Los demonios de la pol¨¦mica
LA CUESTION vasca se halla tan cargada de pasiones y emociones contrapuestas, que resulta imposible de evitar que los demonios de la pol¨¦mica extremen las posiciones y crispen las actitudes. Nadie se halla libre de culpas, pero la responsabilidad ¨²ltima no corresponde a los actores que defienden sus razones, sino a una situaci¨®n quede alguna forma reviste caracteres tr¨¢gicos. Una definici¨®n convencional de tragedia la define como un g¨¦nero dram¨¢tico, cuyo tema suele estar sacado de la historia, que pone en escena personajes nobles enfrentados a conflictos provocados por pasiones humanas que desembocan en un desenlace fatal. Se podr¨ªa pensar que en el Pa¨ªs Vasco la reflexi¨®n y la serenidad son hoy, m¨¢s que nunca necesarias para hacer imposible un final catastr¨®fico.El examen de los propios excesos y el esfuerzo por comprender las razones del adversario s¨®lo ser¨¢n ¨²tiles, sin embargo, en el caso de que esa revisi¨®n sea llevada a cabo por los dos campos enfrentados. La idea de que los intentos de situarse en la mentalidad ajena y de corregir los propios errores puedan ser utilizados b¨¦licamente para reforzar los argumentos de un adversario incapaz de flexionar en lo m¨¢s m¨ªnimo sus actitudes y de entender las cr¨ªticas que se le dirigen, constituye la m¨¢s eficaz arma disuasoria para el ejercicio de la racionalidad.
El conflicto que ha enfrentado a la minor¨ªa parlamentaria del PNV con el resto del Parlamento ha tenido un motivo central: los l¨ªmites y los criterios para la reintegraci¨®n foral. Pero ese contencioso se inscribe en un contexto m¨¢s amplio, dominado por los cr¨ªmenes y atentados terroristas de un grupo que en su d¨ªa se consider¨® revolucionario, pero que hoy pone en obra una pr¨¢ctica contrarrevolucionaria. Resulta imposible aislar, como en un laboratorio, las reivindicaciones del PNV y el clima de violencia y de barbarie imperante en Euskadi por culpa exclusiva de ETA. S¨®lo los orates de la ultraderecha sostienen que ambos fen¨®menos est¨¢n perfectamente coordinados dentro de una estrategia ¨²nica, dirigida desde un presunto centro com¨²n. Ahora bien, la prudencia con la que el PNV hab¨ªa criticado, hasta el momento, la criminalidad de ETA y ciertas desafortunadas expresiones de algunos de sus dirigentes en torno a la rentabilidad pol¨ªtica que pod¨ªa reportarles esa violencia no pod¨ªa menos de despertar la sospecha de que los herederos de Sabino Arana y de Jos¨¦ Antonio Aguirre estaban entregados al peligroso juego de fortalecer sus posiciones negociadoras con el amenazador argumento de que la paz en el Pa¨ªs Vasco s¨®lo ser¨ªa factible si se daba entera y completa satisfacci¨®n a sus exigencias.
El anuncio de que el PNV convoca para fines de este mes una manifestaci¨®n popular de condena a la violencia ha despejado como por ensalmo los elementos sobre los que descansaba aquella suspicacia. Las matizadas declaraciones de algunos de sus l¨ªderes en torno al proyecto constitucional quedan, de esta forma, situadas en un nuevo clima, que refuerza el significado positivo de sus palabras. Es improbable que el PNV se pronuncie corporativamente de manera afirmativa ante el refer¨¦ndum constitucional, entre otras cosas porque es seguramente el ¨²nico partido en todo el territorio espa?ol que se rige por normas realmente democr¨¢ticas de forma tal que sus dirigentes no se hallan en condiciones de imponer a las bases sus decisiones. Pero lo realmente importante en estos momentos es que el PNV se una a todas las fuerzas democr¨¢ticas para luchar por la pacificaci¨®n del Pa¨ªs Vasco y para impedir que el antiespa?olismo en Euskadi y el antivasquismo en el resto de Espa?a se conviertan en motivos dominantes y perturbadores del inmediato futuro.
La eliminaci¨®n de la violencia y la distensi¨®n de la pol¨¦mica son condici¨®n imprescindible para que el debate sobre la cuesti¨®n vasca pueda seguir adelante sin que su desarrollo sirva a los objetivos antidemocr¨¢ticos de los terroristas y a los prop¨®sitos involucionistas de la ultraderecha. En alguna ocasi¨®n escribimos que la historia de este pa¨ªs no va a llegar a su fin el d¨ªa en que se apruebe el refer¨¦ndum constitucional. Seguimos opinando que la reintegraci¨®n foral s¨®lo puede realizarse dentro del marco constitucional que los representantes de la soberan¨ªa popular han negociado y, aprobado; los derechos hist¨®ricos que los vascos perdieron despu¨¦s de la primera guerra carlista son de la misma naturaleza que las cartas y privilegios que fueron arrebatados a los castellanos durante la Guerra de las Comunidades del siglo XVI, o a los catalanes despu¨¦s de la Guerra de Sucesi¨®n. Continuamos creyendo que las instituciones de autogobierno de Euskadi pueden asentarse s¨®lidamente sobre las competencias y atribuciones del t¨ªtulo VIII del proyectil constitucional. Consideramos imprescindible distinguir entre las Haciendas aut¨®nomas, absolutamente precisas para el autogobierno, y los privilegios fiscales hist¨®ricamente asociados a los conciertos econ¨®micos. No nos abandona, por ¨²ltimo, el temor de que el PNV pueda infravalorar las profundas transformaciones sociales y demogr¨¢ficas del Pa¨ªs Vasco durante las pasadas cuatro d¨¦cadas, que han dado lugar a la instalaci¨®n permanente en ese territorio de cientos de miles de trabajadores con otro idioma y otra cultura, a los que nadie puede calificar de invasores o colonizadores, y que se sienten pol¨ªticamente representados por el PSOE o la UCD.
Sin embargo, tambi¨¦n somos conscientes de los agravios cometidos en el pasado contra el Pa¨ªs Vasco, incluso por algunos que hoy se erigen en sus defensores, y de las enormes resistencias que opondr¨¢n al Estatuto de Autonom¨ªa de Euskadi las fuerzas pol¨ªticas y sociales, que encuentran en la centralizaci¨®n administrativa un basti¨®n para su riqueza y su poder. Perola ¨²nica forma de que los vascos encuentren en el resto del territorio espa?ol aliados y amigos que se opongan a la demagogia antivasca y a un centralismo opresor es que, por su parte, no pongan en marcha ciegos mecanismos que puedan desatar en Euskadi emociones antiespa?olas, que afectar¨ªan, por lo dem¨¢s, a una considerable parte de la poblaci¨®n que habita dentro de sus fronteras geogr¨¢ficas. Y en esa direcci¨®n lo primordial es, naturalmente, detener el curso de la violencia terrorista, que elige como sus primera! v¨ªctimas. a muchachos castellanos, andaluces y extreme?os de origen campesino, para quienes las fuerzas de orden p¨²blico significan, adem¨¢s de otras cosas de orden diferente, una profesi¨®n.
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