La poblaci¨®n de Vitoria no quiere mezclar fiesta con pol¨ªtica
De momento, a juzgar por el desarrollo que tuvo ayer tarde el inicio de las fiestas de la Virgen Blanca, de Vitoria, la intenci¨®n popular es que la normalidad festiva sea total, sin interferencias de matiz pol¨ªtico. Entre una masa superior a las 30.000 personas que se api?aban a las seis de la. tarde de ayer en la plaza de la Virgen Blanca, no se pudo apreciar ni un grito, ni una alusi¨®n a las situaciones que, seg¨²n algunos grupos, deb¨ªan plantearse en medio de las fiestas.
Salvo unos silbidos parciales al alcalde de Vitoria, Alfredo Marco Tabar, que fueron seguidos de una ovaci¨®n cerrada a Isasi, un vecino de Vitoria que desde hace veintid¨®s a?os simboliza, en carne y hueso, al personaje principal de la fiesta, el celed¨®n, no hubo otras manifestaciones tensas. Unicamente una veintena de j¨®venes, en una zona de la plaza donde no pod¨ªan influir sobre el gent¨ªo, lanz¨® gritos y enton¨® un himno frente al lugar de la iglesia en que se encontraban encerrados, entre la indiferencia del resto de los concurrentes. Poco antes de las seis de la tarde se vigilaba muy estrechamente el acceso a la terraza situada frente al p¨®rtico de la iglesia de San Miguel.
En un momento dado, tres personas con un pa?uelo cubri¨¦ndoles el rostro aparecieron de improviso en el tejado de la iglesia que da sobre la terraza y descolgaron en el alero una pancarta en la que se le¨ªa: A los presos de Gasteiz los queremos de blusas tambi¨¦n. En vista de que el viento recog¨ªa y plegaba la pancarta, ataron a sus extremos varios ladrillos, que dado lo endeble de la tela amenazaban con rasgarla y caer. Efectivamente, antes del chupinazo se desprendi¨® uno, y despu¨¦s dos m¨¢s, sin que se originara ning¨²n tipo de agitaci¨®n ni accidente.
A ¨²ltima hora de la noche de ayer, mientras la Pesta discurr¨ªa con una gran afluencia de personas en la calle y en ambiente de total normalidad, los cinco encerrados segu¨ªan en la iglesia.
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