Las dependencias de los planes energ¨¦ticos / y 3
Si observamos el cuadro n¨²mero 1, sobre la estructura prevista de la producci¨®n el¨¦ctrica, podemos comprender cu¨¢n contradictorios y falsos han sido los argumentos de los primeros Planes Energ¨¦ticos. Tanto UNESA como el Primer Plan Energ¨¦tico hablaban de que las posibilidades de la hidroelectricidad y del carb¨®n eran muy escasas, por lo que pr¨¢cticamente bloqueaban su crecimiento y, sin embargo, hipertrofiaban la energ¨ªa nuclear. Como el crecimiento de la demanda y de las posibilidades financieras de la energ¨ªa nuclear no ha seguido el curso esperado, ¨¦sta s¨¦ ha ido reduciendo desde el 56% hasta el 37,5% del total de la producci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica prevista para el a?o 1987. Sin embargo, milagrosamente, en el ¨²ltimo Plan se descubre de nuevo que se podr¨ªa obtener casi un 26% de energ¨ªa el¨¦ctrica a partir del carb¨®n, cuando dos a?os antes UNESA dec¨ªa que no era posible obtener m¨¢s del 17%, y en cuanto a la hidroelectricidad, se podr¨ªa obtener un 26% de las presas y saltos de agua, cuando, dos a?os antes, UNESA ven¨ªa a decir que s¨®lo se podr¨ªa obtener un 19%.Esto que parece muy complicado puede verse m¨¢s claramente en el cuadro, que habla por s¨ª solo. Hay que prestar una especial atenci¨®n a la columna sobre lo sucedido en el a?o 1977, que nos muestra que es una estructura de la producci¨®n mucho m¨¢s sensata en la actualidad que lo que vaya a ser dentro de ocho a?os como consecuencia de las artes m¨¢gicas de los tecn¨®cratas compradores de nucleares. Si observamos, m¨¢s de dos tercios de la energ¨ªa el¨¦ctrica producida en Espa?a el a?o pasado proven¨ªa de recursos propios, carb¨®n e hidroelectricidad. La cosa est¨¢ muy clara, y un programa m¨¢s ecologista basado en nuevas energ¨ªas, en la masificaci¨®n del carb¨®n, etc¨¦tera, podr¨ªa impedir todos los desmadres que se van a producir de seguir adelante la locura del Plan Energ¨¦tico.
Urbanista y ecologista
Fotograf¨ªa: Jorge Stahl, Jr.M¨²sica: Mikis Theodorakis Int¨¦rpretes: Gian Mar¨ªa Volont¨¦, Diana Bracho, Claudio Obreg¨®n, Eduardo L¨®pez Rojas y Ernesto G¨®mez Cruz Mexicana, 1975 Locales de estreno: Rosales y Sainz de Baranda
La electricidad termodin¨¢micamente floja
La hipertrofia del sector nuclear va a llevar a la hipertrofia del sector el¨¦ctrico, y ¨¦ste a una situaci¨®n de despilfarro como consecuencia del exceso de la participaci¨®n del sector el¨¦ctrico en el conjunto de las energ¨ªas primarias.
Hemos elaborado un cuadro sobre el porcentaje de la energ¨ªa el¨¦ctrica sobre el total de la energ¨ªa consumida seg¨²n los diversos planes (v¨¦ase cuadro n.? 2).
En ¨¦l se puede observar que se acerca al 40% el porcentaje de energ¨ªa el¨¦ctrica que han ido programando todos los sucesivos Planes Energ¨¦ticos. A pesar de la disminuci¨®n de los objetivos de consumo, las compa?¨ªas el¨¦ctricas han impuesto la participaci¨®n de su porcentaje. El sector el¨¦ctrico no tolera bajar del 40% del total del consumo energ¨¦tico del pa¨ªs. Esto quiere decir que la posici¨®n de Espa?a en cuanto a la proporci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica sobre la total energ¨ªa consumida, que ahora se aproxima a la situaci¨®n de Estados Unidos en 1985, se va a agravar, con la paradoja de que Espa?a ser¨¢ un pa¨ªs mucho m¨¢s electrificado y electrot¨¦cnico que Estados Unidos en 1985. ?C¨®mo es posible esto? Esto s¨®lo se explica de dos maneras, o bien porque se va a especializar Espa?a en industrias pesadas y contaminantes que consuman mucha energ¨ªa el¨¦ctrica (caso de la planta de al¨²mina de San Cipri¨¢n, que para ella sola va a necesitar la central nuclear de la provincia de Lugo, Regodela), o bien quiere decir que se va a tener que emplear la electricidad para calefacci¨®n de las casas justamente cuando habr¨¢ sido prohibida en todos los pa¨ªses avanzados. T¨¦ngase en cuenta que la electricidad, que es una energ¨ªa ideal para motores, mec¨¢nica, electr¨®nica, iluminaci¨®n, audiovisual, etc¨¦tera, es, por el contrario, termodin¨¢micamente absurda en otros usos, de los que el m¨¢s se?alable es la calefacci¨®n, ya que el calor se tiene que convertir en unas centrales t¨¦rmicas en electricidad, con lo que s¨®lo se aprovecha un 30% aproximadamente de la capacidad energ¨¦tica de la materia prima inicial, despu¨¦s pierde aproximadamente un 11% en transformaci¨®n y transporte de la energ¨ªa el¨¦ctrica y se vuelve a transformar en calor, con lo que aproximadamente poco m¨¢s de un 10% de la energ¨ªa inicialmente empleada en la central nuclear se aprovecha en forma de calor negro o calefacci¨®n el¨¦ctrica (lavadoras, lavaplatos, calder¨ªn de agua caliente el¨¦ctrico, aire acondicionado, etc¨¦tera). Tambi¨¦n pudiera suceder que se tratara simple y llanamente de un error energ¨¦tico, consecuencia de la decisi¨®n de las compa?¨ªas el¨¦ctricas de lanzarse a la energ¨ªa nuclear en exceso, a la vez verdugos y v¨ªctimas de su propia preponderancia en el panorama energ¨¦tico nacional, en el que se confunde energ¨ªa con electricidad.
Sabido es que el ciudadano medio estima, y es cierto s¨®lo en parte, que la energ¨ªa el¨¦ctrica es la m¨¢s c¨®moda, la m¨¢s limpia, etc¨¦tera, pero lo que no se tiene en cuenta son sus costos y su bajo rendimiento termodin¨¢mico, que en un Plan Energ¨¦tico deber¨ªa ser tenido en cuenta como lo ha tenido en cuenta el Plan Carter, que prev¨¦ en Estados Unidos, para 1985, una participaci¨®n de la energ¨ªa el¨¦ctrica de un 33% (como la actual espa?ola), mientras que el Plan Energ¨¦tico Nacional prev¨¦, para 1987, un 39,4% de energ¨ªa el¨¦ctrica.
Hemos ido demostrando, pues, que los sucesivos Planes hab¨ªan exagerado las previsiones de demanda para justificar las nucleares, que se hab¨ªan decidido excesivo n¨²mero de nucleares, que la participaci¨®n de la energ¨ªa el¨¦ctrica era excesiva con respecto a otros pa¨ªses como Estados Unidos, que nos condiciona a la pol¨ªtica nuclear.
Pero tambi¨¦n vamos a tratar de demostrar c¨®mo estos planes energ¨¦ticos suponen unas inversiones que pueden generar, a su vez, graves problemas.
Los sucesivos Planes Energ¨¦ticos necesitan gigantescas inversiones, siempre las mismas
Hemos elaborado un cuadro sobre la previsi¨®n de inversiones en los sucesivos Planes, que reproducimos a continuaci¨®n.
En ¨¦l se puede observar que las previsiones de inversiones que van dando los sucesivos planes no hacen sino recoger lo programado ya por UNESA hace siete u ocho a?os en sus decisiones iniciales, y que lo dem¨¢s son ligeros retoques o lavados de cara para la galer¨ªa.
El Plan El¨¦ctrico Nacional de UNESA se?alaba que del 78 al 82 habr¨ªa que invertir ¨²nicamente en el sector el¨¦ctrico unos 508.000 millones de pesetas. Si a eso a?adimos los dem¨¢s sectores, podremos observar inmediatamente que los Planes Energ¨¦ticos Nacionales del 75, 77 y 78 se han mantenido en unas cifras muy aproximadas a los 700.000 millones de pesetas, lo que viene a suponer la cifra total de las inversiones energ¨¦ticas, el¨¦ctricas y no el¨¦ctricas.
En unos casos se trata de pesetas del 74, en otros casos se trata de pesetas del 76, pero en grandes l¨ªneas las cifras no enga?an. El incremento rapid¨ªsimo de costos de las centrales nucleares y de todas las inversiones energ¨¦ticas est¨¢ llevando a los pa¨ªses industriales avanzados a una situaci¨®n muy parad¨®jica, consistente en que los grandes proyectos energ¨¦ticos devoran cada vez m¨¢s mayor cantidad de capital, por lo que se crea una situaci¨®n inflacionaria y a la vez una situaci¨®n de paro y falta de empleo. La energ¨ªa va siendo un sector que cada vez va a ir devorando m¨¢s capital.
Barry Comonner, en su ¨²ltimo libro, The poverty of power, muestra c¨®mo en Estados Unidos los grandes proyectos energ¨¦ticos, especialmente nucleares, encuentran cada vez m¨¢s dif¨ªcilmente el capital necesario. Muestra tambi¨¦n c¨®mo estos vol¨²menes exacerbados de capital son detra¨ªdos de la formaci¨®n bruta de capital anual y alcanzan cada vez un porcentaje mayor de producto interior bruto
Las cifras que dan los sucesivos planes energ¨¦ticos nacionales son, en nuestra opini¨®n, trucadas y poco rigurosas en cuanto a que se sepa exactamente qu¨¦ porcentaje del Producto Interior Bruto va a ir cada a?o destinado al sector energ¨¦tico.
Una de las causas de la crisis del capitalismo en su etapa de descomposici¨®n actual y muy caracter¨ªstica del modo de producci¨®n estatal es la de embarcarse en gigantescas operaciones que requieren el manejo de mucho capital, objetivo prioritario de los grandes monopolios. No es por casualidad que el Plan Nacional de Autopistas, la Cuarta Planta Sider¨²rgica, los superpuertos, las centrales nucleares, la construcci¨®n de grandes centros de oficinas e inversiones inmobiliarias agotan los capitales de posible inversi¨®n obtenidos a trav¨¦s de canales protegidos por el Estado, a bajos intereses, con pocas garant¨ªas y a largo plazo, mientras que la peque?a y mediana industria no puede obtener circunstancias parecidas.
El sector energ¨¦tico es un cementerio de capitales, como podemos observar en el cuadro siguiente.
Observamos que el sector el¨¦ctrico, especialmente con las nucleares, pensaba devorar en el Plan del 75 el 80% de todas las inversiones en energ¨ªa y que en el 78 se plante¨® ¨²nicamente el 61%, aunque estas cifras, habida cuenta de los incrementos de los precios de las centrales nucleares, deben ser revisadas para ser adaptadas a la aut¨¦ntica realidad.
Cuanto m¨¢s Planes Energ¨¦ticos, m¨¢s dependencia exterior
Independientemente de los problemas ecol¨®gicos graves de la energ¨ªa nuclear, que en este trabajo ni siquiera hemos querido tocar, hemos demostrado los graves problemas econ¨®micos y financieros que se presentar¨¢n si se llevan a cabo estos lamentables programas energ¨¦ticos. A ello hay que a?adir que, contrariamente a los objetivos que dicen defender los planes de aumentar la independencia energ¨¦tica, ¨¦sta se va a seguir agravando. Si observamos el cuadro siguiente, sobre el grado de abastecimiento energ¨¦tico en Espa?a, podremos ver que ha ido descendiendo de 1960 a 1973 y a 1977.
Si observamos lo que resultar¨ªa de haber aplicado los distintos planes energ¨¦ticos, veremos que te¨®ricamente el grado de autoabastecimiento ha aumentado, aunque el ¨²ltimo Plan ni siquiera da cifras. Ahora bien, el truco principal consiste en que, por una convenci¨®n estad¨ªstico-ideol¨®gica de los pa¨ªses que forman parte de la OCDE, se estima que la energ¨ªa nuclear es nacional. Esta incre¨ªble pirueta ideol¨®gica es la que aplican los Planes Energ¨¦ticos espa?oles al afirmar que la energ¨ªa nuclear reduce la dependencia energ¨¦tica. Esto vemos que es totalmente falso, ya que no s¨®lo la tecnolog¨ªa de las centrales, sino el enriquecimiento del uranio y el tratamiento de los residuos son totalmente dependientes del exterior, por lo que el grado de autoabastecimiento energ¨¦tico real, que parec¨ªa ser uno de los objetivos de los sucesivos Planes Energ¨¦ticos, no va a hacer sino debilitarse a medida que aumenta la electrificaci¨®n nuclearizada del pa¨ªs.
De todo lo anterior creemos haber demostrado que los Planes Energ¨¦ticos no son tales, sino justificaciones de los programas de inversi¨®n de las compa?¨ªas el¨¦ctricas complementados por los Planes Nacionales del combustible que deciden lo que se va a comprar en el exterior cada a?o, que es la verdad final del problema energ¨¦tico en Espa?a por ahora.
Cabe concluir, pues, que a pesar de los acuerdos de la Moncloa, los documentos que aprueba el Gobierno bajo el nombre de Planes Energ¨¦ticos son papel mojado y que, por mucho que se discutan en el Parlamento, la situaci¨®n econ¨®mica y energ¨¦tica espa?ola seguir¨¢ haciendo agua. La aportaci¨®n de un an¨¢lisis de pol¨ªtica econ¨®mica ecologista esperamos sirva al menos para que, tarde o temprano y partiendo de cero, se comiencen a tratar estos temas en serio, especialmente por los partidos de la Oposici¨®n de Su Majestad.
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