Abstracci¨®n de cient¨ªfico y sencillez de artesano
Eugenio Freyssinet naci¨® en 1879, justamente un siglo despu¨¦s de finalizarse el primer puente de hierro que se construy¨® en el mundo, el primer puente moderno. Su hist¨®rica patente del pretensado, de octubre de 1928, se registra un siglo despu¨¦s de aquella otra no menos trascendente de octubre de 1824, en la que Aspdin denominaba Portland cement a un aglomerado hidr¨¢ulico que cambiar¨ªa la faz de la tierra en el ¨²ltimo siglo y medio. Su biograf¨ªa est¨¢ ligada a la de los pioneros. En cierto modo, ¨¦l es tambi¨¦n un pionero: en Freyssinet todav¨ªa no se separan la ingenier¨ªa cient¨ªfica y la pr¨¢ctica. Es capaz de acercarse a los misterios del hormig¨®n con la capacidad de abstracci¨®n de un gran cient¨ªfico y al mismo tiempo resolver, con la sencillez y elegancia de un artesano viejo, los problemas constructivos m¨¢s diversos con soluciones tan definitivas que, despu¨¦s de setenta a?os, siguen siendo utilizadas por todos los constructores del mundo. Su genial invento del pretensado, fruto estricto de su imaginaci¨®n, de su coraje y de su esfuerzo, le elevar¨¢ para siempre al primer puesto de la ingenier¨ªa civil en la historia de la construcci¨®n. S¨®lo la aparici¨®n del arco es comparable en importancia al invento de Freyssinet, y, en cierto modo, semejante, ya que ambos son artificios mediante los cuales la materia se vence a s¨ª misma.En ning¨²n ingeniero se funden, como en Freyssinet, la teor¨ªa y la pr¨¢ctica, la imaginaci¨®n y la decisi¨®n, la fertilidad y la profundidad, el arte y la t¨¦cnica. Es el ¨²ltimo de los grandes ingenieros de la edad heroica. Cierra brillantemente 1 con el puente de Plougastel el primer siglo del hormig¨®n armado, y, al mismo tiempo, abre la nueva ¨¦poca del hormig¨®n, unida ya indiscutiblemente al pretensado. Pero la fama se equivoca a veces de direcci¨®n. Su obra, hasta ahora, ha permanecido oculta en favor de la de otros grandes ingenieros, notoriamente inferiores.
Freyssinet tiene gran parte de culpa del olvido en que se encuentra su obra. Hay razones que pueden justificar la incre¨ªble falta de inter¨¦s alrededor de su obra, y en primer lugar su orgullo, que le llev¨® a enfrentarse por adelantado a los que, tarde o temprano, estudiar¨ªan su vida y su obra: ?La curiosidad por las personas es un vicio de nuestra ¨¦poca que juzgo deplorable. No teniendo esperanzas de corregirlo, y detestando que se hagan correr acerca de m¨ª versiones falsas, he decidido cortar las alas a ciertos canards explicando yo mismo qu¨¦ influencias me han formado, qu¨¦ personas me han ayudado, y qu¨¦ es lo que desear¨ªa hacer a¨²n antes de desaparecer.?
Ciertamente, Freyssinet escribi¨® -a retazos- sus propias, peque?as e inigualables memorias, pero no habl¨® de s¨ª mismo y de su obra como para sobrevivir a la ignorancia de los hombres, a la indiferencia o indolencia de ingenieros y cr¨ªticos. Su obra va m¨¢s all¨¢ de su propio pensamiento. Adem¨¢s, sus numerosos textos andaban desperdigados y perdidos en cientos de publicaciones, algunas ya desaparecidas, y su obra, fecunda y diversa a lo largo de, 55 a?os de intenso trabajo profesional, segu¨ªa desconocida por la mayor¨ªa de los ingenieros y estudiosos de todo el mundo, ignorada por los estudiantes de ingenier¨ªa y arquitectura que hablan con familiaridad de Perret, Nervi o Le Corbusier e ignoran al m¨¢s grande constructor de todos los tiempos. Era necesario, pues, para comprender esta personalidad tan sencilla, y al mismo tiempo tan fuerte y tan rica, llegar a todos los que le rodearon, acercarse a sus construcciones y estudiarlas con atenci¨®n, recorrer su infancia, sus antepasados, el paisaje que le vio nacer; porque toda su obra es consecuencia de su actitud ¨¦tica ante la vida, nacida desde su ni?ez del orgullo de su origen aldeano y del amor a las tradiciones artesanas de sus mayores, reflejo de una herencia que dejar¨ªa profunda huella en su estilo y que har¨ªa inconfundibles sus obras.
Universalizador del hormig¨®n
Freyssinet universaliz¨® el hormig¨®n. Lo, aplic¨® a las m¨¢s variadas construcciones, formas y necesidades. Descubri¨® las t¨¦cnicas fundamentales para su utilizaci¨®n. Invent¨® los principales sistemas de su empleo. Investig¨® sus cualidades internas y experiment¨® y perfeccion¨® la t¨¦cnica del hormig¨®n hasta l¨ªmites hoy no superados todav¨ªa. Su figura se ir¨¢ agigantando con el tiempo. De un material tosco, basto y pesado tal como el hormig¨®n era empleado antes de ¨¦l, construy¨® cubiertas de hangares, grandes b¨®vedas y puentes que eran, hasta entonces, propiedad privada de las estructuras met¨¢licas. Despu¨¦s del pretensado, la difusi¨®n internacional del hormig¨®n es el .mayor legado que los constructores le adeudan.
Hasta Freyssinet, el hormig¨®n (armado o sin armar) no era mucho m¨¢s que el usado por los romanos hace veinte siglos. Gracias a ¨¦l, el hormig¨®n da un gran salto, supera el escal¨®n hist¨®rico m¨¢s importante en la eterna conquista de la ligereza, de la sustituci¨®n de la cantidad por la calidad.
El ingeniero dispone hoy de una nueva fuerza capaz de imponer su voluntad a la materia: utilizar el pretensado es, como dec¨ªa ¨¦l, un acto de voluntad, una decisi¨®n exclusivamente moral. Con el pretensado, Freyssinet transforma el hormig¨®n en un material noble y duradero, capaz de deformarse el¨¢sticamente y dotado de una completa reversibilidad. El ¨²nico sistema de hormig¨®n que vale ya es la probit¨¦ technique, que hace que cada obra marque un progreso sobre las precedentes. Desaparecido Freyssinet, la t¨¦cnica de la ingenier¨ªa del hormig¨®n ha ido adquiriendo, tras sus huellas, una mayor perfecci¨®n, poco creativa y, en cierto modo, esterilizante.
Cuanto m¨¢s se estudia su obra m¨¢s admirable aparece la abundancia de su ingenio y la capacidad de realizar en la pr¨¢ctica lo que su inteligencia imaginaba, ya fuera el puente m¨¢s grande del mundo, una peque?a cu?a de anclaje o el desplazamiento de 500.000 toneladas de roca. Como Leonardo, tenia un esp¨ªritu tan elevado que nunca se conformaba con lo que hac¨ªa. El se consideraba un intuitivo, bien entendido, ?una intuici¨®n controlada por la experiencia?, un superviviente de una raza de artesanos, mucho menos sometido a su raz¨®n que a los impulsos del subconsciente. Sab¨ªa que no alcanzar¨ªa sus deseos sin riesgo; por ello nunca busc¨® los atajos y anduvo todo su camino. A trav¨¦s de este camino, Freyssinet encontr¨® la bellaza y, sin saberlo, secretamente, fue un artista verdadero.
Con ¨¦l ha desaparecido el ¨²ltimo de los grandes, el mundo de la ingenier¨ªa ha quedado hu¨¦rfano. Freyssinet llev¨® el hormig¨®n armado, nacido a mediados del siglo XIX, al l¨ªmite de sus posibilidades, con las soluciones m¨¢s grandes, t¨¦cnicas, universales y hermosas que nunca se construyeron con este material.
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