Despu¨¦s de Giscard
ESPA?A Y Francia deben confirmar, en el plano de las realidades, el nacimiento de una nueva etapa en las relaciones de ambos pa¨ªses. La visita oficial del presidente de la Rep¨²blica Francesa, Valery Giscard d'Estaing, tenia este objetivo prioritario y, visto su franco desarrollo y primeros resultados, pueden darse porjustas las palabras del propio Giscard d'Estaing que afirman la instauraci¨®n de un clima de confianza entre los dirigentes de uno yotro Estado y el comienzo de una nueva era en las relaciones de los dos pueblos.El presidente de Francia no ahorr¨® adjetivos con los que apuntal¨® su deseo expl¨ªcito de remozar y situar en la franqueza mutua los contactos transpirenaicos. Reiteradas declaraciones de admiraci¨®n al proceso democr¨¢tico espa?ol y claras palabras, en su nombre y en el de su Gobierno -oposici¨®n aparte- favorables al ingreso de Espa?a en las Comunidades Europeas son afirmaciones importantes y nada desde?ables en el plano de la intencionalidad pol¨ªtica. Ambas se proyectan, respectivamente, sobre dos iniciativas concretas destinadas a despejar el camino de las nuevas relaciones: el deseo de establecer un sistema de consultas regulares entre dirigentes de ambos pa¨ªses y el proyecto de realizar un inventario de los problemas hispano-franceses que se presentan ante la candidatura de Espa?a al ingreso en la CEE.
La primera iniciativa, el sistema de consultas regulares, sin ser Espa?a hoy aspirante al eje intra comunitario Bonn-Par¨ªs ni tener una historia b¨¦lica como la franco-germana ni, por consecuencia, un tratado de paz, deber¨ªa incluir un calendario institucionalizado similar al que Francia y la Rep¨²blica Federal de Alemania tienen establecido. El propio presidente declar¨® en Madrid que no se opondr¨ªa a tal iniciativa, que bien podr¨ªa estar en la agenda de las conversaciones que el presidente Adolfo Su¨¢rez mantendr¨¢ en Par¨ªs antes de final de a?o.
Tambi¨¦n el proyecto de establecer un inventario de los problemas hispano- franceses que se presentan con motivo de la ampliaci¨®n de las Comunidades constituye una iniciativa de -inter¨¦s, aunque, sin duda, mayor para Francia donde el debate' pol¨ªtico interno sobre la candidatura espa?ola alcanza cotas espectaculares y obliga a la Administraci¨®n gala a toda clase de precisiones y matices. El inventario (paralelo al que la Comisi¨®n Europea establece de cara al dictamen sobre el ingreso de Espa?a que debe sancionar el Consejo de Ministros de los nueve) servir¨¢ para clarificar las posiciones de uno y otro pa¨ªs y evitar suspicacias y desconfianzas.
Ser¨¢ ¨²til, sobre todo, si se hace de inmediato. El peor enemigo del proceso de integraci¨®n de Espa?a en la CEE es el tiempo, y muchas son las artes de conseguir y justificar retrasos provocados.
La cuesti¨®n de las Comunidades Europeas est¨¢ en el mismo coraz¨®n de las relaciones hispano-francesas. Es la piedra angular que ha de sostener el nuevo edificio proyectado estos d¨ªas en Madrid, y buena prueba de ello lo da el hecho de que la mayor¨ªa de las cuestiones bilaterales pasan por el arco de Bruselas. Arco inc¨®modo y ¨²til para los pa¨ªses comunitarios a la hora de definir sus relaciones con los llamados pa¨ªses terceros. Ejemplo oportuno lo ofrecen las relaciones comerciales: Espa?a pide a Francia cooperaci¨®n en materia de pesca y que no imponga su salvaguardia agr¨ªcola, textil, sider¨²rgica etc¨¦tera, que obligatoriamente se inscriben en las facultades del Tratado de Roma; Francia se escuda en Bruselas y quiere, sin embargo, que Espa?a conceda ventajas industriales bilaterales y que apoye su desarrollo tecnol¨®gico y sus compras primeras (aeron¨¢uticas o energ¨¦ticas, por ejemplo) en Par¨ªs.
El fondo del problema est¨¢ en c¨®mo y cu¨¢ndo entrar¨¢ Espa?a en las Comunidades. Y mucho nos tememos que las buenas palabras del presidente Giscard d'Estaing no sean suficientes a la vista de dos importantes nubarrones que se extienden sobre el cielo de la progresi¨®n pol¨ªtica europea: la reforma de la pol¨ªtica agr¨ªcola com¨²n (PAC) y el proyectado reajuste institucional. Francia es naci¨®n promotora de ambos proyectos y el pa¨ªs de m¨¢s peso de cara al futuro de los mismos. Por ello la inquietud permanece y el presidente Giscard d'Estaing no hizo sino confirmarla en su conferencia de prensa al se?alar que estas reformas son tarea propia de los nueve, sin dar el ?s¨ª? a la eventualidad de que Espa?a pueda incorporarse pronto a la CEE y participar en estos dos proyectos.
Tambi¨¦n cabe recordar el tema de la cooperaci¨®n pol¨ªtica de los pa¨ªses de la CEE, que funciona de manera paralela al Consejo de Ministros comunitario y tiene corno objetivo la concertaci¨®n exterior de los nueve Estados. Espa?a pidi¨® su ingreso en dicho Consejo de Cooperaci¨®n -en el que ingres¨® Gran Breta?a siendo naci¨®n candidata- y Francia dijo que ello contaba con el apoyo total de Par¨ªs. ?Para cu¨¢ndo?
Por lo dem¨¢s, Francia ha confirmado su actitud de pa¨ªs comprometido pol¨ªtica, social y econ¨®micamente con el Tercer Mundo y Espa?a reafirm¨® su actitud de neutralismo activo frente a los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo de todo el mundo en busca de la cooperaci¨®n y el equilibrio. Los ¨²ltimos discursos del Rey en Pek¨ªn y en Madrid profundizan en esta idea, que da peculiaridad a la acci¨®n exterior del Estado espa?ol. Esta actitud diferencial, que ser¨¢ dif¨ªcil de conjugar con todo acercamiento a la Alianza Atl¨¢ntica -bien a su organismo pol¨ªtico o a su dispositivo militar integrado-, tambi¨¦n ha servido para confirmar la clarificaci¨®n y la confianza entre Par¨ªs y Madrid, sobre todo frente a la situaci¨®n conflictiva del continente africano, y en especial, de cara a su zona Norte, desmintiendo el posible, o m¨¢s bien deseado por algunos, eje Par¨ªs-Madrid-Rabat. Francia no puede pensar en Espa?a corno en un pa¨ªs sat¨¦lite-aliado del ¨¢rea europea y mediterr¨¢nea.
Por ¨²ltimo, merece la pena se?alar la ambig¨¹edad y la frialdad con que el presidente Giscard se refiri¨® a la cuesti¨®n del terrorismo ETA y sus bases log¨ªsticas en el sur de Franc¨ªa. No es s¨®lo la cuesti¨®n del status de refugiado pol¨ªtico, lo que est¨¢ enjuego. S¨®lo una mucho m¨¢s efectiva cooperaci¨®n policial por parte de la gendarmer¨ªa podr¨ªa ayudar a erradicar el bandolerismo pol¨ªtico de? Pa¨ªs Vasco espa?ol. Ojal¨¢ que la visita de la m¨¢s alta magistratura francesa haya servido para obtener en este terreno algo m¨¢s que palabras.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.