"El barberillo de Lavapi¨¦s", una representaci¨®n con falta de garbo

Sigue su marcha, asistida por un p¨²blico multitudinario y entusiasta, la temporada l¨ªrica del Centro Cultural de la Villa. Despu¨¦s de Bret¨®n y Chap¨ª, tras la gracia peculiar de Chueca, llega a la escena El barberillo de Lavapi¨¦s. Y con ella, la presencia fuerte, fundacional, de Francisco Asenjo Barbieri, hombre clave en la definici¨®n y desarrollo de nuestra m¨²sica.Tanto que, al tiempo que nacionalizaba la zarzuela, sobre todo con Pan y toros ( 1867) y El barberillo de Lavapi¨¦s ( 1874), Barbieri pon¨ªa las bases al sinfonismo madrile?o al crear la Sociedad de Conciertos.

A pesar de sus valores y significaciones, no est¨¢ atendida como debiera la obra de Barbieri. Es la falta de garbo lo que preside el trabajo del reparto, desde los cantantes, actores y bailarines hasta la orquesta, coro y directora, Dolores Abril. Un Barbieri falto de acentos apenas es reconocible a pesar de lo cual, el auditorio sigui¨® con fervor las melod¨ªas y aires de un folklorismo tonadillero, esto es, t¨ªpicamente ciudadano. Y hasta aplaudi¨®, con ¨¢nimo de actualidad, alusiones del libreto, escritas por Luis Mariano de Larra hace m¨¢s de un siglo, aplicadas a la Espa?a de Carlos III y aplicables a la de hoy.