No existe un claro candidato para suceder a Pablo VI
Ayer termin¨® el luto oficial por la muerte de Pablo VI. Ahora se habla ya s¨®lo del nuevo Papa. Todo est¨¢ preparado para que los ciento once cardenales puedan encerrarse a cal y canto el viernes por la tarde en el c¨®nclave secreto que dar¨¢ a los cat¨®licos el 263 sucesor de Pedro, el pescador de Galilea. Se tratar¨¢ de la elecci¨®n m¨¢s anacr¨®nica de una civilizaci¨®n que transmiti¨® por televisi¨®n, en directo, el desembarco del primer hombre sobre la Luna. Lo reconoci¨® ayer la Radio Vaticana al insistir en las severas leyes del secreto del c¨®nclave, que amenazan con la excomuni¨®n a quien lo quebrante. Declar¨® que estas disposiciones dif¨ªcilmente las puede comprender el hombre de hoy, acostumbrado a la moderna tecnolog¨ªa y a la velocidad supers¨®nica en la distribuci¨®n de las noticias. Pero los cat¨®licos m¨¢s modernos recuerdan que este folklore no tiene mucho que ver con las nuevas exigencias de la Iglesia de hoy ni con las de la Iglesia primitiva. De hecho, Pablo VI hab¨ªa intentado abolir el secreto del c¨®nclave, pero obtuvo un ?no? cerrado de sus consejeros de la curia.
Faltas tres d¨ªas para el c¨®nclave y no existe un solo candidato que haya recogido, seg¨²n las indiscreciones de los vaticanistas, m¨¢s de veinte votos. Se trata del cardenal Pignedoli, actual presidente del Secretariado para el Di¨¢logo con los No Cristianos. Se le considera, en el lenguaje pol¨ªtico italiano, de ?centro izquierda?, el m¨¢s parecido a Montini. Le sigue Baggio, considerado de centro. El m¨¢s temido de los italianos de la corriente de Pablo VI es Bertoli. De los extranjeros se van esfumando todas las candidaturas. El m¨¢s favorecido parec¨ªa el suramericano Pironio. Es el candidato de los pobres de los suburbios de Roma, pero los progresistas piensan que la curia (es el actual prefecto de la Congregaci¨®n de Religiosos) lo ha cambiado mucho. Para la derecha curial es, sin embargo, casi comunista.Si el c¨®nclave fuera muy breve, como siguen afirmando algunos cardenales, no habr¨¢ sorpresas y ser¨¢ Papa un hombre de transici¨®n de la escuela de Pablo VI, pero con mucha menos personalidad que ¨¦l, como Pignedoli, muy acusado de desear demasiado ser Papa y de haberse movido mucho estos a?os para prepararse a la sucesi¨®n, gan¨¢ndose la simpat¨ªa de los electores del Tercer Mundo. Los dem¨¢s candidatos italianos que se nombran: Poletti, obispo de Roma; Poma, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana; Baggio, prefecto de la Congregaci¨®n de Obispos; Luciani, arzobispo de Venecia, son figuras grises. Ninguna se acerca siquiera a la personalidad que pose¨ªa Montini, el cual obtuvo ya votos en el c¨®nclave que eligi¨® a Juan XXIII, aunque a¨²n no era cardenal ni estaba en el c¨®nclave. De hecho, fue el primer cardenal nombrado por el papa Juan.
Italia posee una sola figura de altura internacional: el cardenal Pellegrino, que era catedr¨¢tico cuando Pablo VI lo hizo obispo. Su primera intervenci¨®n en el Concilio dej¨® una gran huella: pidi¨® que se aprobara -y as¨ª fue- una cl¨¢usula en la cual se concediera a seglares y religiosos ?la libertad de expresi¨®n en las materias de su competencia?. Fue el espaldarazo a la nueva teolog¨ªa. Como arzobispo de Tur¨ªn, se enfrent¨® con los poderosos de la FIAT. Se le conoce con el nombre de ?Padre Pellegrino?. Se retir¨® el a?o pasado, seg¨²n algunos, por motivos de salud y, seg¨²n otros, porque era demasiado inc¨®modo dentro de la Conferencia Episcopal. Es considerado por los extranjeros como la soluci¨®n a un candidato considerado como verdadero ?hombre de Dios?, pero dicen que es demasiado viejo, pues tiene 76 a?os.
Si el c¨®nclave no fuera breve, todo es posible, incluso una sorpresa. Como escribi¨® ayer el vaticanista del semanario L?Espresso, todos los c¨®nclaves terminaron siendo una serie de batallas muy duras, de tensiones muy angustiosas. Esta vez se a?ade un elemento nuevo: la sorpresa. Lo cierto es que los mismos expertos vaticanistas est¨¢n desconcertados. Los cardenales, menos seis que asistieron a la elecci¨®n de Juan XXIII y doce a la de Pablo VI, son todos nuevos, y realizar¨¢n la primera experiencia de una elecci¨®n papal (m¨¢s de la mitad no son europeos). Hasta ayer fueron todos muy prudentes. Algunos se volvieron a sus di¨®cesis y regresar¨¢n s¨®lo estos d¨ªas. Los africanos a¨²n no se han reunido todos juntos. Los de Am¨¦rica Latina a¨²n no tienen una l¨ªnea concordada. En v¨ªsperas del c¨®nclave nunca se supo menos.
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