El acceso a Galicia contin¨²a siendo dif¨ªcil
A simple vista pudiera parecer que Galicia dispone de importantes v¨ªas de comunicaci¨®n en relaci¨®n con el resto de Espa?a. Tres aeropuertos (Santiago, La Coru?a y Vigo), cinco puertos relevantes (Vigo, La Coru?a, El Ferrol, Mar¨ªn y Villagarc¨ªa) y una red de carreteras relativamente considerable. Y se dice que esta red es considerable porque mientras en el conjunto espa?ol hab¨ªa, en 1971, 4,11 kil¨®metros de carreteras por cada mil habitantes, en Galicia este promedio era de 7,25 kil¨®metros. El 9,13% de las carreteras espa?olas est¨¢n en Galicia mientras que su poblaci¨®n representa solamente el 7,6% del total espa?ol.
Sin embargo, los puros datos estad¨ªsticos no reflejan la realidad, y Galicia ha sido y sigue siendo en parte un pa¨ªs marginado como demostr¨® Paz Andrade en 1969. Para empezar, la mayor parte de los 2.300 kil¨®metros aproximados de carreteras que cruzan las tierras gallegas est¨¢n en mal estado o transcurren a trav¨¦s de trazados que no son los adecuados y que dificultan y encarecen enormemente su uso racional, Es bien cierto que, pese a todo, la carretera es la v¨ªa de comunicaci¨®n gallega sobre la que descansa el mayor porcentaje de transporte. En el interior de Galicia, m¨¢s de 104 millones de toneladas de mercanc¨ªa viajan a lo largo de trayectos que, en el 80% de los casos, nacen y mueren dentro de la misma comarca o de la misma provincia. En el mismo per¨ªodo de tiempo, m¨¢s de diez millones de toneladas se intercambian entre Galicia y el exterior por carretera.Se dir¨ªa que Galicia es, con todas las consecuencias, un pa¨ªs que se comunica por carretera y por malas carreteras. Cerca del 90% de las carreteras gallegas tienen anchuras inferiores a los seis metros, adem¨¢s de trazados dif¨ªciles y antiguos. Los firmes son inadecuados y est¨¢n en mal estado de conservaci¨®n, cuando no en p¨¦simo rodaje, en buena parte de la red viaria. La saturaci¨®n del tr¨¢fico en carreteras como las que unen La Coru?a con Santiago, Pontevedra con Vigo o esta ¨²ltima ciudad con Orense es m¨¢s que notable y, a veces, traumatizante. Poblaciones pesqueras como las del litoral que se conoce con el nombre de Costa de la Muerte (Finisterre, Corcubi¨®n, Cee y Noya) o las del norte de Lugo est¨¢n pr¨¢cticamente incomunicadas, a pesar de que en el caso de la zona costera lucense est¨¢ en marcha un proceso industrial muy importante con m¨¢s de 2.000 trabajadores reunidos solamente en el complejo de Al¨²mina-Aluminio que se est¨¢ levantando en San Cipri¨¢n.
El Plan de Accesos a Galicia, aprobado en 1970 y todav¨ªa sin terminar, abri¨® una comunicaci¨®n m¨¢s racional basada en los esquemas conc¨¦ntricos con Madrid que ya prevalec¨ªan. La N-VI tiene hoy una mejor llegada a Galicia a pesar del dif¨ªcil puerto de Piedrafita y de que todav¨ªa no est¨¢n terminadas totalmente sus obras. De manera semejante, la N-525 dispone ya de un trazado Redia desde cerca de Zamora hasta Santiago pasando por Orense, Ver¨ªn y Puebla de Sanabria. Lo m¨¢s importante que resta por hacer del Plan es el llamado acceso centro, que comunicar¨ªa el valle del Sil con Orense.
Pero, al lado de estas realizaciones que se hicieron de cara a la comunicaci¨®n con el epicentro espa?ol quedan por ahora en el absoluto abandono la N-634 desde Baamonde (Lugo) a Vegadeo por Villalba. Mondo?edo y Ribadeo y la N-640 desde Caldas de Reyes (Pontevedra) a Asturias por Lugo.
Si las comunicaciones se refieren al ferrocarril. Galicia es todav¨ªa m¨¢s deficitaria, ya que solamente el 11% de su transporte de mercanc¨ªas con el exterior se hace a trav¨¦s de los trenes que salen por Lugo o por Orense. Hay que rese?ar adem¨¢s que una cuarta parte de este transporte ferroviario corresponde al mineral que se conduce desde Ponferrada (Le¨®n) al puerto de Vigo. El transporte interior por ferrocarril es pr¨¢cticamente inapreciable. El hecho real es que Galicia est¨¢ absolutamente desfavorecida en cuanto al n¨²mero de estaciones ferroviarias y que ¨¦stas se encuentran adem¨¢s considerablemente alejadas de los centros de poblaci¨®n y muy mal comunicadas con los mismos, tal como reconocen fuentes oficiales. La red est¨¢ sin electrificar todav¨ªa y su extensi¨®n deja sin cubrir zonas importantes. Es interesante recordar los criterios que dio a conocer el CIES sobre el tema ferroviario cuando se debati¨® p¨²blicamente el proyecto de construcci¨®n de la autopista del Atl¨¢ntico. Dicho organismo privado argument¨® que por el mismo dinero se podr¨ªa electrificar la red ferroviaria gallega adapt¨¢ndola con nuevos trazados a la realidad actual y comunicar la zona de la autopista con carreteras Redia.
Finalmente, las comunicaciones a¨¦reas son tambi¨¦n deficientes en Galicia. S¨®lo uno de sus aeropuertos el de Labacolla, en Santiago de Compostela, est¨¢ en condiciones de recibir a grandes aviones de pasajeros. El de Alvedro, en La Coru?a, necesitar¨ªa important¨ªsimas obras para verse convertido en aer¨®dromo capacitado para recibir tr¨¢fico regular realizado por medio de aparatos potentes. El propio ministro de Transportes se mostr¨® optimista, hace pocos d¨ªas, al saber que podr¨ªan utilizarse las tierras del monte Costa, principal obst¨¢culo para la navegaci¨®n a¨¦rea desde Alvedro, en el relleno del muelle que se va a construir en el puerto coru?¨¦s. Esto har¨ªa que el desmonte resultara menos costoso y, por tanto, te¨®ricamente posible. Pese a todo, Alvedro, como Peinador, en Vigo, no podr¨¢ aspirar, seg¨²n informes t¨¦cnicos, m¨¢s que al cumplimiento de los papeles de un aeropuerto operacional de car¨¢cter local.
Si el tr¨¢fico de pasajeros sigue aumentando al ritmo de los ¨²ltimos a?os. Galicia tendr¨¢ en 1980 m¨¢s de un mill¨®n de viajeros a¨¦reos al a?o, y m¨¢s de doscientas toneladas de mercanc¨ªa se transportar¨¢n diariamente por avi¨®n. Ni las terminales de sus aeropuertos ni siquiera los medios de navegaci¨®n est¨¢n todav¨ªa a la altura de esas circunstancias. Algunas veces lo han recordado ya los parlamentarios gallegos y el consejero de Ordenaci¨®n del Territorio, se?or Pardo Montero, trabaja ahora mismo en el estudio de esta situaci¨®n, seg¨²n pudo saber EL PAIS. Galicia, mientras tanto, sigue estando marginada. Esta y no otra es la realidad.
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