Aprobada la Monarqu¨ªa parlamentaria y las nacionalidades
El consenso sobre la Constituci¨®n cubri¨® ayer una decisiva jornada en el Pleno del Congreso de Diputados, iniciado para estudiar el proyecto resultante de la Comisi¨®n. En el debate general, las opiniones contrarias al texto actual fueron escasas y ni siquiera Alianza Popular lo rechaz¨® globalmente, mientras que las mayores discrepancias corrieron a cargo de la izquierda abertzale y del republicanismo nacionalista catal¨¢n. Por lo dem¨¢s, la Monarqu¨ªa parlamentaria como forma del Estado fue aceptada con nueve votos en contra y 115 abstenciones, mientras que el largo debate sobre las nacionalidades -en el que los grupos parlamentarios se esforzaron por fijar con claridad sus posiciones- arroj¨® veinte votos en contra y trece abstenciones.El debate general sobre la Constituci¨®n se consum¨® en la ma?ana de ayer, con poca pena y sin demasiada gloria. S¨®lo las intervenciones de Manuel Fraga por Alianza Popular, y de Santiago Carrillo, por el Grupo Comunista, marcaron posiciones de relativa eficacia pol¨ªtica. La renuncia a intervenir por parte de la mayor¨ªa de los grupos, la cr¨ªtica global realizada por Fraga y la aceptaci¨®n casi entusiasta de Carrillo indican de alguna manera en tono pol¨ªtico del texto constitucional resultante del consenso. El criterio de las fuerzas pol¨ªticas al borde de la extraparlamentariedad -sobre todo Euskadiko Ezquerra y Esquerra Republicana de Catalu?a- fue el rechazo categ¨®rico de la Constituci¨®n, a trav¨¦s de los discursos de Francisco Letamend¨ªa y Heribert Barrera.
Poco p¨²blico en las tribunas
Contra las previsiones que se hab¨ªan hecho, la expectaci¨®n fue escasa en las tribunas, de p¨²blico y, de prensa, y el propio banco azul registraba la ausencia de Adolfo Su¨¢rez y los dos vicepresidentes del Gobierno en el momento de iniciarse el Pleno. No hubo, en cambio, problemas de qu¨®rum e incluso algunos senadores asistieron a la sesi¨®n. La primera ronda de intervenciones correspondi¨® a los diputados de fuerzas pol¨ªticas con representaci¨®n en el Congreso. pero que no integran grupos parlamentarios.
Los discursos de Heribert Bari- era y Francisco Letamend¨ªa resultaron contundentemente contrarios a la Constituci¨®n, si bien uno y otro diputado se expresaron con la m¨¢xima correcci¨®n. Sin embargo, el presidente del Congreso, Fernando Alvarez de Miranda. quiso aplicar con extrema rigidez el tiempo acordado por los portavoces de los grupos para cada intervenci¨®n y provoc¨® un Incidente con el se?or Barrera, que remat¨® despu¨¦s ofreciendo el n¨²mero de votos obtenidos el 15 de junio por las fuerzas pol¨ªticas representadas por los diputados que hab¨ªan intervenido.
El se?or Alvarez de Miranda manifest¨® al se?or Barrera, que se le hab¨ªa concluido el tiempo de treinta minutos disponibles y ante el intento de continuar, le retir¨® el uso de la palabra y le mand¨® literalmente a su esca?o. Frente a las protestas del se?or Barrera, el presidente del Congreso utiliz¨® el argumento de que se le hab¨ªa escuchado con respeto, a pesar de no compartir la mayor¨ªa de los grupos parlamentarios sus opiniones sobre el grado de democracia alcanzado. En cambio, el presidente del Congreso no supo reaccionar cuando Francisco Letamend¨ªa impuso a la C¨¢mara un minuto de silencio -sustra¨ªdo de los treinta a que ten¨ªa derecho- en memoria de Jos¨¦ Emilio Fern¨¢ndez D¨ªaz, muerto en un control policial, y de la esposa de Jos¨¦ Echave, asesinada, seg¨²n ¨¦l, por bandas fascistas en Euskadi Norte. El presidente podr¨ªa, quiz¨¢s, haber llamado al orden al orador por la administraci¨®n silenciosa de su tiempo, distinta a la finalidad de fijar, su posici¨®n sobre el texto constitucional.
Finalizada la primera ronda de intervenciones, el se?or Alvarez de Miranda puntualiz¨® los discursos de los se?ores Barrera, Canyellas, Gast¨®n, G¨®mez de las Roces y Letamend¨ªa con la lectura del resultado electoral de las fuerzas pol¨ªticas que representan cada uno de ellos y que no supera globalmente los 355.000 votos sobre el total de diecinueve millones de espa?oles que concurrieron a las urnas el 15 de junio. Este recurso del presidente del Congreso, que desencaden¨® un pateo en los esca?os de la izquierda y una discrepancia general en la C¨¢mara -expresada por la mayor¨ªa de los diputados, incluso de UCD, en los pasillos- dio lugar a la reuni¨®n inmediata de la Mesa del Congreso con la Junta de Portavoces, en la que se recrimin¨® la actitud del se?or Alvarez de Miranda, si bien formalmente el portavoz de UCD, Jos¨¦ Pedro P¨¦rez Llorca, manifest¨® su apoyo.
Consenso mediante el silencio
En la segunda parte del debate general, las sucesivas renuncias a expresar el criterio general sobre la Constituci¨®n por parte del Grupo Mixto, Socialistas de Catalu?a, Minor¨ªa Catalana, PSOE y UCD Indicaron hasta qu¨¦ punto los protagonistas del consenso quer¨ªan sellar con el silencio los pactos constitucionales alcanzados.
La excepci¨®n a esta actitud fue doble. Por una parte, la renuncia del PNV, enmarcada, al parecer, en el prop¨®sito de aplazar su pronunciamiento global sobre la Constituci¨®n hasta tanto pueda producirse una ¨²ltima soluci¨®n del problema vasco. La consigna de Fernando Abril de tratar esta cuesti¨®n ?con cari?o? y las conversaciones que ¨¦l mismo desarroll¨® en los pasillos del Congreso con alg¨²n diputado del PNV, dejaron una puerta abierta a la esperanza. La otra excepci¨®n fue la del Grupo Comunista, que habiendo participado activamente en el consenso no quiso, sin embargo, desaprovechar la oportunidad de expresarse de una forma general en el Pleno. Santiago Carrillo manifest¨® la m¨¢xima aceptaci¨®n del texto constitucional, con la salvedad del tema clave de la regulaci¨®n electoral, sobre el que pidi¨® a UCD y al PSOE que reconsideren la redacci¨®n de los art¨ªculos 63 y 64.
Por lo que se refiere a la intervenci¨®n de AP, result¨® l¨®gica, por la marginaci¨®n de este grupo de las conversaciones consensuales. En todo caso, Manuel Fraga se limit¨® a exponer globalmente la posici¨®n aliancista, pero sin poner ?la carne en el asador? contra el texto constitucional. Su actitud fue m¨¢s perfeccionista que cr¨ªtica, y anticipa una petici¨®n de voto afirmativo en el refer¨¦ndum constitucional, aunque para ello el propio se?or Fraga y el sector que representa tengan tal vez que librar una dura batalla frente a las tendencias m¨¢s integristas y nost¨¢lgicas del franquismo que conviven con la suya en el seno de Alianza Popular.
Posiciones sobre las "nacionalidades"
El inicio del debate del articulado del proyecto de Constituci¨®n, que empez¨® a las cinco de la tarde, puso de manifiesto, una vez m¨¢s, que la mayor preocupaci¨®n de pr¨¢cticamente todos los grupos parlamentarios reside en dejar definida, lo m¨¢s claramente posible, su postura ante el t¨¦rmino nacionalidades y ante la organizaci¨®n territorial del Estado.
Este tema se configur¨® ya ayer como el m¨¢s importante de cuantos se van a plantear en la C¨¢mara, m¨¢s incluso que la definici¨®n de la forma de gobierno (Monarqu¨ªa- Rep¨²blica), que no despert¨® ayer un debate especialmente intenso o apasionado. Los socialistas, como ya hab¨ªan anunciado, no defendieron su voto republicano, aunque se abstuvieron en la votaci¨®n de la enmienda de Heribert Barrera, del mismo signo. El portavoz socialista, Gregorio Peces-Barba, se apresur¨® a explicar esta abstenci¨®n y a anunciar que su grupo votar¨¢ favorablemente a todo el t¨ªtulo II, ?De la Corona?, con lo que parece confirmarse que los socialistas aprovechar¨¢n el debate constitucional para hacer una declaraci¨®n expresa de su acatamiento de la Monarqu¨ªa democr¨¢tica y parlamentaria.
En relaci¨®n con el tema-rey del proyecto de Constituci¨®n, el reconocimiento de la realidad plurinacional de Espa?a, la defensa del voto particular de AP para la supresi¨®n del t¨¦rmino nacionalidades fue encomendada por este grupo a Federico Silva, quien acentu¨® en su intervenci¨®n los peligros de secesionismo que se abr¨ªan con la actual redacci¨®n. El se?or Silva centr¨® sus argumentos en la tesis de que las nacionalidades llevan inexorablemente a la creaci¨®n de un Estado propio. La reacci¨®n de los dem¨¢s grupos fue inmediata. Se solicit¨® un turno extraordinario y, uno tras otro, los portavoces rechazaron vigorosamente esta posibilidad, intentando alejar de las mentes de los diputados y de toda la opini¨®n p¨²blica cualquier m¨ªnima sospecha en este sentido. Hasta el l¨ªder de Convergencia Democr¨¢tica de Catalu?a, Jordi Pujol, cuyas intervenciones ante el Congreso son muy escasas y que no ten¨ªa previsto en esta ocasi¨®n hacer uso de la palabra personalmente, se sinti¨® obligado a subir a la tribuna y rechazar expresamente esa posibilidad, as¨ª como pronunciarse muy duramente contra quienes estiman que la Constituci¨®n va a conceder privilegios a Catalu?a sobre otras nacionalidades o regiones.
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