R¨¦plica al profesor Bad¨ªa i Margarit

El pasado d¨ªa 26 de julio apareci¨® en el peri¨®dico de su digna direcci¨®n un trabajo titulado ?Pobre autonom¨ªa universitarla?, del que es autor don Antonio Bad¨ªa i Margar¨ªt, sobre cuyo contenido, en el que vierte una serie de acusaciones con motivo de la publicaci¨®n de la orden ministerial de 1 de junio de 1978, por la que se ofrecen plazas para la adscripci¨®n definitiva de profesores adjuntos de Universidad, y en tanto profesor afectado por la mencionada orden ministerial (y el art¨ªculo del doctor Bad¨ªa), quisiera hacer algunas precisiones que creo deben serconocidas por la opini¨®n p¨²blica para la mejor comprensi¨®n de este tema.El profesor Bad¨ªa i Margarit parece confundir cosas tan diferente, como son la solicitud de bloqueo de plazas, que la hubo por parte de un sector del profesorado de las universidades de Barcelona y pacto de bloqueo con las autoridades ministeriales, pacto que dif¨ªcilmente pod¨ªa concluirse, ya que hubiese conculcado gravemente la legislaci¨®n vigente en materia de acceso a la funci¨®n p¨²blica (y consecuentemente, a la docencia universitarla), por lo que, en definitiva, mal pod¨ªan acogerse al mismo los supuestos pactantes, y menos las autoridades ministeriales. como m¨¢s de una vez dichas autoridades han puesto de manifiesto a los profesores adjuntos que estamos interesados en el tema.

Que esto es as¨ª lo demuestra. por otra parte, la conducta observada por las autoridades acad¨¦micas de las universidades barcelonesas durante el presente curso acad¨¦mico. En efecto, la junta de gobierno de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, que preside el doctor Josep Laporte, solicit¨® en el mes de abril la adscripci¨®n provisional de los profesores adjuntos que hab¨ªan sacado plaza en las oposiciones recientemente celebradas, solicitud que evidentemente contradice el ?pacto? al que se refiere el doctor Bad¨ªa y en el que afirma intervino tambi¨¦n, y de forma principalisima, el doctor Laporte. El mismo rector de la Universidad de Barcelona parece ignorar, aunque de ello se hizo eco la prensa, que, a principios del mes de julio de este a?o, la junta de gobierno que preside ?desbloque¨®? unas plazas de profesores agregados correspondientes a la facultad de Derecho, cuando repetidamente se hab¨ªa insistido en que el bloqueo alcanzaba a catedr¨¢ticos, agregados y adjuntos, por cuanto lo otro hubiese supuesto una discriminaci¨®n tanto m¨¢s odiosa cuanto afectaba al sector m¨¢s d¨¦bil, por naturaleza, del profesorado. La conducta, pues, de las juntas de ambas universidades no puede ser m¨¢s opuesta al hipot¨¦tico pacto que ahora se dice ha sido violado; salvo, en el ¨²ltimo caso, que se practique, efectivamente, una discriminaci¨®n inadmisible.

Lo que no puede negarse es que tal solicitud existiese. Quisiera, sin embargo. recordar al profesor Bad¨ªa i Margarit, cuya categor¨ªa cient¨ªfica est¨¢ universalmente reconocida, que el prestigio y la competencia profeslonal que pueda atribuir a los 150 solicitantes que, seg¨²n dice, renunciaron a las oposiciones (aunque en alg¨²n caso notorio no fue as¨ª) es el mismo, por demostrado, que el de la cincuentena larga de profesores que nos presentamos y las sacamos, como la de otros companeros que por razones diversas no tuvieron la misma suerte. Atribuir ahora dones especiales a un sector de profesorado es afirmaci¨®n gratuita en una autoridad acad¨¦mica, que lo es, adem¨¢s, de todos los profesores y que s¨®lo una obcecaci¨®n moment¨¢nea puede disculpar.