Rousseau, un intelectual ambiguo que us¨® la literatura para negarla
Siguen en la Universidad de La R¨¢bida los debates sobre el fil¨®sofo franc¨¦s
Contin¨²a desarroll¨¢ndose en la Universidad de La R¨¢bida (Huelva) el congreso internacional sobre la obra y la personalidad del gran fil¨®sofo J.J. Rousseau. En la jornada de ayer Antoni Vitel, del Colegio de Filosof¨ªa de Barcelona, hizo una interpretaci¨®n muy original, de acuerdo con la tendencia intimista neorrom¨¢ntica de la joven filosof¨ªa, y disert¨® en torno al Paseante Solitario. Empez¨® su conferencia afirmando que Rousseau trat¨® fundamentalmente de resolver, a trav¨¦s de su obra, problemas del individuo en la sociedad, estudi¨¢ndose a si mismo, analizando sus enfermedades con un delirio paranoico de percepci¨®n de sus propias perversiones sexuales para resolver el enigma insoluble de la relaci¨®n del individuo con la sociedad.
ENVIADO ESPECIAL, Los intentos de resolver ese enigma dibujan un proceso que comienza con la definici¨®n del estado de naturaleza, etapas para Rousseau inasequibles e inalcanzables. ?Qui¨¦n estuvo viendo ese estado de naturaleza? Nadie puede referirlo, porque no exist¨ªa el lenguaje. En El contrato social el individuo pasa a ser unidad absoluta por s¨ª mismo y a formar parte a la vez de la voluntad general.En sus cartas a Mahlesherbes explica su vida, su problema pisicol¨®gico; es una confesi¨®n de individuo a individuo, pero como miembro de la sociedad. ?Nadie en el mundo me conoce, salvo yo mismo.? Tambi¨¦n Rousseau escribe un testamento, supone que est¨¢ gravemente enfermo del coraz¨®n. Pero despu¨¦s de su muerte, al hacerse la autopsia, se vio que ten¨ªa un coraz¨®n perfectamente sano. Sin embargo, siempre crey¨® que llevaba consigo una enfermedad cong¨¦nita. M¨¢s tarde, en las pol¨¦micas cartas escritas desde la monta?a, pide una respuesta p¨²blica frente a una acusaci¨®n p¨²blica; as¨ª se constituye ¨¦l mismo en juez y abre su propio proceso. Pero hay que decirlo todo. Entonces escribe las Confesiones para narrarnos su malestar con la sociedad. Esta obra es un caso de delirio paranoico, de man¨ªa de persecuci¨®n. Escribe tambi¨¦n un panfleto a todos los franceses que aman la justicia, que trata de convencer a todos los ciudadanos de su perfecta inocencia. Por ¨²ltimo, le asaltan tambi¨¦n estas tentativas de hacerse reconocer por la sociedad y vuelve a la soledad absoluta. Entonces escribe sus famosas Reveri o divagaciones de un paseante solitario. En la primera Reveri aparece la muerte, la imagen de la nada. Se siente nacer de nuevo s¨®lo para la meditaci¨®n, el mundo se constituye de nuevo en torno al paseante solitario. Hay que conocerse a s¨ª mismo, encontrar, el propio sistema, diferente de los dem¨¢s, que me hace a m¨ª y rellena mi existencia.
Por esta obra de reconstrucci¨® lleg¨® Rousseau al l¨ªmite de la veracidad. Concluye afirmando que en la santa verdad del coraz¨®n se asienta la verdad de cada uno, la verdad universal, y mani fiesta que en Rousseau se perfila una sociedad justa como unidad de individuos. Una sociedad, un peque?o n¨²cleo con un reducido n¨²mero de habitantes, pero completa. Sin em bargo, subsisten v¨ªnculos de gratitud y de deuda.
El profesor Jean Marie Gouemot, en una brillante y bien construida conferencia, habl¨® sobre Rousseau y la figura del intelectual. Rousseau se constituy¨® como intelectual, pero niega la rep¨²blica de las letras, las cofrad¨ªas literarias, bas¨¢ndose para ello en su teor¨ªa diferencial entre el decir y el hacer. El fil¨®sofo es s¨®lo aquel que practica su filosof¨ªa, pero en general todos los escritores son servidores del Poder o v¨ªctimas de sus apariencias o fantasmas. La sinceridad es lo que hace verdadero a un intelectual. Sin embargo, Rousseau aspir¨® a entrar en la rep¨²blica de las letras. El deseo de ser reconocido se acompa?aba con el de mejorar su condici¨®n econ¨®mica. Con este prop¨®sito march¨® a Par¨ªs, llevando bajo el brazo sus anotaciones musicales, que fueron rechazadas por Rameau. As¨ª experiment¨® en carne propia la divisi¨®n entre el decir y el hacer.
Su primera obra, Discurso sobre las ciencias y las artes, le reconcilia con los acad¨¦micos, con la rep¨²blica de las letras, pues es reconocido y admitido por la Academia de Dijon. Pero en el fondo, lo que buscaba era ser conocido como escritor y fil¨®sofo, pero no entrar en la academia ni en la rep¨²blica de las letras. Rousseau se da cuenta que escribir¨¢ para minor¨ªas y en toda su obra atacar¨¢ a las instituciones culturales y a la cultura misma. Es un intelectual ambiguo que utiliza la literatura para negarla como escritor, y como fil¨®sofo niega la verdad universal, pero busca la suya. A Ia vez, denuncia al fil¨®sofo que, siendo un buscador de la verdad, es insincero, falto y mentiroso. M¨¢s tarde Rousseau busca la independencia absoluta, rechazando todas las donaciones y pensiones que se le ofrecieron.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.