Rocktiembre 78: "rock", violencia y Teddy Bautista
El pasado viernes tuvo lugar un Festival de rock en Madrid. En una plaza de toros. Y hubo violencia. Los festivales de rock se desarrollan en polideportivos, campos de deporte, frontones, campos de f¨²tbol o plazas de toros. Hasta el m¨¢s negado puede encontrar una relaci¨®n simb¨®lica entre el marco y la violencia y agresividad que se desarrollan, en torno al mismo. El viernes tambi¨¦n se intent¨® forzar las puertas y se repartieron unos cuantos palos.El problema es que hay gente especialmente bestia. El problema es tambi¨¦n que los organizadores no asumen todas las contradicciones de montar un tinglado de este tipo. El acto estaba montado con la finalidad de recaudar fondos ,y conseguir publicidad para el Sindicato de M¨²sicos de Madrid. Los organizadores, llenos de la mejor intenci¨®n y sorprendidos, preguntaban: ??Pero no se dan cuenta (los de ahi fuera) que con esto no se va a forrar nadie, que es para un sindicato, que hay unos gastos que cubrir??
No, no se dan cuenta. Para el se?or de ah¨ª fuera eso es un negocio, un montaje del cual sabe poco y que tampoco le interesa en exceso. Si se imponen unas reglas para conseguir un equilibrio econ¨®mico, tambi¨¦n deben ponerse los medios represivos para hacerlas cumplir. ?Por qu¨¦ habr¨ªan de ser aceptadas sin m¨¢s? En otro extremo se sit¨²a el abrir las puertas y pasar luego la gorra a ver lo que se saca. Entre ambos no hay t¨¦rminos medios, no se pueden buscar coartadas f¨¢ciles. No se le puede echar en cara a la gente que no acate las disposiciones de una organizaci¨®n de la cual no se siente parte. Y, adem¨¢s, hay gente muy bestia.
El festival presentaba rock madrile?o, a grupos como Mad, Cucharada, Coz, Topo o Le?o. La mayor¨ªa son tr¨ªos, grupos de rock bestia capaces de hacer bailar o de meter ruido en una maravillosa noche de oto?o. As¨ª se iba creando un ambiente sano, tranquilo dentro de unos l¨ªmites aceptables y plet¨®rico de marcha. Por fortuna, las tensiones que registraban y sufr¨ªan los m¨²sicos-organizadores no hab¨ªan trascendido al p¨²blico-escucha.
La sorpresa, la magia de lo inesperado (ya comienza a no poder esperarse ese inesperado) corri¨® a cargo de Teddy Bautista. All¨ª surgi¨® presentado por Luis Eduardo Aute, plantado delante de sus sintetizadores, Tangerine Dream de la primera ¨¦poca, solitario ante una vasca que iba a por rock. Silbidos de los sintetizadores, silbidos del p¨²blico que amainan poco a poco. Aquello estaba bien, era interesante, enrrollaba y alucin¨® cuando comenz¨® a cantar Tara. Una improvisaci¨®n b¨¢rbara por parte de una cantante etiquetada y encerrada en, otros lugares de la m¨²sica. Fue magn¨ªfico, capaz de dejar a todos con la boca abierta. Pero despu¨¦s de su viaje experimental Teddy sali¨® con una guitarra negra y una arm¨®nica. El y tres guitarristas (m¨¢s bajo). Rock brutal, m¨¢s salvaje que todo lo que se hab¨ªa realizado antes (que era bueno). Teddy Bautista parec¨ªa retirado, aislado tras una mesa de grabaci¨®n, tras una imagen pol¨ªtica, tras muchos a?os de haber intentado seguir sorprendiendo. Ser¨ªa una pena perderle. Tipos as¨ª pueden y deben seguir mostr¨¢ndonos cosas, abri¨¦ndonos a golpe de imaginaci¨®n que supera la moda. Son casi necesarios.
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