Jos¨¦ Miguel G¨®mez
En la exposici¨®n de fotograf¨ªas de Jos¨¦ Miguel G¨®mez no hay figuritas volando entre nubes, ni virados m¨¢gicos, ni solarizaciones, ni Muecas horribles coloreadas sobre el positivo, ni retratos de grupo ?cachondos?, ni miseria, ni antifascismo, ni est¨¦ticos desnudos, ni vaho sobre el objetivo, ni latas de conserva.Ilustraci¨®n y defensa de otra concepci¨®n de la fotograf¨ªa resulta el trabajo riguroso de Jos¨¦ Miguel G¨®mez, ajeno por completo al gusto dominante tal como lo producen los especialistas de la chapuza y las revistas de marras. Si sus pel¨ªculas de hace cuatro a?os -que se pudieron ver en Film/Arte- estaban a¨²n llenas de simbolismos, el fot¨®grafo ha optado, desde hace tiempo, por una l¨ªnea de trabajo que a pesar de las connotaciones peyorativas de la palabreja podr¨ªamos definir como formalista. Los motivos elegidos resultan de una aplastante neutralidad, (todo lo contrario de ese estilo reporteril que tiene su maestro en Cartier-Bresson); como ocurre para un Rodchenko, la c¨¢mara oscura tiene m¨¢s de instrumento de composici¨®n que de instrumento de representaci¨®n. Lo principal no es el tema (unas escaleras bajando hacia el mar, un reloj de pulsera, una fuente, la sombra del propio fot¨®grafo o un cuerpo detenido entre dos aguas en una clara piscina). Lo principal es un encuadre, una composici¨®n, una luz blanca, la extra?a presencia del objeto.
Jos¨¦ Miguel G¨®mez
Galer¨ªa Buades Claudio Coello, 43
Si hubiera que encontrar parecidos, las fotograf¨ªas actuales de Jos¨¦ Miguel G¨®mez, en algunos de sus aspectos, tienen cosas en com¨²n con la nueva fotograf¨ªa americana o con algunas obras del franc¨¦s Bernard Plossu. El fot¨®grafo no quiere parodiar al pintor, no quiere ser un demiurgo observador de lo ins¨®lito ni quiere ?decirnos? nada del mundo.
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