Un homenaje al rigor cient¨ªfico, m¨¢s all¨¢ de las ideolog¨ªas
?Yo trabajaba con el profesor Moles en qu¨ªmica org¨¢nica cuando comenz¨® la contienda civil espa?ola. Nos tuvimos que, exiliar. Considero que esto es un acto que hace muchos a?os que ten¨ªa que haberse llevado a cabo. Pero m¨¢s vale tarde que nunca.? Estas palabras expresadas a EL PAIS por Augusto P¨¦rez de Vitoria, durante el homenaje celebrado el mi¨¦rcoles en honor de los pioneros de la f¨ªsica y la qu¨ªmica en Espa?a, los creadores del Instituto Nacional de F¨ªsica y Qu¨ªmica, resumen el reconocimiento de m¨¦ritos a todos aquellos que trabajaron por el desarrollo del m¨¦todo y el rigor cient¨ªfico en un pa¨ªs que tantas veces en su historia del ¨²ltimo siglo parece empe?ado en mantener el predominio de la irracionalidad y la violencia, no precisamente cient¨ªficas. Quien as¨ª habla es un f¨ªsico exiliado, un republicano espa?ol que hab¨ªa arrancado una salva de aplausos poco tiempo antes, con ocasi¨®n de su intervenci¨®n en el acto, al decir ?tengo que rendir homenaje al 50 % de los investigadores espa?oles?, refiri¨¦ndose a quienes tuvieron que interrumpir el trabajo creador en su patria a consecuencia de ?la sublevaci¨®n militar?.Entre los asistentes al acto y quienes aplaud¨ªan, cient¨ªficos espa?oles de los m¨¢s diversos signos ideol¨®gicos. All¨ª estaba el hijo del jefe del Gobierno de la Rep¨²blica, Francisco Giral, la esposa de Miguel Catal¨¢n, Jimena Men¨¦ndez Pidal e ?incluso -seg¨²n asegur¨® una agencia- don Antonio Prieto, un auxiliar de investigaci¨®n, soplador de vidrio, gracias al cual fue posible realizar muchos de los aparatos que necesitaban las Investigaciones del instituto?. Y fue, precisamente, el personal auxiliar de investigaci¨®n quien se gan¨® otra ovaci¨®n cuando se aludi¨® a quienes soportan las investigaciones m¨¢s c¨¦lebres y brillantes con su trabajo callado de cada d¨ªa, sin brillo ni gloria alguna, preparando las probetas o disponiendo los reostataos.
Un acto simb¨®lico
La Espa?a oficial de 1978 tambi¨¦n estaba presente en el acto. I?igo Cavero, ministro de Educaci¨®n y Ciencia del Gobierno, asisti¨® sereno y silencioso, mientras los republicanos espa?oles aplaud¨ªan a sus cient¨ªficos. ? Esto es extraordinariamente emotivo y cargado de simbolismo, dir¨ªa el ministro, a?adiendo que aquellos que tanto hicieron por la ciencia espa?ola deben aparecer como ?un ejemplo permanente de lo que debe ser el esp¨ªritu de este instituto y de todo el consejo superior de investigaciones cient¨ªficas. Para m¨ª la ciencia no tiene colores y debe estar presidida ¨²nicamente por el rigor, el servicio y la b¨²squeda?.
?He querido que mi primera visita al CSIC sea con esta ocasi¨®n -a?adir¨ªa posteriormente el ministro de Educaci¨®n y Ciencia, mientras se procedi¨® al descubrimiento de la placa homenaje a los pioneros de la f¨ªsica y la qu¨ªmica espa?olas- porque esto supone la superaci¨®n en el ¨¢mbito de la ciencia de cualquier forma de confrontaci¨®n ideol¨®gica. Me da alegr¨ªa ver a tantos creadores de ciencia y es muy de lamentar que todo este bagaje quedara marginado. Yo no tuve m¨¢s que el honor de conocer a Julio Palacios.?
?Si en nuestra Constituci¨®n -concluy¨® I?igo Cavero- se habla de la libertad de c¨¢tedra, debiera hablarse tambi¨¦n de la libertad de investigaci¨®n y creaci¨®n cient¨ªfica, porque la ciencia no tiene colores. S¨®lo tiene exigencia de rigor.?
Diversas posturas
Es, precisamente, esa exigencia de rigor cient¨ªfico lo que ha unido en un acto de homenaje a un ministro de Educaci¨®n y Ciencia con personas representativas de las reivindicaciones republicanas espa?olas. Porque los cient¨ªficos que constituyen el motivo de este homenaje demostraron estar por encima de la ?confrontaci¨®n ideol¨®gica?. Unos lo demostraron march¨¢ndose, otros sufriendo los tribunales de represi¨®n interior. Unos terceros, resign¨¢ndose a un discreto exilio en su propio pa¨ªs, un exilio para el desarrollo y el ¨¦xito profesional. Y otros lo demostraron con su adaptaci¨®n, m¨¢s o menos consentida o deseada, a la nueva situaci¨®n. Esa fue la postura de quienes tambi¨¦n se adhirieron al homenaje desde una: trayectoria cient¨ªfica y profesional que nunca tuvo problemas especiales con la Espa?a franquista salvo el conseguir mayores dotaciones presupuestarias, siempre insuficientes, para los trabajos de investigaci¨®n. Carlos Br¨², hoy decano de la facultad de Ciencias F¨ªsicas, y Carlos S¨¢nchez del R¨ªo, presidente del CSIC, personificaron esta actitud que tambi¨¦n se adhiri¨® al homenaje a los fundadores de la fisica y la qu¨ªmica espa?olas.
Porque unos y otros, cient¨ªficos en el exilio o en el interior, demostraron y demuestran con su actitud, hecha realidad cotidiana, que lo importante en el quehacer cient¨ªfico no es identificar con aquello que se cree -ideolog¨ªa- o se supone -prejuicio-, sino en lo que se constata, creer s¨®lo en lo que emp¨ªricamente demuestran los hechos cada d¨ªa en el laboratorio, en el m¨¢s diverso de los laboratorios, desde el que atiende a la experimentaci¨®n termodin¨¢mica o electroinagn¨¦tica, hasta el que intenta entender la realidad de la convivencia espa?ola. Los hechos constatados, ¨²nico maestro de la actividad cient¨ªfica, exigen la disciplinada actitud de quien, m¨¢s all¨¢ de las ideolog¨ªas o predisposiciones, s¨®lo est¨¢ dispuesto a reconocer lo que est¨¢ sucediendo en el universo material o humano, los hechos.
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