Los imperios del Pac¨ªfico
LA BIPOLARIDAD se ha quebrado en el Pac¨ªfico por la firma del tratado entre China y Jap¨®n. No habr¨ªa sido posible su conclusi¨®n sin el alto patrocinio de Washington y las incitaciones del presidente Carter a los dirigentes de Tokio. Por la firma del tratado, Estados Unidos realiza el doble objetivo de perfeccionar el cerco a la Uni¨®n Sovi¨¦tica y de proceder al relevo de la guardia de sus fuerzas militares y sus influencias pol¨ªticas. Pero no existe ya la bipolaridad cl¨¢sica en una zona donde emerge poderoso el Jap¨®n y la dualidad anterior entre URSS y EEUU se completa con las fuertes presencias de Tokio y de Pek¨ªn. Las naciones que estuvieron dormidas por sus conflictos internos o por situarse de espaldas a la zona recobran la misi¨®n que les otorga su peso territorial y, de este modo, cuatro imperios -URSS, EEUU, China y Jap¨®n- se encuentran codo a codo en el Pac¨ªfico.Treinta y tres a?os despu¨¦s de acabada la guerra en dicho oc¨¦ano se asiste a una profunda reordenaci¨®n de las alianzas -si es que no se trata de toda una inversi¨®n de las mismas- y a una redistribuci¨®n de las influencias. Al levantarse las hipotecas que a¨²n quedaban despu¨¦s de la segunda guerra mundial y concluirse los sangrientos conflictos coloniales de las d¨¦cadas pasadas, se produce una liberaci¨®n de fuerzas en los Estados due?os ya de sus destinos, que corren a emplearse con el m¨¢ximo provecho posible. La batalla del Pac¨ªfico la entablaron el Imperio del Sol Naciente y lo que se ha denominado la Rep¨²blica Imperial de Estados Unidos; ni China, en guerra civil; ni la URSS, que apenas combati¨® al Jap¨®n y no ten¨ªa intereses determinantes en la costa del Pac¨ªfico, pudieron disputar la hegemon¨ªa de Tokio ni tampoco enfrentarse a su potencial b¨¦lico. Adem¨¢s, tanto la China anterior a Mao Tse-tung, como la Rusia zarista sufrieron graves derrotas por parte del Jap¨®n a lo largo de este siglo. El vigor del pueblo japon¨¦s, que ninguna guerra perdida ha conseguido eliminar, le hace convertirse en el amigo del que ayer disput¨® su proyecci¨®n imperial. Ahora, la hegemon¨ªa de la zona -la gran palabra acu?ada al fin del tratado chino-japon¨¦s-, no se ejercer¨ªa o disputar¨ªa frente a un contrincante, sino respecto a tres.
Se inicia, pues, el proceso fascinante de las relaciones entre cuatro imperios. En l¨ªneas generales, se ha afirmado que los imperios europeos buscaron la hegemon¨ªa en el continente, pero el equilibrio y el reparto negociado en las colonias. No es exagerado calificar a las cuatro grandes naciones del Pac¨ªfico como imperios; todas ellas tienen potencial humano, zonas de expansi¨®n y voluntad de influencia que justifican con creces tal denominaci¨®n com¨²n. Entonces, el problema reside en saber si Estados Unidos, la Uni¨®n Sovi¨¦tica, Jap¨®n y China se inclinar¨¢n por el equilibrio y el reparto negociado de las influencias, o si tratar¨¢n de luchar por la hegemon¨ªa. Y si en la zona aparecer¨¢ una naci¨®n sabia y poderosa, m¨¢s potente que las dem¨¢s, pero que mover¨¢ sus peones para que ning¨²n Estado se alce sobre otro.
Finalmente, el escenario de los cuatro imperios no oculta la importancia de las naciones de segunda categor¨ªa que se alinean tras aqu¨¦llos, as¨ª como todo ese mundo de los m¨²ltiples juegos de las tensiones de fuerzas y los equilibrios secundarios. Las hip¨®tesis se enriquecen sobre la particular pol¨ªtica exterior de Vietnam, el destino de Corea del Sur cuando se marchen los soldados norteamericanos y el eventual desplazamiento de su vecino del Norte fuera de la ¨®rbita sovi¨¦tica, las rivalidades entre Vietnam y Camboya y Vietnam y China, as¨ª como sobre el porvenir del pacto pro occidental del ASEAN. Todo ello, sin embargo, retrocede en importancia, y en eventuales motivos de preocupaci¨®n, ante la incertidumbre de una Uni¨®n Sovi¨¦tica seriamente herida por el acercamiento chino-japon¨¦s; incertidumbre que crece por las veleidades de la p¨®l¨ªtica exterior de Pek¨ªn.
Sin las hipotecas de la segunda guerra mundial, dejada atr¨¢s la descolonizaci¨®n y confirmados los poderes imperiales en el Pac¨ªfico, grandes y peque?as naciones se ponen en movimiento. Se ha roto la antigua bipolaridad en beneficio de los poderes regionales. De este modo, comienza un proceso lleno de inter¨¦s en el que, por ahora, se trata de conocer aquello que sustituir¨¢ a la bipolaridad desaparecida.
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