Melilla: el que puede coloca su dinero en la Pen¨ªnsula
Ni las informaciones de la ¨²ltima semana sobre Ceuta y Melilla que han merecido las primeras p¨¢ginas de los peri¨®dicos y los titulares de los diarios hablados, ni tan siquiera la visita del presidente del Gobierno a Rabat, parecen haber inmutado a los 58.000 melillenses que habitan la m¨¢s oriental de las plazas de soberan¨ªa espa?ola en Africa.
En veinticuatro horas de estancia en la ciudad el enviado especial de EL PA?S no ha logrado ver una pintada alusiva al tema, ni lo ha captado en conversaciones de caf¨¦, ni ha tenido conocimiento de reuniones de los comit¨¦s locales de los partidos pol¨ªticos, asociaciones de vecinos o sindicatos. Ninguna acci¨®n ha sido emprendida por las fuerzas vivas cerca del Gobierno. El ¨²nico peri¨®dico que existe en la ciudad, el Telegrama de Melilla, se ha limitado a informar telegr¨¢ficamente -y no es un juego de palabras- sobre la visita de Su¨¢rez a Marruecos, ya a reproducir un art¨ªculo de la Hoja del Lunes, de M¨¢laga, sobre las informaciones publicadas en EL PA?S relativas a Melilla.Sin embargo, se equivocar¨ªa el que detr¨¢s de tanto silencio intentara ver indiferencia o despreocupaci¨®n, cuando lo que hay es una inseguridad rotunda y una falta de fe en los desmentidos, que se fundamenta en los grandes hitos descolonizadores del franquismo: Protectorado, Ifni, Guinea y Sahara.
No ha sido posible obtener declaraci¨®n alguna del delegado del Gobierno en la plaza, Pedro Fontela, que se ha excusado alegando el silencio que le impone su condici¨®n de comandante general militar. ?A lo mejor digo una cosa y Madrid piensa otra?, manifest¨® escuetamente. Preguntado si hab¨ªa mantenido alg¨²n contacto con Madrid en estos d¨ªas, dijo que no hab¨ªa recibido llamada alguna y que ¨¦l no acostumbraba a llamar a Madrid.
Para el alcalde de la ciudad, se?or Cobreros, las informaciones de EL PA?S en torno a una hipot¨¦tica negociaci¨®n sobre Melilla con el Gobierno marroqu¨ª son ?inoportunas e infundadas?. Inoportunas porque coincide con la incorporaci¨®n al texto constitucional de una disposici¨®n transitoria relativa a la autonom¨ªa de Ceuta y Melilla, e infundadas porque considera que no corresponden a la realidad. En su opini¨®n, el tema de la internacionalizaci¨®n melillense queda reducido a sus justos t¨¦rminos si se refiere exclusivamente a las f¨®rmulas de cooperaci¨®n que se est¨¢n buscando para una explotaci¨®n racional del puerto de Melilla y el puerto marroqu¨ª de Beni-Enzar.
Por otra parte, considera el alcalde que siguen siendo v¨¢lidas las palabras de confianza que les transmitieron a las autoridades melillenses tanto el Rey como el presidente del Gobierno en audiencias concedidas a ra¨ªz de la pol¨¦mica levantada ?por el teniente Fraga?.
La UCD de Melilla ha reaccionado mucho menos virulentamente que su hom¨®nima de Ceuta, aunque alg¨²n miembro del partido ha manifestado que todo estaba claro: estamos ante una campa?a financiada por el oro extranjero (por el oro del moro, se entiende). Rafael Ginel, senador de UCD, considera satisfactorios los desmentidos del Gobierno sobre el tema, aunque anuncia que la pr¨®xima semana viajar¨¢ con sus compa?eros a Madrid.
Por parte de la izquierda parlamentaria, el PCE es el partido que se expresa con m¨¢s claridad sobre la situaci¨®n. ?Aqu¨ª lo que hay que hacer es salvaguardar los intereses de los melillenses y eso no se arregla con la pol¨ªtica del avestruz; aqu¨ª todo el mundo dice que esto es Espa?a, todos quieren seguir si¨¦ndolo, pero todos saben que el estatus de Melilla va a sufrir grandes cambios?, afirma Luis P¨¦rez, del comit¨¦ local del PCE.
La otra gran clase, la de los funcionarios, tampoco ve el futuro tan incierto: tan funcionarios son en la Pen¨ªnsula como aqu¨ª, aunque el sueldo var¨ªe.
Al margen de esta pasividad colectiva y por encima de las afirmaciones de que nada va a cambiar, hay un indicador irrefutable, la direcci¨®n del dinero, que con un sentido tan peculiar de lo patri¨®tico todo el mundo que lo tiene lo coloca en la Costa del Sol. Diga lo que diga el Gobierno, el melillense que no se est¨¢ fabricando la alternativa en la Pen¨ªnsula es porque no puede.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.