Cat¨®licos en favor del divorcio
A prop¨®sito de la Constituci¨®n que recientemente fue aprobada por el Congreso, ¨¦sta ha sido rechazada por un cierto n¨²mero de cat¨®licos -afortunadamente reducido-, quienes arguyen, justificando su rechazo, que la Constituci¨®n no oficializa el catolicismo y que deja v¨ªa libre a una futura ley de divorcio, todo lo cual, ellos -como cat¨®licos- no pueden, en conciencia, aprobar. Ellos no aprueban el divorcio, bien, y nosotros, los que s¨ª lo aprobamos, respetamos profundamente esta postura. Pero una cosa es desaprobar algo y otra cosa es prohibirlo. Ellos, en conciencia, rechazan el divorcio, pero deben pensar que los que no lo rechazamos tambi¨¦n tenemos conciencia digna de respeto, como la suya. Es decir, ellos pueden tener una idea y defenderla, pero no pueden imponerla. Porque, una vez aprobado el divorcio, ellos no tienen obligaci¨®n de divorciarse, pero al votar -en un hipot¨¦tico refer¨¦ndum- contra ¨¦l, est¨¢n neg¨¢ndole a la sociedad un derecho elemental. incuestionable (lo triste es que se cuestione); aunque s¨®lo fuera un matrimonio, uno solo, quien quisiera divorciarse, este derecho inalienable debe ser reconocido; no digo otorgado, sino reconocido. Simplificando, yo le dir¨ªa a uno de estos cat¨®licos integristas lo siguiente: usted, si fio quiere divorciarse, no tiene obligaci¨®n de hacerlo, pero, por favor, no les niegue,a los dem¨¢s,el derecho que tienen a divorciarse. Se dir¨ªa que los cat¨®licos tienen vocaci¨®n totalitaria. Sin embargo, yo tengo que desmentir esto rotundamente, pues muchos, la inmensa mayor¨ªa de los cat¨®licos, est¨¢n a favor del reconocimiento del divorcio y del Estado laico. Con respecto a la confesionalidad del Estado, debo decir que un Estado confesional produce dos tipos, cipuestos, de personas: de una parte, produce simples papagayos de oraciones y beatos, y de la otra, gentes con un profundo sentimiento en contra de la Iglesia y el clero. Estoy en contra tanto de la santurroner¨ªa como del anticiericalismo y, por tanto, estoy contra el estado confesional, que no es m¨¢s que la burda caricatura y el desprestigio de lo que debe ser el aut¨¦ntico esp¨ªritu cristiano, luchador, abierto y revolucionario.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.