"Panorama 78"
No iba mal predispuesto, lo aseguro, aunque bien s¨¦ que pocos me van a creer. Sobre todo los que recuerden la peque?a pol¨¦mica suscitada por un art¨ªculo m¨ªo aparecido en estas mIsmas p¨¢ginas a pnncipios del a?o Pasado. En ¨¦l anaIIzaba cr¨ªticamente la asamblea fundacional de la Asociaci¨®n, de Artistas Pl¨¢sticos de Madrid y las posiciones mayoritarias dentro de la misma. Lo que se discut¨ªa entonces era la actitud de los artistas de cara, sobre todo, a la cuesti¨®n sindical y yo criticaba unos planteAmientos que consideraba estrechamente corporativos, ?profesionales? prefieren llamarlos algunos, que desde mi punto de vista escamoteaban los verdaderos problemas de fondo. Pero no es mi intenci¨®n retomar el hilo de la pol¨¦mica all¨ª donde se qued¨®. Ni mucho menos. Ha llovido mucho desde entonces y si los problemas de los artistas en su gran mayor¨ªa siguen siendo los mismos la situaci¨®n pol¨ªtica y sindical del pa¨ªs ha ido modific¨¢ndose considerablemente.Hoy se trata de comentar tan s¨®lo una exposici¨®n, nada m¨¢s y nada menos, Est¨¢ claro que toda asociaci¨®n del tipo que sea tiene derecho a organizar las que quiera y a exigir que se las juzgue no en funci¨®n de las intenciones o estatutos de la entidad organizadora, sino en base a la mayor o menor calidad de la obra expuesta. Pero una exposici¨®n, entend¨¢monos, no es, una mera acumulaci¨®n de obras colgadas una al ladito de otra. Un conjunto de obras no adquiere el car¨¢cter de exposici¨®n (por trasnochada que empiece a sonar ya esta palabra) en tanto no se configure como propuesta, individual o colectiva, como espacio que inaugura o cierra un per¨ªodo de trabajo, resumi¨¦ndolo o sentando sus bases de cara al futuro. Es decir, lo m¨ªnimo que podemos exigirle a una exposici¨®n es una cierta coherencia, una cierta articulaci¨®n a¨²n m¨¢s necesaria en muestras "mastod¨®nticas" como la que comentamos aqu¨ª, en cuya organizaci¨®n han intervenido quince asociaciones de artistas pl¨¢sticos que abarcan todo lo largo y ancho de nuestra geograf¨ªa, reuniendo en ella a m¨¢s de quinientos artistas representados con cerca de mil obras (sin contar una segunda parte que se anuncia para noviembre) y adem¨¢s adopta el nada modesto t¨ªtulo de Panorama 78.
Panorama 78
Museo de Arte Contempor¨¢neo. Madrid.
A pesar de mis buenas intenciones, el balance de la visita a la misma no pudo ser m¨¢s decepcionante, ejemplificaci¨®n en alguna manera de aquella l¨²cida advertencia evang¨¦lica: ?Por sus obras los conocer¨¦is. ? En primer lugar, no creo que se pueda hablar tan siquiera de exposici¨®n en este caso. Un visitante desprevenido se encuentra desde que cruza el umbral del museo inmerso en una especie de ?acumulaci¨®n?, arbitraria y fatigosa acumulaci¨®n (en el peor sentido de la palabra), en la que si domina una constante, no es otra que la mediocridad. Eso s¨ª, ha de todo y y para todos los gustos: mugrientas telas pretendidamente informalistas, bibelots cin¨¦ticos, caricaturas semiconceptuales, pinitos acad¨¦micos, ridiculeces surrealistas, rancios realismos sociales, pastiches abstractos y figurativos en todas y cada una de sus modalidades, comics, joyas, tapices y un interminable etc¨¦tera que resultar¨ªa pesad¨ªsimo seguir enumerando. Y ?por qu¨¦ no? De tanto en tanto alguna que otra obra interesante condenada a pregonar su aburrimiento en medio de tanta trivialidad. Se dir¨ªa que todas las artes y todas las t¨¦cnicas han sido pasadas por agua para darse cita en este singular festival del ?todo vale?.
En medio de tan disparatado marem¨¢gnum aparece como inevitable el fantasma de las Exposiciones Nacionales y de los Salones de Oto?o a los que tan aficionada fueron nuestras academias durante d¨¦cadas. Bien es verdad que aqu¨ª el tufillo acad¨¦mico se filtra por vericuetos mucho m¨¢s sibilinos, adopta poses m¨¢s abiertas y liberalea aunque el resultado final viene ser muy parecido. En aquellas ex posiciones oficiales un ?jurado de admisi¨®n? se encargaba de la selecci¨®n pretendidos ?criterios m¨ªnimos dd calidad? que, casualmente, siempre exclu¨ªan las obras m¨¢s avanza das y vanguardistas en favor de la m¨¢s acad¨¦micas y trasnochadas Consecuencia l¨®gica: las vanguardias no s¨®lo no entraron nunca e aquellos bunquerianos recintos Ahora, en estos ?Panoramas anua les? (utilizo el plural, pues parece que amenazan con repetirse en los pr¨®ximos a?os) no hay jurado de selecci¨®n, no hay criterios m¨ªnimos de calidad, tampoco se reparten prebendas y medallas e incluso puede hablarse de fines altruistas porque, l¨®gicamente, si to er mundo es g¨¹eno, todo cabe y todo vale. Consecuencia l¨®gica: la misma. ?Ay gui?os del destino! Casi nada de la producci¨®n art¨ªstica vanguardista o simplemente interesante que se da hoy en el pa¨ªs est¨¢ representada en este ?Panorama?, y dudo que lo est¨¦ en los futuros. Y no por esp¨ªritu elitista o de casta, primera y simplona acusaci¨®n con la que siempre se le castiga, sino por una mera cuesti¨®n de buen gusto.
Estas ausencias resultan tan obvias en este Panorama 78, que s¨®lo cabe preguntarse: ?Panorama de qu¨¦? Para responder en seguida: de nada. Est¨¢ claro y basta.
Pero no quisiera acabar sin se?alar mi asombro ante otra cuesti¨®n. Algo que sin salirse para nada del esp¨ªritu estrictamente ?profesional? de la asociaci¨®n me parece una enorme inconsecuencia por su parte. No me refiero ya a la ausencia de un ?jurado de selecci¨®n?, pues por principio estoy en contra de cualquier tipo de jurados, sino a la inexistencia de una especie de ?Tribunal de Etica Profesional? o ll¨¢mesele como se quiera que nos defienda de los vulgares imitadores, de los malos copistas, de todos aquellos que no hacen sino caricaturizar torpemente la obra de otros.
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