"Jazz", flamenco, y "rock", amenazados en su supervivencia en Espa?a por la burocracia
Asamblea fundacional del Colegio Profesional de M¨²sicos
El pasado fin de semana se celebr¨® en Madrid la que podr¨ªa llamarse asamblea fundacional del Colegio Profesional de M¨²sicos, en la que se estudiaron cuestiones relativas a la colegiaci¨®n y a los primeros estatutos. El proyecto del colegio, que tratar¨ªa de defender los intereses profesionales de sus asociados, surgi¨® a debate p¨²blico este verano y despert¨® entonces una pol¨¦mica que s¨®lo el mes de agosto logr¨® ocultar con motivo de las vacaciones.
La convocatoria de la asamblea consigui¨® reunir en el Real Conservatorio de M¨²sica de Madrid a una cantidad no determinada de votos por medio de compromisarios de toda Espa?a. Estos compromisarios eran b¨¢sicamente profesores y/o licenciados de Conservatorio.Previamente, y para salir al paso de informaciones mal fundadas, una nota de la Direcci¨®n General de M¨²sica explicaba que ni apoya ni deja de apoyar al colegio, cuyos estatutos habr¨¢n de ser aprobados en Consejo de Ministros (hay que se?alar, no obstante, que la vigente ley de Colegios Profesionales de 1974 habla de aprobaci¨®n por ley, lo cual impondr¨ªa su paso por las Cortes).
Los temas pol¨¦micos del proyecto de estatutos se centraron sobre todo en el t¨ªtulo del mismo, en el ¨¢mbito del colegio o colegios, en la necesidad de titulaci¨®n para pertenecer al mismo, en la obligatoriedad de pertenecer a ¨¦stos para ejercer la profesi¨®n musical en nuestro pa¨ªs y en una disposici¨®n transitoria que permitir¨ªa en un plazo determinado y, por una sola vez, la incorporaci¨®n al colegio de aquellos profesionales de prestigio y capacidad probada que no estuvieran titulados (l¨¦ase Andr¨¦s Segovia, por ejemplo).
De la homogeneidad de base de los reunidos se dedujo igualmente la homogeneidad de los argumentos utilizados en una discusi¨®n que no toc¨® el fondo de las graves consecuencias que el colegio podr¨ªa tener para nuestra m¨²sica. Tal vez obcecados por los m¨²ltiples problemas de desempleo con que se enfrentan los licenciados de conservatorio, los reunidos no supieron ver las derivaciones inevitables de su prop¨®sito. Tampoco entraron en una discusi¨®n a fondo de los art¨ªculos 39 y 40, que otorgan un poder casi onm¨ªmodo a la junta de gobierno. El problema m¨¢s preocupante es que este colegio profesional, caso de ser aprobados sus estatutos, supondr¨ªa la desaparici¨®n del flamenco, del rock y, muy probablemente, del jazz de nuestro pa¨ªs.
Supuesto que para ejercer la profesi¨®n musical en Espa?a ser¨ªa necesario estar incorporado a este colegio (art¨ªculo 6), que para pertenecer al mismo hay que estar titulado (art¨ªculo 5) y que una vez pasado el plazo que marca la disposici¨®n transitoria para la incorporaci¨®n de profesionales reconocidos p¨²blicamente, supuesto todo ello, para actuar en un tablao el guitarrista de turno o el cantaor habr¨ªan tenido que pasar por sus a?os de instrumento y solfeo. Los rockers de dieciocho a?os no podr¨¢n vivir de la m¨²sica a menos que hayan seguido sus cursos de percusi¨®n cl¨¢sica o de contrabajo y los jazzmen habr¨¢n de estudiar armon¨ªa para realizar sus improvisaciones.
El asesor jur¨ªdico del nonato colegio insist¨ªa en homologar la profesi¨®n de m¨²sico con la de abogado, m¨¦dico o arquitecto, pero es de temer que dicha apreciaci¨®n provenga de un conocimiento desde fuera del tema.
Exigir la titulaci¨®n a un m¨²sico viene a ser igual que exig¨ªrsela a un actor, a un director de cine o a un escritor. En todos los casos los conocimientos y capacitaci¨®n t¨¦cnica son s¨®lo una v¨ªa de expresi¨®n, no un fin. Adem¨¢s de ello resulta evidente que dicha capacitaci¨®n t¨¦cnica puede adquirirse de formas muy variadas (ah¨ª est¨¢ Paco de Luc¨ªa que no sabe leer m¨²sica) y que finalmente no es imprescindible para ser genial (caso de los Beatles, que seguramente no hubieran pasado un examen de segundo de composici¨®n y armon¨ªa).
La idea del colegio es muy respetable, pero desde el momento en que se abroga la representaci¨®n exclusiva de la profesi¨®n musical (art¨ªculo 2) contiene en s¨ª mismo los g¨¦rmenes de inviabilidad.
Esta extralimitaci¨®n de funciones, denunciada por el Sindicato Musical de Madrid, no va a resolver el problema de los m¨²sicos en paro, porque va a crear muchos m¨¢s cuya actividad no podr¨¢ ser cubierta por graduados de conservatorio. Otro tema es que incidiera en temas como la catastr¨®fica, por nula, situaci¨®n de la ense?anza musical en nuestro pa¨ªs y en la escasez de agrupaciones sinf¨®nicas, grandes o chicas.
Si estos estatutos no se corrigen en el sentido de hacerlos m¨¢s restrictivos en sus fines, la m¨²sica como expresi¨®n espont¨¢nea de la sensibilidad popular desaparecer¨¢ de nuestro pa¨ªs.
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