El impuesto tur¨ªstico
Ciertos sectores del Gobierno estudian. desde hace varias semanas, la posible implantaci¨®n de un impuesto tur¨ªstico. La justificaci¨®n esgrimida ya oficialmente es que los costes de infraestructura necesarios para presentar un pa¨ªs en condiciones a los 35 millones de visitantes anuales debieran ser sufragados por ¨¦stos, en lugar de por todos los espa?oles.Es curioso que los responsables de la administraci¨®n tur¨ªstica espa?ola hayan alcanzado tal grado de asimilaci¨®n de las t¨¦cnicas habituales en la vertiente privada del sector: m¨ªnima inversi¨®n, m¨¢ximo beneficio.
Espa?a se encontr¨® -sin preverlo- con una imponente gallina de los huevos de oro, al convertirse en el centro tur¨ªstico m¨¢s preciado de Europa. Desde entonces, la Administraci¨®n ha hecho poco m¨¢s que patrocinar campa?as publicitarias en materia tur¨ªstica. El actual responsable del tema, Ignacio Aguirre. gusta de comparar los ingresos obtenidos por el pa¨ªs en concepto de turismo con el famoso Plan Marshall, indicando que aquellos casi triplican a ¨¦ste. ?Qu¨¦ porcentaje de esa suma se ha destinado a mejorar la infraestructura necesaria para acoger tal n¨²mero anual de visitantes? Es de suponer que poca, a la vista de los resultados.
Los enclaves tur¨ªsticos est¨¢n -especialmente las playas- sucios, urbanizados ca¨®ticamente y faltos de servicios. Las comunicaciones distan mucho de ser eficaces y, por si fuera poco, doscientas personas pueden morir en un camping, sin que la Administraci¨®n haya explicado -casi tres meses despu¨¦s de producido- las causas del siniestro. La mayor¨ªa de los n¨²cleos tur¨ªsticos han crecido al exclusivo aire de los especuladores. Hoy, carecen de casi todo, incluso de agua. Otros, han servido para arruinar comarcas enteras de regad¨ªo, como en el caso de Maspalomas, en Gran Canaria. Algunos, incluso, padecen en sus proximidades polos industriales altamente contaminantes, de ¨¦stos, Salou es el m¨¢s significativo ejemplo.
Nadie acert¨® a poner nunca orden en tales desmanes. Y no parece que la falta de fondos haya sido el motivo m¨¢s notable. La hosteler¨ªa es posiblemente una de las industrias m¨¢s gravadas en materia fiscal. ?A qu¨¦ se destinan esos fondos? Durante a?os, la ¨²nica cobertura del Erario p¨²blico hacia el turismo ha sido el cr¨¦dito hotelero y de ello habr¨ªa mucho que hablar.
El turismo es, hoy por hoy, b¨¢sico para nuestra econom¨ªa. Conviene meditar antes de implantar un impuesto que, en definitiva, supone cobrar primero y ofrecer despu¨¦s -s¨ª es que se ofrece-. ?Qu¨¦ garant¨ªas existen de que el tal impuesto no siga el mismo camino que otros similares? Ning¨²n impuesto espec¨ªfico ha servido nunca para aquello a lo que te¨®ricamente estaba destinado, al menos en nuestra reciente historia.
Cualquier decisi¨®n que suponga encarecer el acceso al Pa¨ªs a esos millones de visitantes puede ser grave en sus consecuencias. Ya tenemos unos precios superiores a los de nuestros competidores y cualquier desliz puede hacer que los huevos de oro se tornen de plomo.
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