Holanda mand¨® en la segunda parte, pero se hundi¨® en la pr¨®rroga
Argentina gan¨® su Mundial. La historia de 1974 en la Rep¨²blica Federal de Alemania, entre el equipo anfitri¨®n y Holanda, se repiti¨® aqu¨ª, en este pa¨ªs, que necesitaba mucho m¨¢s vencer fuera del terreno que en el propio c¨¦sped. La mediocridad del nivel general -incluso reflejada en el ¨²ltimo partido- le permiti¨® alcanzar el t¨ªtulo por primera vez en su historia. Holanda, un rival que era considerado favorito l¨®gico, s¨®lo mand¨® en la segunda parte. Tras el gol del empate que forzaba la pr¨®rroga, pudo incluso ganar al estrellar Rensenbrink un tiro en el poste, pero en el tiempo suplementario Argentina resisti¨® f¨ªsicamente m¨¢s que Holanda y volvi¨® a surgir el goleador Kempes para salvarla. Obtuvo el segundo tanto haci¨¦ndolo todo y colabor¨® en el tercero. De paso, se coronaba m¨¢ximo realizador del torneo. El ha sido de los pocos campeones de un torneo devaluado. Los n¨²meros no enga?an, en esta ocasi¨®n de la final y demuestran que el partido tuvo tres tiempos muy delimitados. Argentina domin¨® en la primera parte y en toda la pr¨®rroga. Holanda, s¨®lo durante la segunda parte; el nuevo campe¨®n venci¨® as¨ª 2-1 ¨® 3-1, como el mismo resultado final, si se cuentan los dos tiempos de la pr¨®rroga.
En cuanto a disparos de ambos equipos, los datos tambi¨¦n son significativos. Dirigidos a la puerta, bien sean parados por los respectivos guardametas o desviados por un c¨®rner, fueron: cinco para Argentina en la primera parte, por cuatro de Holanda; cero -todo un ¨ªndice- y ocho -completa superioridad- en la segunda; seis -cambio de panorama- y s¨®lo uno de los holandeses en la pr¨®rroga. Naturalmente, en estos n¨²meros est¨¢n incluidos los cuatro goles. 3 Disparos fuera, que indican la mejor calidad holandesa en buscar la porter¨ªa rival fueron: tres de Holanda, uno en cada uno de los tres tiempos, por cuatro, dos y ninguno en la pr¨®rroga -donde sentenci¨® el partido- de Argentina. De cualquier forma, al contabilizar las ocasiones con m¨¢s peligro de gol, la ventaja argentina disminuye, pues en la primera parte, pe se al dominio local, Holanda tuvo tres por s¨®lo cuatro de Argentina, descontado el gol. A los cinco minutos un cabezazo de Rep, a saque de falta de Haari, roz¨® el poste derecho. A los veintisiete, Filliol desvi¨® a c¨®rner otro remate por al to del mismo Rep, a centro de Jansen desde la derecha. Y a los 44, de nuevo Fillol salv¨® en su salida, esta vez con el cuerpo, un remate raso de Rensenbrinck. Por parte Argentina, a los veinte, un indirecto sacado por Ardiles, en corto, lo re mat¨® Kempes rozando el poste derecho. A los veinticuatro, un centro pasado desde la derecha efectuado por Olgu¨ªn no lo cort¨® Krol y empalm¨® un poco alto Passarella. A los treinta, Galv¨¢n dio un gran pase a Bertoni, que tir¨® desviado del poste izquierdo cuando estaba completamente solo, pues la defensa holandesa hab¨ªa jugado mal al fuera de juego. Y a los 43 -cinco despu¨¦s del gol de Kempes-, otra falta sacada por el valencianista la cabece¨®. Passarella demasiado centrado, pero tambi¨¦n solo, pudiendo as¨ª parar Jonbloed.En la segunda parte, adem¨¢s del gol en el minuto 81, Holanda tuvo dos ocasiones m¨¢s de peligro entre sus disparos a puerta. A los 53, Fillol detuvo con apuros un fort¨ªsimo tiro de Haari, y a los noventa, ¨²ltimo minuto, el poste derecho salv¨® a Argentina de la derrota por un tiro de izquierda de Rensenbrink. En realidad el extremo holand¨¦s fue la gran decepci¨®n de la final, como el sustituido Rep. No aprovech¨® sus dos ¨²nicas ocasiones y dej¨® hu¨¦rfano el contraataque de su equipo, tanto en la primera parte como en la pr¨®rroga, cuando Argentina impuso su ritmo. En la segunda, al tomar las oleadas naranjas la iniciativa, s¨®lo buscaron la cabeza de Nanninga para encontrarla. Ren¨¦ van de Kerkhof fue el que m¨¢s cumpli¨® en el ataque.
Argentina, que no hab¨ªa tenido ninguna ocasi¨®n de gol tras el descanso, devolvi¨® la moneda a los holandeses, nulos en la pr¨®rroga. A los 101 minutos, Houseman, sustituto de Ortiz, se intern¨® solo, en posici¨®n algo dudosa, y Jongbloed par¨® con muchos apuros en su salida. Fue el anticipo del segundo gol de Kempes, marcado a los 104, como lo iban a ser otras dos escapadas en solitario de Houseman - 111 - y Luque - 112-, antes del tercer tanto de Bertoni, a los 114 Houseman tir¨® al lateral de la red y Jorigbloed desvi¨® a c¨®rner el tiro de Luque.
C¨®rners, fueras de juego y faltas
Ambos equipos lanzaron seis c¨®rners a lo largo del partido, aunque su orden no coincidi¨® con el dominio temporal argentino en la primera parte. Los saques de esquina s¨®lo fueron entonces producto de contraataques, y buena prueba de ello es que Argentina sac¨® dos -minutos 35 y 36- por tres de Holanda -17, 27 y 41-En la segunda parte, en cambio, que ,domin¨® m¨¢s Holanda, hubo ya la ventaja suya. El equipo campe¨®n bot¨® uno a los 56 minutos, y el subcampe¨®n, tres, a los 47, 68 y 82 En la pr¨®rroga, los albicelestes sacaron tres -100, 111 y 112- por ninguno de los naranjas.
En cuanto a los fueras de juego y a las faltas, llegamos al punto del mal arbitraje, que favoreci¨® a Argentina. Realmente no fue una novedad, pues todo el torneo ha sido lo mismo y la condici¨®n de local ha privado en bastantes detalles. Por algo Holanda se ha tenido que conformar con dos subcampeonatos seguidos, al jugar obligatoriamente en campo contrario.
Al equipo de Happel se le se?alaron nueve fueras de juego -cuatro en la primera parte, dos en la segunda y tres en la pr¨®rroga-, dos de los cuales, por lo menos, no eran. Concretamente durante los primeros 45 minutos, detalle que coart¨® a¨²n m¨¢s el pobre contraataque holand¨¦s. A Argentina, en cambio, se le se?alaron s¨®lo seis -2, 1 y 3-, todos justos, y se ?escap¨®? alg¨²n otro dudoso.
El cap¨ªtulo de las faltas fue quiz¨¢ el m¨¢s significativo. Sin que afecte sustancialmente a la superioridad de un equipo, s¨ª influye en su rendimiento, al interrumpirle su r¨ªtmo. Holanda jug¨® con fuerza, pero tambi¨¦n Argentina, y el re-parto de las infracciones fue exagerado en su contra. Se le se?alaron 47 faltas - 18, 19 y 10- por s¨®lo veintiocho - 16, 6 y 6-, cerca del doble, pues, de Argentina. Al menos, seis faltas holandesas no lo fueron, y aunque Gonella las se?al¨® s¨®lo en el centro del campo, fue suficiente para perjudicar. Adem¨¢s, el colegiado italiano, tras la amonestaci¨®n de Krol, por una entrada a Bertoni, no vio a continuaci¨®n el codazo de ¨¦ste a la boca del est¨®mago de Poortvliet. El defensa holand¨¦s no tuvo un d¨ªa die suerte 7-para su equipo-, pues el ¨¢rbitro no midi¨® con el mismo rasero las faltas. Le mostr¨® tarjeta por zancadilla a Kempes, pero momentos antes no le hab¨ªa ense?ado la roja a Larrosa. El argentino, que acababa de ser amonestado por protestar, le hizo una entrada dur¨ªsima, que Gonella, complaciente, s¨®lo sancion¨® con falta. Neeskens acab¨® con el labio inferior part¨ªdo, pues Passarella jug¨® demasiado con los codos y ni siquiera fue advertido.
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