Campa?a del Gobierno alem¨¢n para potenciar el orgullo nacional en sus ciudadanos-turistas
Por un total de dos millones de marcos (74 millones de pesetas), el Gobierno de la Rep¨²blica Federal de Alemania ha ampliado, temporalmente, su cuerpo diplom¨¢tico. La oficina de prensa e informaci¨®n de Bonn se ha propuesto convertir a los once millones largos de ale manes que pasan sus vacaciones en el extranjero en portavoces con vencidos de una campa?a de ?mano tendida? que el Gobierno federal ha iniciado con vistas a las pr¨®ximas elecciones para el Parlamento Europeo. Semanalmente, a trav¨¦s de una doble p¨¢gina que aparecer¨¢ en las revistas alemanas de mayor tirada, los embajadores de ocasi¨®n podr¨¢n responder con tundentemente a los nativos de otros pa¨ªses que duden de los tradicionales valores germ¨¢nicos. El plan pol¨ªtico-playero del canciller Schrnidt ha suscitado ya entre los que se quedaron en Alemania, concretamente en algunas redacciones de prensa, alg¨²n que otro comentario malitencionado. Para alguna gente, hubiera sido mejor no tocar la olla de los prejuicios exteriores, no sea que se alborote nuevamente el fondo ya reposado. Para otros, los turistas alemanes, recluidos a cal y canto en sus ?reservas veranlegas?, sin contacto con los naturales del pa¨ªs receptor, sin inter¨¦s por aprender siquiera los rudimentos del idioma de ¨¦ste, que vuelven renegridos sin haber probado incluso una comida t¨ªpica del pa¨ªs de veraneo, son ya de por s¨ª un argumento de lo contrario que pretenden los pol¨ªticos que han puesto en marcha la campa?a.
Las bases ideol¨®gicas de la campa?a son las t¨ªpicas: el alem¨¢n ama el trabajo sobre todas las cosas (un prejuicio, seg¨²n el Gobierno, que en realidad se discute aqu¨ª cada vez mas como realidad). Al alem¨¢n le agrada que le atribuyan cualquier tipo de fiebre productiva, aunque no la padezca realmente, y el Gobierno lo sabe: ahora hay que convencer a los dem¨¢s de que el alem¨¢n no trabaja tanto como se cree, incluso para el propio germano se trata de un prejuicio inocuo utilizado sabiamente por la oficina de prensa del Gobierno federal para convertir durante las vacaciones en obsesos del trabajo a los que quiz¨¢ no lo son.
El segundo de los cuatro prejuicios que el alem¨¢n en vacaciones deber¨¢ vencer, en plan molino de viento quijotesco o de trabajo herculano, es el de la fortaleza del marco. T¨ªtulo: ?Deutschmark, deutschmark ¨¹ber alles?, reminiscencia del himno alem¨¢n. El Gobierno dice en sus consideraciones preliminares: ?Europa crece conjuntamente. Pero existen prejuicios contra el crecimiento econ¨®mico de los alemanes. Muchos piensan. quiz¨¢, que los alemanes tienen dernaslado dinero y que comprar¨¢n media Europa. No se discute que la RFA es una de las naciones m¨¢s poderosas. como tampoco que el marco es cada vez m¨¢s estable. Cualquier turista alem¨¢n que visita el resto de Europa puede comprobarlo y beneficiarse de ello.? El alem¨¢n que se precie de tal debe responder a sus detractores en este contexto: ?Si nuestras empresas tienen filiales en todo el mundo es porque disfrutamos de un elevado bienestar. Pero tambi¨¦n en nuestro pa¨ªs hay empresas extranjeras, resultado de la cooperaci¨®n internacional. Esta cooperaci¨®n es la que hace posible nuestro bienestar. Cierto es que exportamos m¨¢s que importamos. De esto precisamente vivimos. Pero de cada diez marcos de super¨¢vit, ocho vuelven al extranjero, por ejemplo, por turismo o por transferencias de los trabajadores extranjeros que hay en nuestro pa¨ªs. De esto viven los demas.? Dicho en correcto alem¨¢n: ?Ustedes, los turistas, contribuyen a nivelar la balanza de pagos.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.