Antecr¨ªtica de "Oro rojo"
(Escritor y realizador cinematogr¨¢fico)
Oro rojo constituye mi primera pel¨ªcula como director. Eso en si mismo facilita mucho la autocr¨ªtica, ya que me puedo permitir una benevolencia con mi obra que ni yo mismo -ni nadie- me aceptar¨¢ en el futuro, m¨¢s o menos lejano, en que me ponga a realizar otra pel¨ªcula.
Quede claro, sin embargo, que los fallos que me pueda permitir deben referirse siempre a la parte t¨¦cnica y no a la historia que quer¨ªa contar, ya que mi obligaci¨®n, como escritor, es tener algo que contar o, en otro caso, callarme.
Esa es la parte positiva, a mi modo de ver, de Oro rojo. Ten¨ªa algo que contar sobre el tr¨¢fico de sangre humana en el mundo actual, tema que hasta el momento nadie hab¨ªa tocado en cine, y que me obsesionaba desde tiempo atr¨¢s.
La prensa m¨¢s seria de estos d¨ªas ha se?alado que incluso he estado a punto de quedarme corto en la denuncia de lo que yo considero el m¨¢s espantoso negocio que el ser humano ha sido capaz de inventar. En Hait¨ª no s¨®lo se est¨¢ sacando sangre a adultos -ancianos, enfermos, retrasados mentales o mujeres embarazadas-, sino que, seg¨²n esas ¨²ltimas noticias, existen ya ?granjas? o ?asilos? especializados en recoger ni?os, a los que se les extrae un litro mensual de sangre hasta que mueren. Mi pel¨ªcula no llega a tanto, y es que la realidad supera con frecuencia a la fantas¨ªa.
Esa es, repito, la parte positiva de Oro rojo. Hay una historia aut¨¦ntica, contada con honestidad, directamente, a base de una maravillosa fotografla de Luis Alcaine y unos paisajes portentosos como son los de la isla de Lanzarote.
Los errores, que son muchos, los encontrar¨¢ cada espectador, seg¨²n sus propios gustos: Inexperiencia en el manejo de los actores o de la c¨¢mara, falta de ritmo o carencia de hilaci¨®n entre una secuencia y la siguiente... No lo s¨¦. Si lo hubiera sabido, no hubiera cometido tales errores, por supuesto. En conjunto, mi opini¨®n es que he obtenido una pel¨ªcula al 80% de lo que esperaba obtener antes de empezar, lo cual no es mal porcentaje, a mi modo de ver, trat¨¢ndose, como digo, de la primera. Bien es cierto que he contado con uno de los mejores equipos t¨¦cnicos y art¨ªsticos que se han puesto en este pa¨ªs al servicio de un director novel.
En el fondo, viniendo como vengo del campo literario y tratando de ser objetivo, creo que, novel o no, la verdadera misi¨®n de un director de cine es ¨¦sa: rodearse de un buen equipo y poseer discernimiento y humildad para aceptar su colaboraci¨®n y su cr¨ªtica. Del mismo modo que una novela no puede ser m¨¢s que el resultado de una solitaria masturbaci¨®n mental, una pel¨ªcula debe ser una org¨ªa en la que todos los que intervienen aporten lo mejor de s¨ª mismos.
Que el p¨²blico acepte o no lo que he hecho, ya es otra cosa. Una pel¨ªcula en la que, hoy d¨ªa, s¨®lo sale una mujer castamente desnuda durante tres segundos, parte con manifiesta desventaja en los tiempos del sexo y el erotismo, pero eso es lo que yo quer¨ªa contar y esa es la forma en que quer¨ªa contarlo.
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