Asia, ?frica, Am¨¦rica
Argentina, Bolivia, Brasil, Cuba, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, Nicaragua, Estados Unidos, Mali Niger, Ir¨¢n y la India han sido los pa¨ªses no europeos participantes en la IV Sesi¨®n,Mundial del Teatro de las Naciones, en Caracas. Ya me he ocupado en el informe anterior, con brevedad trist¨ªsima, de la aportaci¨®n venezolana. Prescindo ahora, porrazories entra?ables, de la presencia mexicana que anotar¨¦ junto a la espa?ola. Y nada bueno es posible decir de Uganda porque la compa?¨ªa Abafumi, que la representaba, fue detenida cuando se dispon¨ªa a tomar el avi¨®n. Un adelanto: los representantes en la sesi¨®n anterior fueron arrestados al regreso.Excelente abanico para una visi¨®n de conjunto. Excelente y, claro est¨¢, confuso. La geograf¨ªa dice poco, pero. ?,c¨®mo sustituirla? ?Por la est¨¦tica? Poco tiene que ver entonces el sensorialismo argentino (de La visita con la fabulosa alegr¨ªa (le La diablada de Oruro. Tor la pol¨ªtica elemental? No veo nada en com¨²n entre el deslumbramiento polaco de La clase muerta y la comunicatividad elemental de los cubanos de Escambray. -?Por el rigor t¨¦cnico? Ninguna relaci¨®n entre la tranquila perfectividad india y, el juego de improvisaciones en agraz de los indios ecuatorianos. As¨ª pues mantengamos la referencia geogr¨¢fica.
Desbordando al resto de los participantes los latinoamericanos lucharon muy esforzadamente en los coloquios. Sus intervenciones arrancaron de posiciones antiesteticistas. criticando a los obsesos de la forma del teatro como diversi¨®n y del teatro no comprometido, para denunciar tambi¨¦n e inmediatamente los esquemas de un teatro pol¨ªtico mesi¨¢nico o de un teatro comprometido que se cree capaz de prescindir de la belleza. Se lleg¨® a decir que con ninguna ideolog¨ªa o posici¨®n cr¨ªtica se ha logrado una obra de teatro Y que ¨¦sta necesita adem¨¢s de ?una operaci¨®n misteriosa?. Rensilfo vino a deshacer ese misterio y atribuirlo a la complejidad humana y social del continente americano. en que vive y se desarrolla un teatro que ofrece lo singular de cada pa¨ªs, de cada conglomerado nacional. pero que. en conjunto. da testimonio de la din¨¢mica, actual que conmueve a esa porci¨®n del globo: un teatro donde se expresa su fuerza tel¨²rica, su pasado m¨ªtico. profundo conmovido su convulsionado presente la met¨¢lica y luminosa esperanza de sus mayor¨ªas. La verdad es que en los actuales momentos la dramaturgia latinoamericana constituye el m¨¢s ardiente testimonio y el juicio m¨¢s severo de la realidad que viven, sufren y combaten esos pueblos.
Esto, que es importante, es lo que se dijo. Lo que yo vi fue un teatro o muy popular o hermos¨ªsimo o muy investigador y atrevido, o muy snob y vagoroso. Pondr¨¦ en este tercer lugar a los pretencios¨ªsimos argentinos del teatro Payr¨®, de Buenos Aires, con La visita, de Ricardo Monti. Parece que es conveniente, seg¨²n el director, ver la obra dos veces para que la ambig¨¹edad y la esencia enigm¨¢tica del espect¨¢culo puedan conectarse de alguna manera con las expectativas personales de cada espectador. Excelente representaci¨®n de un mundo on¨ªrico que me dej¨® absolutamente fr¨ªo. En segundo lugar, como teatro medio investigador, medio atrevido yo se?alar¨ªa como muy satisfactorio el trabajo chileno ?Cu¨¢ntos a?os tiene un d¨ªa?, creaci¨®n colectiva del Ictus. El espect¨¢culo cuenta las vicisitudes de un grupo de periodistas momentos antes del lanzamiento de un programa de televisi¨®n. El ?poder de los poderes? refleja, seg¨²n el grupo la posibilidad humana de usar un medio para su crecimiento o para su definitiva autodestrucci¨®n espiritual. Con mucha menos garra rodaron por terrenos parecidos los nicaraguenses -con una obra teatral protestataria. producto del mestizaje, seg¨²n manuscritos recientemente encontrados-, los costarricenses. con El testamento del perro, de Suassuna, los brasile?os. con el mediocre Check-Up, de Pontes. Y cuatro grupos colombianos -El Local el Grupo Gesto. el Teatro Popular de Bogot¨¢ y La Candelaria- cuyo atrevimiento encantador no p'udo superar las naturales dificultades de abordar nada menos que La guerra y la paz o Los diez d¨ªas que conniovieron al inundo. La Candelaria se defendi¨®. Pero ante esos temas no basta con defenderse.
Teatro popular
Para m¨ª resultar¨¢ inolvidable la v¨ªa latinoamericana del leatro popular. El ritual de los indios ecuatorianos la frescura y comunicibilidad de El Escambray. sobre todo la incre¨ªble belleza de la Diablada de Oruro son cotas mayores de la aportaci¨®n americana. Yo no creo que a los cubanos de El Escarribrav les interesase el fest¨ªval m¨¢s all¨¢ de lo que significaba como territorio concurrido. El grupo insiste en que el teatro debe ser un hecho vivo, un instrumento de discusi¨®n y confrontaci¨®n de los problemas del p¨²blico a quien va dirigido. Escambray, en la provincia de Villa Clara, es remon con una rica tradici¨®n de lucha. El grupo decidi¨® buscar un lenguaje teatral que expresara la problem¨¢tica zonal. Interesante, experiencia sociol¨®gica. de discutible transferencia a otros paralelos dram¨¢ticos. Lo que no sucede, por supuesto, con el prodigioso espect¨¢culo de los diablos morenos de Oruro. El magn¨ªfico grupo encierra una tradici¨®n centenaria de los carnavales en el altiplano bolivlano. El antruejo orure?o es muy distinto de cuantos se festejan en el mundo. Busca la reafirmaci¨®n de la fe e incorpora al culto de la patrona de los mineros grandes transmutaciones paganas. Los diablos se preparan f¨ªsica y an¨ªmicamente todo el a?o para homenajeara una imagen sagrada. La coreograf¨ªa se despliega a lo largo de dos kil¨®metros de recorrido. Y los prodigiosos y multicolores atuendos despliegan un incre¨ªble repertorio de gr¨¢ciles atav¨ªos y m¨¢scaras tremendas por cuyas fauces, orejas y ojos salen ara?as. sapos, v¨ªboras dragones. y cuando esas m¨¢scaras se humillan se entiende que no hemos asistido a una farsa, sino a un simb¨®lico desfile bello, ingenuo y m¨ªstico. Absolutamente inolvidable. Africa envi¨® dos conjuntos musicales: la Kora de Mali -algo as¨ª como los ?trovadores? de las cortes europeas- Y el conjunto musical nigeriano. Oriente qued¨® representado por Un caballero apareci¨®, de Ir¨¢n -que es un collage simb¨®lico que sirve de puente entre el presente Y la tradici¨®n de la filosof¨ªa espiritualista del profets Mani- y un espect¨¢culo Kathakali -teatro bailado del Kerala. en el sur de la India- ofrecido por los grandes int¨¦rpretes indios del C dificil¨ªsimo g¨¦nero. Quince a?os de entrenamiento y siete horas de maquillaje antes de cada representaci¨®n son datos hanales. pero indicativos de la meticulosidad con que han sido recuperados estos antiguos dramas rituales. Las cortinas son antecedentes n¨ªtidos del trabajo de Brecht.Estados Unidos, por ¨²ltimo, se hicieron presente con la Juana de Arco del excelente y conocid¨ªsimo Bread y con una maravillosa versi¨®n de El Arquitecto y El Emperador de Asiria, de Arrabal montada por Torr G'liorgan. con el teatro neoyorquino, de La Mama. M¨¢scaras. alardes f¨ªsicos y emocionales. enorme creatividad y un soporte t¨¦cnico de primera clase.
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