Acciones sobre el sector el¨¦ctrico con independencia de la nacionalizaci¨®n
Ingeniero industrialAgregado en la Embajada de Espa?a en Washington
En los ¨²ltimos tiempos se han acentuado las cr¨ªticas sobre la actuaci¨®n del sector el¨¦ctrico en Espa?a. Se ha se?alado as¨ª en diversos documentos c¨®mo el sector se encuentra lastrado por un enfoque parcial e individualista de las distintas empresas existentes, al decidir el desarrollo y la explotaci¨®n de sus instalaciones. Desde un punto de vista econ¨®mico, se ha indicado como especialmente preocupante la descapitalizaci¨®n de las sociedades el¨¦ctricas, consecuencia de la pol¨ªtica financiera que vienen practicando. Se ha llegado por ello a una situaci¨®n en la que no disfrutamos de las ventajas derivadas de los sistemas p¨²blicos unificados dominantes en la mayor parte de los dem¨¢s pa¨ªses, sin que tampoco se manifiesten algunas de las ventajas que un aut¨¦ntico sistema empresarial privado posee en los escasos pa¨ªses en que sigue prevaleciendo un sistema el¨¦ctrico de este tipo.
En unos recientes art¨ªculos (V¨¦ase EL PA?S 25, 26 y 27 de mayo) trat¨¦ de poner de manifiesto c¨®mo la productividad de las principales empresas privadas espa?olas era muy inferior a las de sus hom¨®logas en Estados Unidos. La elecci¨®n de este ¨²ltimo pa¨ªs -que me ha sido luego reprochada- responde, sin embargo, al hecho de que es el ¨²nico significativo a escala mundial (junto con Jap¨®n y B¨¦lgica) en el que el sector el¨¦ctrico no es mayoritaria o totalmente de propiedad p¨²blica (estatal o local). La dimensi¨®n muy superior de las empresas americanas (y japonesas) respecto a las espa?olas. es una indicaci¨®n de las ventajas de la gran escala en este sector, que s¨®lo pueden lograr empresas privadas con dimensi¨®n muy superior a las principales compa?¨ªas espa?olas (por no hablar del gran n¨²mero de medianas y peque?as existentes) o por integraci¨®n de todo el mercado nacional en los pa¨ªses m¨¢s reducidos.
Con respecto a los ¨ªndices de productividad que utilic¨¦, y que han sido luego contestados en otros art¨ªculos de expertos de UNESA aparecidos en estas mismas p¨¢ginas, es curioso que sus objeciones no las hubieran efectuado previamente, cuando esos mismos ¨ªndices hab¨ªan sido utilizados poco antes por el presidente de una de las principales sociedades el¨¦ctricas en su ¨²ltima junta de accionistas, aunque entonces, eso s¨ª, se aplicaran con excelentes resultados a una empresa de otro pa¨ªs nacionalizada, que no se distingue precisamente por su buen funcionamiento.
Paralelamente a las cr¨ªticas al sector el¨¦ctrico, a las que antes me he referido, se han propuesto Asimismo en las sucesivas versiones del, actual Plan Energ¨¦tico diversas medidas para ordenar el sector y adecuar su funcionamiento a sus caracter¨ªsticas de servicio p¨²blico estrat¨¦gico. La reacci¨®n de la parte del sector el¨¦ctrico m¨¢s integrista y hasta ahora dominante en ¨¦l ha sido:
- Denunciar las supuestas motivaciones ideol¨®gico- pol¨ªticas de los que han propuesto algunas de dichas Miedidas.
- Negar la existencia de problemas: ?El sector el¨¦ctrico es ejemplar?, dec¨ªa al respecto el presidente de otra empresa en su junta.
- Politizar unas medidas racionalizadoras -que indudablemente lesionar¨ªan algunas situaciones privilegiadas- aleccionando al Gobierno sobre una supuesta alternativa ?entre el sistema de econom¨ªa de mercado o el colectivismo de Estado, que necesita para sobrevivir de sanciones en aquellos que trabajan sin est¨ªmulo?.
Esta radicalizaci¨®n y politizaci¨®n de posturas no pretende sino establecer una cortina de humo que oculte unos problemas espec¨ªficos de naturaleza funda mentalmente t¨¦cnica y de una gran trascendencia econ¨®mica. Por ello, dicho planteamiento es inadmisible, ya que al ? no estar la situaci¨®n pol¨ªtica para nacionalizaciones?, como ha indicado recientemente un representante del Partido Comunista al hablar del tema, la consecuencia es que no se abordar¨ªa hoy la reforma del sector por su ?ejemplar? funcionamiento, mientras que su probable nacionalizaci¨®n a m¨¢s largo plazo tampoco constituir¨ªa ninguna panacea, si no iba acompa?ada de otras medidas t¨¦cnicas que en parte ya podr¨ªan abordarse ahora.
Acciones que habr¨ªa que adoptar
La eventual conveniencia y. posibilidad de una nacionalizaci¨®n futura no deber¨ªa, pues, en ning¨²n caso detener hoy una serie de acciones, qu¨¦ no implican ning¨²n tipo de cambio pol¨ªtico, institucional, ni siquiera legislativo y que, sin embargo, ser¨ªan de una gran transcendencia para el inter¨¦s general. Dichas acciones podr¨ªan abarcar los siguientes aspectos:
- Planificaci¨®n m¨¢s estricta y con visi¨®n nacional del desarrollo del sector.
- Explotaci¨®n de las centrales y red de transporte.
- Tarifas.
- Incentivaci¨®n de la iniciativa y eficacia empresarial.
- Reestructuraci¨®n de la empresa p¨²blica el¨¦ctrica.
Para no alargar, sin embargo, este art¨ªculo, me voy a referir aqu¨ª ¨²nicamente al segundo de dichos aspectos, la explotaci¨®n del sistema, que es un claro ejemplo de c¨®mo el pedir la nacionalizaci¨®n del Reca (Repartidor Central de Cargas) puede posponer el problema de su funcionamiento adecuado. En primer lugar no hay ninguna necesidad de nacionalizar un organismo que desde su creaci¨®n en 1944, para conjugar los sistemas regionales de producci¨®n el¨¦ctrica, ha estado adscrito a la Direcci¨®n General de la Energ¨ªa del Ministerio de Industria, que es la que debe establecer las normas y directrices para su funcionamiento y donde cuenta ya con un delegado. En la pr¨¢ctica, sin embargo, el Reca ha sido instalado dentro de las oficinas de UNESA, en un local por completo inadecuado, desde el punto de vista de la seguridad, y con unos equipos anticuados e insuficientes.
La explotaci¨®n del sistema no puede as¨ª efectuarse de acuerdo a un modelo de optimizaci¨®n econ¨®mica para el conjunto del pa¨ªs, en el que pudieran introducirse las directrices de la Administraci¨®n, quedando en cambio sometido al posible sesgo de las compa?¨ªas el¨¦ctricas en la optimizaci¨®n de su beneficio empresarial. Como muestra de esto, puede citarse una reciente sentencia del Tribunal Supremo, en la que se indica c¨®mo Hidroel¨¦ctrica Espa?ola, ?no obstante existir excedentes de energ¨ªa hidroel¨¦ctrica en su zona, puso, repetidas veces, en funcionamiento el grupo III de la central de Escombreras, sin raz¨®n alguna que lo justificase, salvo la baja de tensi¨®n en la red de dicha zona, ocasionada por su propia iniciativa?, cit¨¢ndose, asimismo, en ella el informe que efectu¨® al respecto el ingeniero de la Direcci¨®n General de la Energ¨ªa, en el que ?se evidencia que Hidroel¨¦ctrica Espa?ola no quiere aceptar las directrices de la Direcci¨®n General d¨¦ la Energ¨ªa y, de hecho, no las ha cumplido ... ?.
La modernizaci¨®n del Reca, junto con una dotaci¨®n de medios a la intervenci¨®n de la Administraci¨®n en dicho ¨®rgano, ser¨ªan as¨ª ejemplo de medidas dif¨ªcilmente asimilables al ?colectivismo de Estado?, de las que saldr¨ªan ganando, en primer lugar, muchas de las empresas con menor posibilidad de beneficiarse del sistema actual, y que permitir¨ªan instrumentar una optimizaci¨®n econ¨®mica conjunta objetivamente cuantificable.
Por otra parte, es evidente que el Ministerio de Industria y Energ¨ªa no da la talla en cuanto a los medios imprescindibles para ejercer sus competencias respecto al sector y su responsabilidad frente al pa¨ªs, por lo que urgentemente debe ser potenciado al respecto, ya que en caso contrario seguir¨¢ sirviendo de cobertura a una actuaci¨®n de las empresas, no siempre acorde con los intereses del conjunto del pa¨ªs, pero dentro, siempre, de una ineficaz burocracia de autorizaciones, directrices y controles por parte de una Administraci¨®n no dotada de medios para ejercerlas:
Frente a los tradicionalmente escatimadores o despilfarradores conceptos presupuestarios de nuestra Hacienda, habr¨ªa -aqu¨ª s¨ª- que introducir ese otro criterio empresarial del an¨¢lisis coste-beneficio, a la hora de dotar y fijar la actuaci¨®n de un Ministerio como el de Industria y Energ¨ªa, del que depende un tercio de las in versiones totales del pa¨ªs y en el que, sin embargo, no se encuentran institucionalizadas funciones propias de los economistas, al no tener desarrollado- siquiera un sistema formal de evaluaci¨®n de las inversiones que tiene, que aprobar y, en gran parte de los casos, financiar directa o indirectamente.
Con respecto a la electricidad, este sector, en concreto, invierte anualmente unos 100.000 millones de Pesetas, por lo que una optimizaci¨®n de esta cifra que produjera al pa¨ªs un ahorro de s¨®lo un 1% ya supondr¨ªa una cifra de mil millones de pesetas, que es muy superior al presupuesto para este a?o, de setecientos millones de pesetas.
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