La insostenible situaci¨®n de la asistencia sanitaria / 1
Candidata a la alcald¨ªa de Madrid por ORT
El contacto diario con la problem¨¢tica sanitaria en los barrios y pueblos de la provincia me han dado una dimensi¨®n muy aproximada de la gravedad del problema. Han pasado ya las ¨¦pocas en las que los vecinos aceptaban pasivamente las consecuencias de una asistencia sanitaria para pobres, que contrastaba con las altas cotizaciones que mensualmente pagaban a la Seguridad Social. Y as¨ª, en los ¨²ltimos meses, hemos asistido a un proceso, de contestaci¨®n ante los d¨¦ficit, mala asistencia y carencia de instalaciones hospitalarias que se han reflejado todos los d¨ªas en la prensa. En Legan¨¦s, M¨®stoles, Alcal¨¢ de Henares, Aranjuez y m¨¢s recientemente en el barrio de Villaverde ante el retraso de las obras de la maternidad del 1 de Octubre, los vecinos han dado medida de esta preocupaci¨®n con sus asambleas, entrevistas a organismos y grandes manifestaciones.
De todo ello intento dar constancia en el presente art¨ªculo, avanzando en una interpretaci¨®n cr¨ªtica y en las soluciones al mismo.
El deterioroya existente en la asistencia prestada por la Seguridad Social se ha agravado ostensiblemente debido a las medidas restrictivas impuestas por el Instituto Nacional de Previsi¨®n. Es una realidad cada vez m¨¢s ampliamente conocida que el presupuesto de la Seguridad Social espa?ola (1,3 billones de pesetas para 1978, de los cuales el 34% se destina a la asistencia sanitaria) no ven¨ªa traduci¨¦ndose en unas correctas traducciones, tanto a nivel infraestructural como en lo que se refiere a la calidad de la medicina impartida. Este hecho ha sido denunciado en m¨²ltiples ocasiones por los trabajadores sanitarios y por los propios asegurados, as¨ª como por la prensa diaria, sin que, hasta el momento, hayan obtenido ninguna respuesta por parte de los entes responsables de la gesti¨®n de la Seguridad Social.
Las principales deficiencias en la asistencia podr¨ªan centrarse hoy:
- Ausencia de una medicina b¨¢sica ?de primera l¨ªnea?, a nivel urbano y rural. Consultorios y ambulatorios se encuentran desbordados en su asistencia, y carentes de medios adecuados de diagn¨®stico y tratamiento.
- Escasez e irracionalidad en la distribuci¨®n de los hospitales, que son los que cargan con la mayor parte de la asistencia. S¨®lo en la zona norte de Madrid existen tres grandes centros, mientras que todo el resto de la ciudad cuenta ¨²nicamente con cuatro hospitales propios o concertados con la Seguridad Social.
- Falta de medidas preventivas m¨ªnimas, as¨ª como de una educaci¨®n sanitaria de la poblaci¨®n, cuestiones ambas que agravan el problema, no s¨®lo por aumentar la incidencia de enfermedades, sino porque los asegurados carecen de criterios suficientes para exigir una asistencia razonable.
- Abusivo consumo de f¨¢rmacos (la Seguridad Social destina el 51 % del presupuesto sanitario a la compra de medicamentos), pol¨ªtica acorde con los intereses de los monopolios qu¨ªmicos, protegidos por la permisiva legislaci¨®n espa?ola en este terreno (repetici¨®n. de especialidades, etc¨¦tera).
Las causas de una mala asistencia sanitaria
Desde que la Seguridad Social espa?o la se constituy¨® en 1944 recaba los fondos en un 87% de las cotizaciones (5/6 de los empresarios y 1/6 de los trabajadores), aportando el Estado s¨®lo un 4% y obteni¨¦qdose el resto de otras fuentes. As¨ª pues, la Seguridad Social es pr¨¢cticamente sostenida por los trabajadores, ya que la aportaci¨®n de los empresarios repercute de forma inmediata sobre los precios y salarios. La aportaci¨®n estatal es la m¨¢s baja de Europa, y ello hace tambi¨¦n que la Seguridad Social no sea un sistema de redistribuci¨®n de las rentas, como en otros pa¨ªses europeos, al ser m¨ªnima la participaci¨®n de los impuestos directos.
Desde su creaci¨®n, la Seguridad, Social ha sido gestionada econ¨®micamente por el INP, sin la menor participaci¨®n democr¨¢tica de los trabajadores sanitarios y los asegurados. Al amparo de ello se han venido produciendo irregularidades con los fondosque, en ocasiones, se han dedicado a subvencionar sectores poco rentables del INI, e incluso a reservas. disponibles para la banca privada. As¨ª pues, y como se dice en frase ya c¨¦lebre, ?la Seguridad Social ha sido el banquero barato del sisteina?. En 1975 mostr¨® sus ¨²ltimas cuentas, en las que aparecen grandes contradicciones y desajustes en la explicaci¨®n de los gastos, con partidas de hasta 2.000 millones de pesetas sin justificar, en cap¨ªtulos como ?varios?, ?otros?, etc¨¦tera.
Con la apertura del proceso democr¨¢tico espa?ol, la publicaci¨®n de las cuentas y la intervenci¨®n en el control de la Seguridad Social se plante¨® como una exigencia impostergable. Ya en octubre, en 1977, al presentar el se?or S¨¢nchez de Le¨®n, ministro de Sanidad, los presupuestos para 1978, se constat¨® la protesta general por la falta de debate parlamentario sobre un presupuesto que iguala al del Estado; protestas que cayeron en el vac¨ªo m¨¢s absoluto. La deficiente asistencia ha conocido escasas mejoras desde entonces. Por el contrario, el Ministerio dict¨® un detreto en el mes de diciembre pasado sobre limitaci¨®n de las plantillas sanitarias, hecho que contra dec¨ªa la gran necesidad de ampliar el personal asistencial dadas las carencias existentes. Este decreto consigui¨® ser frenado por la lucha unida de los trabajadores sanitarios.
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