Espa?a y los derechos humanos
El ministro espa?ol de Asuntos Exteriores present¨® ayer ante la Asamblea General de las Naciones Unidas las l¨ªneas generales de la pol¨ªtica de su departamento. El ministro situ¨® los temas claves de la acci¨®n exterior en el tri¨¢ngulo formado por Europa, Africa e lberoam¨¦rica en pos de ?la paz y seguridad internacionales mediante la distensi¨®n y el desarme, la defensa de los derechos humanos y la superaci¨®n de las distancias entre los pa¨ªses en desarrollo y los pa¨ªses industrializados?.El contenido del discurso deshace la expectacion que despert¨® hace unos d¨ªas en algunos medios que esperaban encontrar en las palabras del ministro un desarrollo pol¨ªtico de la reciente visita del presidente Su¨¢rez a Cuba. El silencio fue la respuesta oficial del palacio de Santa Cruz -que no consider¨® el momento ni el lugar oportunos- para quienes esperaban que el Gobierno Su¨¢rez desvelara sus ¨²ltimas intenciones en relaci¨®n con los temas del Tercer Mundo, no alineados y OTAN, al hilo del discurso que el rey don Juan Carlos pronunciara en China marcando distancias entre la pol¨ªtica exterior espa?ola y las iniciativas de las primeras potencias hegem¨®nicas, Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
El discurso del ministro aporta, no obstante, pocas novedades. Entre ellas destacan los p¨¢rrafos que se dedican a la crisis del Sahara occidental y en los que, por primera vez, el Gobierno espa?ol incluye el vocablo negociaci¨®n de manera formal: ?Se necesita con urgencia una soluci¨®n negociada y pac¨ªfica.? Ello confirma la postura del Gobierno de Madrid favorable a una r¨¢pida negociaci¨®n bilateral o multilateral entre las partes interesadas o afectadas por el conflicto, lo que excluye a priori la lenta acci¨®n pol¨ªtica y diplom¨¢tica de la OUA y la ONU.
Tambi¨¦n constituye un dato de inter¨¦s la inclusi¨®n en el texto del deseo de Espa?a de ?cristalizar en f¨®rmulas institucionales? sus relaciones con lberoam¨¦rica. Esta frase tiene su mirada puesta en el Pacto Andino y dem¨¢s organizaciones de integraci¨®n iberoamericanas y se presenta, como una iniciativa complementaria al proceso de penetraci¨®n de Espa?a en las Comunidades Europeas y nunca como posible alternativa.
Temas ya rutinarios en las declaraciones de los ministros espa?oles ante la ONU lo son Gibraltar y el Mediterr¨¢neo. Sobre el Mare Nostrum el se?or Oreja reiter¨® la idea de que hace falta ?un sistema de cooperaci¨®n regional? y ?la contenci¨®n y reducci¨®n de las fuerzas militares? presentes en estas aguas. En el apartado sobre Gibraltar el ministro reiter¨® las cr¨ªticas e insisti¨® en que Gran Breta?a acepte sentar se en torno a una mesa de negociaciones formales. Ello hace suponer que las conversaciones expioratorias Londres-Madrid sobre comunicaciones mar¨ªtimas y telef¨®nicas e indemnizaciones a trabajadores espa?oles no llevan el ritmo deseado que, para Espa?a, no tiene m¨¢s puerto que la negociaci¨®n de la descolonizaci¨®n brit¨¢nica de la Roca. Por ¨²ltimo merece la pena comentar la contundencia del discurso en lo que a los derechos humanos se refiere. El ministro dijo, en nombre del Gobierno. espa?ol: ?Estamos decididos a una acci¨®n inspirada en las siguientes directrices: la violaci¨®n persistente de los derechos humanos fundamentales, dondequiera que se produzca, es condenable sin que pueda alegarse que se trata de una materia de la exclusiva competencia interna de los Estados; la supresi¨®n flagrante de los derechos humanos fundamentales, all¨¢ donde se realice, constituye una amenaza a la paz; deben perfeccionarse los mecanismos de control existentes a fin de hacerlos no solo m¨¢s eficaces, sino m¨¢s objetivos e imparciales.?
El p¨¢rrafo constituye una meta encomiable para la Espa?a democr¨¢tica pero ofrece serias contradicciones o al menos rectificaciones con algunos hechos. No hace mucho tiempo que el se?or Oreja se ha visto obligado a justificar las dictaduras del Cono Sur de la Am¨¦rica Latina, ante el Congreso y el Senado espa?oles.
Y no est¨¢n lejanas las informaciones relativas a las ventas de armas que el Gobierno espa?ol autoriz¨® en favor de reg¨ªmenes donde no se respetan los derechos humanos (queda a¨²n por clarificar el caso del carguero Allul) como Marruecos y Nicaragua.
Y hablando de Nicaragua y de derechos humanos, dos temas tan ligados por la actualidad, destaca el silencio espa?ol en Ia ONU. Un silencio demasiado ruidoso, sobre todo despu¨¦s de haber visto las duras palabras del ministro para las crisis de Sur¨¢frica, Chipre, Zimbabwe y Namibia.
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