El general S¨¢nchez Ramos y su ayudante, teniente coronel P¨¦rez Rodr¨ªguez, asesinados en Madrid
Un comando formado por un hombre y una mujer asesin¨® ayer, a las ocho y media de la ma?ana, al general de brigada del Arma de Artiller¨ªa Juan S¨¢nchez Ramos-Izquierdo y a su ayudante, teniente coronel Jos¨¦ Antonio P¨¦rez Rodr¨ªguez. El atentado se produjo frente al domicilio del primero, situado en el n¨²mero 16 de la calle de Bristol, en el barrio madrile?o del Parque de las Avenidas.El general asesinado acababa de subir al autom¨®vil oficial, un Seat 124, color negro, matr¨ªcula ET-55507-0, aparcado frente a su domicilio, que deb¨ªa conducirle a su despacho del cuartel general del Ej¨¦rcito. En el asiento posterior del veh¨ªculo ya se encontraba su ayudante, el teniente coronel P¨¦rez Rodr¨ªguez, al que, como todos los d¨ªas, hab¨ªa recogido con anterioridad en su domicilio de la calle de Colombia, n¨²mero 33, el ch¨®fer del veh¨ªculo oficial, el soldado Pedro de las Heras.
Cuando el conductor hab¨ªa cerrado la puerta trasera del veh¨ªculo, tras haber subido al mismo, el general S¨¢nchez-Ramos y haberse colocado al lado de su ayudante, y se dispon¨ªa a quitar la funda del bander¨ªn oficial del veh¨ªculo, aparecieron de repente un hombre y una mujer, el primero vestido con una camisa de cuadros y la segunda con un pa?uelo y pantal¨®n verdes, quienes abrieron fuego, al parecer con pistolas Parabellum, a trav¨¦s de las dos ventanillas traseras del veh¨ªculo, sobre el general y su ayudante.
Ambos murieron en el acto, despu¨¦s de haber recibido entre diez y quince impactos de bala. Poco despu¨¦s fueron recogidos once casquillos de bala en el lugar del atentado.
?Ya se hab¨ªan metido los dos en el coche -seg¨²n cuenta el conductor, nervioso y todav¨ªa fuera de s¨ª-, e iba yo a sacar la funda del bander¨ªn, cuando los vi: una chica vestida de verde y un chico con bigote. Eran j¨®venes, de unos v¨¦intitantos a?os. La chica vino por la parte derecha y dispar¨® sobre el general. El chico, desde la parte izquierda, donde estaba sentado el ayudante. Yo retroced¨ª y entonces el chico volvi¨® la cabeza y me mir¨®, pero luego continu¨® hacia un taxi. marca Renault-12, aparcado enfrente. Yo ven¨ªa a buscar al general todos los d¨ªas, m¨¢s o menos a la misma hora. Primero recog¨ªa al ayudante en la calle de Colombia, donde vive, y luego ven¨ªamos aqu¨ª a recoger al general. ?
Visto y no visto
El atentado se produjo con una rapidez incre¨ªble, huyendo inmediatamente el comando hacia un taxi R- 12, que les esperaba aparcado en el lado contrario de la calle, en direcci¨®n a la M-30, autopista de circunvalaci¨®n de Madrid cercana al lugar, por donde march¨® a toda velocidad hacia la estaci¨®n de Chamart¨ªn. En el interior del taxi, que fue sustra¨ªdo a su due?o una media hora antes, esperaba al comando una tercera persona, joven tambi¨¦n como los que cometieron el atentado.La portera de la finca, Severina Alfonso, narra su versi¨®n de los hechos. ?Yo limpiaba el sof¨¢ -dice- cuando pas¨® el general y me dio los buenos d¨ªas, como todas las ma?anas. Pas¨® por mi lado y sali¨®. Poco despu¨¦s o¨ª los disparos y sal¨ª a la calle para ver lo que ocurr¨ªa. S¨®lo pude ver que el ch¨®fer gritaba. Vine corriendo al tel¨¦fono y llam¨¦ a la polic¨ªa, que lleg¨® en seguida.?_
Una hora m¨¢s tarde de cometido el atentado, hacia las nueve y media, lleg¨® el juez de guardia, quien orden¨® el levantamiento de los cad¨¢veres. Poco despu¨¦s llegaron, con intervalos, dos ambulancias, en las que los cuerpos de los militares asesinados fueron trasladados al hospital militar G¨®mez Ulla. El cuerpo del general presentaba varios impactos de bala, mientras que su ayudante s¨®lo parec¨ªa tener un disparo en la sien. Cuando se les retir¨® de sus asientos, ¨¦stos aparecieron con grandes manchas de sangre. El veh¨ªculo oficial donde fueron asesinados los dos militares fue transportado poco despu¨¦s por un jeep militar hasta el parque m¨®vil del Cuartel General del Ej¨¦rcito, sito en Bret¨®n de los Herreros.
Una de las primeras personas que hizo acto de presencia en el lugar de los hechos fue el alcalde de Madrid, Jos¨¦ Luis Alvarez, quien escuch¨® la noticia del atentado cuando se dirig¨ªa a su trabajo. El se?or Alvarez calific¨® el atentado de ?crimen horrible? y declar¨® que los autores del asesinato son ?criminales de la peor especie, que matan a sus v¨ªctimas sin conocerlas?.
Persecuci¨®n
Aunque la rapidez del atentado cogi¨® por sorpresa a los escasos testigos que lo presenciaron, hasta el punto de que apenas tuvieron tiempo para reaccionar, un sargento de la Polic¨ªa Armada, de paisano, que pasaba en ese momento por la calle de Bristol en su autom¨®vil, se dio cuenta de que algo grave acababa de suceder y persigui¨® de inmediato al taxi de los terroristas, que hu¨ªa hacia la M-30. El agente persigui¨® al comando por la citada autopista hasta cerca de la estaci¨®n de Chamart¨ªn, donde parece que uno de sus disparos alcanz¨® una de las ruedas traseras del veh¨ªculo de los terroristas. Estos se vieron obligados a robar a punta de pistola un segundo veh¨ªculo cerca de la estaci¨®n de Charnart¨ªn. Seg¨²n parece, uno de los terroristas pudo ser herido por los disparos del sargento de la Polic¨ªa Armada, ya que en el taxi abandonado se han encontrado numerosas huellas de sangre.?Al preguntarles la direcci¨®n a la que les deb¨ªa llevar -declar¨® posteriormente el propietario del taxi-, el joven de mi derecha me indic¨®, sacando una pistola, que lo que quer¨ªan era el coche, y que saliese del mismo y no pasar¨ªa nada.? La sustracci¨®n del taxi, seg¨²n manifest¨® su propietario, se llev¨® a efecto hacia las ocho de la ma?ana. ?Cuando comenc¨¦ -a?ade- a poner en marcha el taxi v¨ª a dos chicos y a una chica que se encontraban en la esquina de la calle de Arcos del Jal¨®n, a la altura del n¨²mero 1, que es donde yo vivo. Al dejar caer ligeramente el coche para sacarlo del lugar donde lo ten¨ªa estacionado, se introdujeron sin violencia, ocupando la chica y uno de los chicos los asientos traseros, mientras que el tercer joven ocupaba el asiendo delantero. Una vez que baj¨¦ del taxi y se fueron con ¨¦l los tres j¨®venes, llam¨¦ por tel¨¦fono a mi antiguo jefe, del que fui ch¨®fer, el general de Infanter¨ªa Antonio Alem¨¢n Ram¨ªrez, el cual llam¨® a su vez al 091 para comunicar lo ocurrido, indic¨¢ndome que efectuase la denuncia, lo cual hice en la comisar¨ªa de San Blas.?
En el taxi, que fue llevado a la sede de la Direcci¨®n General de Seguridad tras haber sido abandonado por los terroristas, fueron halladas dos granadas de mano, una pistola y munici¨®n.
El segundo coche robado por los terroristas a punta de pistola, un Seat 124, color beige, matr¨ªcula M-6959-AJ, march¨® en direcci¨®n de la zona de Fuencarral, con su due?o dentro, por la fuerza, y se cree que desde esta zona sali¨® a la autopista de Burgos, donde el autom¨®vil fue abandonado a la puerta de una f¨¢brica. Aqu¨ª, los terroristas pudieron sustraer otro veh¨ªculo, o bien trasladarse a otro que pudiera seguirles, para continuar la huida.
A primeras horas de la tarde de ayer fueron retirados los controles establecidos por la Guardia Civil en las carreteras de salida de Madrid, fundamentalmente en las autopistas de Burgos y Barcelona.
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