado los trabajos de Bender y Grugett y Rasmussen. Sin embargo, gracias a esa insinuaci¨®n puede reclamar para los psiquiatras el control de la educaci¨®n sexual con ?dosificaci¨®n y tempo?, lo que viene a significar la tergiversaci¨®n de temas como el de la homosexualidad o el de las tendencias sexuales de los ni?os. Porque mediante estas represiones sexuales y activaci¨®n de los sentimientos de culpa se aprenden los mecanismos de sumisi¨®n al ?orden establecido?, al que lo psiquiatras oficiales sirven. Su postura, pues, se?or Llavero, es una postura pol¨ªtica reaccionaria que tiende a conservar el sistema de dominaci¨®n imperante.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.