"Nunca me convenci¨® la imagen oficial de Cristo"
Anthony Burgess presenta en Madrid su novela "Jesucristo y el juego del amor"
Anthony Burgess, el escritor ingl¨¦s mundialmente conocido por su novela La naranja mec¨¢nica, llevada al cine por Stanley Kubrick, present¨® ayer en Madrid la versi¨®n espa?ola de su ¨²ltima obra Jesucristo y el juego del amor. En este nuevo libro, el novelista cat¨®lico intenta la reconstrucci¨®n humana de un personaje cuya imagen -en sus propias palabras-, ?no ha sido nunca dibujada con precisi¨®n por el Nuevo Testamento?.?Mi libro es perfectamente ortodoxo, a pesar de lo cual la pel¨ªcula que realiz¨® Franco Zeffirelli basada en ¨¦l no ha sido distribuida en Espa?a?, declar¨® Anthony Burgess en el transcurso de la conferencia de prensa que sigui¨® a la presentaci¨®n de su novela.
?Como nunca logr¨® satisfacerme la visi¨®n que los cuatro evangelistas nos han transmitido de ese Cristo fr¨¢gil y con rostro de Dustin Hoffman que aparece en las im¨¢genes tradicionales, me he sentido obligado como novelista a sugerir esta otra visi¨®n del Mes¨ªas. Siendo carpintero, es m¨¢s probable que Cristo fuera un hombre bastante fuerte, dotado de una voz excepcional, puesto que era capaz de hablar ante miles de personas y capaz de llevar una vida sexual perfectamente normal. Precisamente por ello, en mi novela, Cristo se casa con una muchacha muy corriente, Sarah, a pesar de que no llega a tener hijos. Esto me parece m¨¢s que probable, dado que Jes¨²s es el primer predicador jud¨ªo que demuestra verdadera ternura por las mujeres. Creo que su capacidad de apreciar la naturaleza femenina se deriva de un conocimiento profundo de la mujer. Esto no sucede, por ejemplo, en el caso de Mois¨¦s, para quien la mujer era sin¨®nimo de algo diab¨®lico.?
Seg¨²n Anthony Burgess, el poder del humor, del sentido l¨²dico del amor, ser¨ªa la ¨²nica fuerza capaz de regenerar el mundo actual. ?Estoy de acuerdo con Santo Tom¨¢s -a?adi¨® el escritor ingl¨¦s- cuando dec¨ªa que en alguna medida Dios cre¨® el mundo para divertirse. Su mensaje de amor al pr¨®jimo supone el conocimiento de una verdadera t¨¦cnica del juego del amor, que es en el fondo la tesis central de mi libro.?
Burgess, que a sus 61 a?os ha publicado ya veinticinco novelas -en la actualidad prepara una largu¨ªsima serie para televisi¨®n sobre los viajes de Marco Polo-, que compone m¨²sica y anteriormente fue pintor, recalca siempre su profunda catolicidad, y en m¨¢s de una ocasi¨®n ha declarado que se siente profundamente irland¨¦s en medio de una Gran Breta?a mayoritariamente protestante.
La imagen de hombre l¨®gico que pretende dar de Jesucristo, se vuelve repentinamente inflexible al abordar algunos aspectos concretos de la vida: ?Cristo no hubiera podido aceptar el aborto, ni la contracepci¨®n, ni la homosexualidadcaso de haber vivido hoy?, declar¨® Burgess.
"La naranja mec¨¢nica": una pel¨ªcula pornogr¨¢fica
Burgess no oculta, sin embargo, el disgusto que le produce ser conocido en Espa?a fundamentalmente por la pel¨ªcula de Kubrick La naranja mec¨¢nica. ?La violencia no me interesa lo m¨¢s m¨ªnimo, pero creo que un novelista est¨¢ obligado a definir la realidad del mundo que le rodea. La violencia estaba presente en mi novela soterradamente, pero el filme de Kubrick la muestra de una manera abierta e incluso atractiva, gracias al dominio que tiene de la t¨¦cnica cinematogr¨¢fica. Est¨¢ escrita en una especie de dialecto que resulta de la mezcla del ingl¨¦s con el ruso; en la versi¨®n espa?ola el espa?ol con el versi ruso, todo ello para encubrir un poco la violencia real.??Pero la tesis fundamental de esta novela, que era una disertaci¨®n sobre el libre albedr¨ªo, la capacidad humana de elegir entre el bien y el mal, ha quedado enterrada en la pel¨ªculaque en mi opini¨®n es francamente pornogr¨¢fica. No es que yo est¨¦ contra la pornografia, pero no es esa mi misi¨®n. El t¨ªtulo original de esta pel¨ªcula estaba escrito en el dialecto cockenv londinense y casi nadie lo ha comprendido, porque en realidad es una expresi¨®n con la que se quiere se?alar que alguien est¨¢ loco.?
Babelia
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