"Todav¨ªa estamos resolviendo problemas de infraestructura"
La ley General de Educaci¨®n dar¨¢ un nuevo paso importante el pr¨®ximo curso con la llegada al COU de los alumnos formados dentro del sistema educativo creado a partir de la implantaci¨®n de aqu¨¦lla en 1970. Sobre los resultados del nuevo bachillerato y las necesidades que va a suscitar la presencia de 150.000 alumnos m¨¢s en los institutos, Esteban S. Barcia ha dialogado con el director general de Ense?anzas Medias, Ra¨²l V¨¢zquez G¨®mez, quien recientemente ha puesto de manifiesto la preocupaci¨®n del equipo de su Direcci¨®n General por la carencia del profesorado suficiente para hacer frente a las necesidades docentes en el pr¨®ximo a?o acad¨¦mico.
Pregunta. Existe gran inquietud por la posible falta de plazas en los institutos en el pr¨®ximo mes de septiembre. ?Qu¨¦ puede decir al respecto?Respuesta. Aunque tendremos algunas dificultades, no es el de las plazas de alumnado el problema que m¨¢s preocupa en estos momentos a esta Direcci¨®n General. La circunstancia de producirse en el pr¨®ximo curso el aumento de un a?o en el nuevo bachillerato creado por la ley general de Educaci¨®n, va a producir un incremento notable de la matr¨ªcula. Seg¨²n nuestras previsiones, habr¨¢ en los institutos unos 146.000 alumnos m¨¢s que en el curso pasado. Entre repetidores y nuevos, el alumnado de primero, muy bien puede situarse alrededor de los 200.000. Pues bien, puedo decirle que todas las plazas necesarias est¨¢n garantizadas. En ocasiones se recurrir¨¢ a soluciones de emergencia, provisionales, como ya se ha explicado en el caso de alg¨²n barrio madrile?o, donde se habilitar¨¢n edificios de EGB, para que puedan ser usados por los alumnos de bachillerato, al t¨¦rmino de la jornada escolar normal de esos centros. En otros casos, se montar¨¢ doble turno en los propios institutos, con lo que se duplicar¨¢ la matr¨ªcula, hasta que puedan entrar en funcionamiento los 84 nuevos institutos que, jur¨ªdicamente, ya estar¨¢n creados en el pr¨®ximo octubre.
P. Pero, entonces, esos 100.000 puestos que se iban a crear en cumplimiento de los acuerdos de La Moncloa...
R. Hay que aclarar, de una vez por todas, que los 40.000 millones del pacto no estuvieron aprobados hasta finales del mes de enero. Si bien el proceso de construcci¨®n de un centro escolar de las dimensiones de un instituto o de un colegio de EGB puede realizarse en seis meses, debe tenerse en cuenta que hasta que ese proceso se inicia formalmente. transcurre un tiempo importante en la localizaci¨®n de los solares id¨®neos.
P. Ha dicho usted que, de todos modos, no es el de las plazas de los alumnos el problema que m¨¢s le preocupa.
R. En efecto, ya he tenido oportunidad de declarar a los medios informativos, hace un par de d¨ªas, el grave problema que se nos presentar¨¢ en el pr¨®ximo mes de octubre, si no se aprueba la ley, de ampliaci¨®n de plantillas, que aunque nosotros tuvimos preparada en el mes de marzo, este es el momento en que todav¨ªa no ha pasado a las Cortes. Ahora ya es t¨¦cnicamente imposible que esta ley se apruebe por el procedimiento ordinario. Ser¨¢ preciso recurrir al decreto ley. Con los 24.000 profesores del curso pasado no podremos hacer frente a las necesidades de docencia que demanda todo ese incremento de alumnado de que hemos hablado.
P. De todos modos, es dif¨ªcil entender que la Administraci¨®n se vea sorprendida por las necesidades que suscita un aumento de alumnado que ten¨ªa que estar previsto desde que se aprob¨® la ley de Educaci¨®n en 1970.
R. Es muy cierto lo que dice. Se trata de una situaci¨®n que hemos heredado y de la que, en modo alguno somos culpables. Cuando en 1970 se puso en marcha la ley de Educaci¨®n, ya se sab¨ªa que al final de todo el proceso de aplicaci¨®n se iba a producir el aumento de un a?o en el total del sistema educativo: cuatro cursos del antiguo bachillerato pasaban a incrementar la EGB y, durante cuatro a?os acad¨¦micos, el bachillerato quedaba reducido a tres cursos. El pr¨®ximo a?o este bachillerato tendr¨¢ un curso m¨¢s. En los primeros a?os de aplicaci¨®n de la ley, el plan de inversiones puso toda su atenci¨®n en las necesidades urgentes que planteaba el considerable aumento de alumnado de EGB. Se descuid¨® la atenci¨®n al bachillerato, que moment¨¢neamente quedaba reducido, y para colmo, el programa de inversiones p¨²blicas, emanado de los planes de desarrollo, qued¨® materialmente suspendido al no aprobarse el ¨²ltimo de dichos planes. Esto, para el bachillerato, ha sido catastr¨®fico.
P. Este ¨²ltimo curso ha supuesto el fin de una etapa importante en la aplicaci¨®n de la ley, por lo que respecta al BUP. Han terminado el bachillerato los primeros alumnos del nuevo plan. Hay quien insiste en que los alumnos salen cada d¨ªa peor preparados.
R. Esta es una afirmaci¨®n que yo llevo oyendo desde hace muchos a?os, puesto que siempre cada nivel del sistema educativo se ha quejado de lo mal preparado que viene el alumno que procede del nivel inmediatamente anterior. La ense?anza media est¨¢ hoy al alcance de un mayor n¨²mero de personas. Esto produce, necesariamente, por un lado, una indudable mejora cualitativa de la cultura de grandes masas; pero, por otra parte, tambi¨¦n se hace m¨¢s significativa, cuantitativamente hablando, la presencia del alumnado mediocre. Lo que no se quiere aceptar es que los buenos alumnos siguen existiendo. Se pone mayor atenci¨®n, por el contrario, en el aumento de malos alumnos.
P. Bien, pero no cree usted que la calidad de ense?anza es una expresi¨®n carente de sentido entre nosotros?
R. Hay que ser realistas y reconocer humildemente que todav¨ªa estamos resolviendo problemas de infraestructura. En el a?o 1962 hab¨ªa en Espa?a unos 123 institutos. En este momento nos estamos aproximando a los novecientos. Pero es que en el 62 hab¨ªa pr¨¢cticamente el mismo n¨²mero de institutos que antes de 1936. Usted se da cuenta de que es bastante ut¨®pico, aunque sea una aspiraci¨®n ineludible, hablar de calidad de la ense?anza en tales circunstancias. Lamentablemente, todav¨ªa nos hallamos bastante lejos de la posibilidad, por ejemplo, de la reducci¨®n del n¨²mero de alumnos por aula, que es un elemento por el que inevitablemente tiene que pasar una ense?anza de verdadera calidad. Estamos sufriendo las consecuencias de d¨¦cadas enteras en las que el porcentaje dedicado a la ense?anza dentro del presupuesto general era absolutamente rid¨ªculo.
P. A ra¨ªz de la publicaci¨®n del plan de estudios del nuevo COU, que entrar¨¢ en vigor el pr¨®ximo curso, se ha producido un cierto movimiento de contestaci¨®n al mismo. ?Qu¨¦ puede decirnos sobre este plan?
R. Hay quien hasta ha hablado de sorpresa. No entiendo c¨®mo el plan de estudios del COU ha podido producir sorpresa entre los profesores. Ni la cantidad ni la entidad de las asignaturas del nuevo COU son una decisi¨®n de este equipo ministerial, que se ha limitado a aplicar lo programado en 1975.
P. Se dice que, una vez m¨¢s, el ¨²ltimo curso del bachillerato no es un verdadero curso de orientaci¨®n para los estudios universitarios...
R. Yo estoy convencido de que ni este COU, ni los anteriores, ni el preuniversitario han cumplido plenamente ese supuesto objetivo. Esto ha sido as¨ª porque un solo curso de orientaci¨®n no tiene sentido. Todo el sistema educativo tiene que revestir ese car¨¢cter de orientaci¨®n. En este sentido, es necesario potenciar al m¨¢ximo los servicios de orientaci¨®n escolar y profesional desde el mismo comienzo del proceso educativo. Pero sucede tambi¨¦n que, como antes apuntaba al hablar de las cr¨ªticas de un nivel educativo hacia el anterior, la Universidad, por ejemplo, no hace otra cosa que intentar proyectar constantemente su propia imagen hacia abajo. Quiero decir que muchos profesores universitarios parece como si pretendieran que el bachillerato se convirtiese en una universidad en peque?o. De ah¨ª la constante obsesi¨®n por el nivel de conocimientos. Muchos no quieren aceptar que la ense?anza secundaria tiene que ser un fin en s¨ª misma y no solamente un medio para el paso a la Universidad.
P. Esto nos lleva de la mano al tema de la necesaria potenciaci¨®n de la Formaci¨®n Profesional. Se hizo un bachillerato unificado, suprimiendo el bachillerato t¨¦cnico. Ahora se habla de potenciar las ense?anzas t¨¦cnicas en el bachillerato. ?No sucede, en realidad, que no somos capaces de superar la mala imagen que la Formaci¨®n Profesional tiene?
R. Es evidente que existe esa mala imagen de la que usted habla. Se trata de un problema social de considerable importancia. Los padres de familia siguen concibiendo los estudios de sus hijos como una v¨ªa para eludir el trabajo y pensando siempre en las tradicionales profesiones liberales. Ello ha sido as¨ª porque inicialmente la Formaci¨®n Profesional, que en Espa?a se introdujo hacia los a?os veinte, se concibi¨® ¨²nicamente como un procedimiento para el despeonaje del trabajo industrial. En alguna medida yo creo que ese cambio de imagen podr¨¢ producirse cuando la Formaci¨®n Profesional ampl¨ªe su campo de acci¨®n a todos los sectores, primario, industrial y de servicios, y sobre todo en este ¨²ltimo, el de los servicios, que es en el que creo que puede residir la clave de una competencia efectiva, en cuanto a perspectivas de colocaci¨®n, frente a las tradicionales licenciaturas universitarias.
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