Adolfo Su¨¢rez ya es candidato oficial al Premio Nobel de la Paz
La aparici¨®n de varios art¨ªculos en peri¨®dicos noruegos sugiriendo a Adolfo Su¨¢rez como Premio Nobel de la Paz ha despertado el natural inter¨¦s. Este famoso galard¨®n internacional es, en efecto, otorgado aqu¨ª, y no por la Academia Sueca, como el resto de los premios Nobel. Alfred Nobel lo instituy¨® as¨ª.
Las deliberaciones de la comisi¨®n del Parlamento noruego a la que corresponde la atribuci¨®n del premio son secretas, como lo son las candidaturas oficiales. En efecto, seg¨²n los estatutos, s¨®lo determinadas personas e instituciones tienen derecho a proponer candidatos. A medida que se aproxima la fecha, se multiplican, por tanto, los rumores en torno a los candidatos, reales o supuestos.No obstante, existen razones para poder confirmar ya, sin lugar a dudas, que Su¨¢rez es candidato oficial al Premio Nobel de la Paz 1978, propuesto aqu¨ª mismo, en Noruega, por quien tiene autoridad para ello.
El principal competidor del estadista espa?ol es el egipcio Sadat. Estos dos candidatos son, generalmente, considerados aqu¨ª como los ?finalistas? del Nobel 1971 El que uno u otro sea el elegido depende de varias consideraciones. Por una parte, las negociaciones de Camp David han tenido mayor repercusi¨®n mundial que las de la Moncloa. Pero, por otra, los frutos de ¨¦stas est¨¢n a la vista, el ?consenso? y la Constituci¨®n, mientras que en cuanto a aqu¨¦llas, el resultado pr¨¢ctico es todav¨ªa una inc¨®gnita. Y para el prestigio del premio N¨®bel m¨¢s vale p¨¢jaro en mano, alegan los defensores de la candidatura de Su¨¢rez.
Entre ¨¦stos ha encontrado el candidato espa?ol un poderoso padrino en la figura de Trygve Brudevold, hombre de negocios considerado generalmente como la mayor fortuna de Noruega y viejo hispan¨®filo. En un art¨ªculo firmado personalmente por Brudevold y publicado simult¨¢neamente en los ¨®rganos del Gobierno y de la oposici¨®n, caso poco menos que inaudito, Brudevold escribe, entre otras cosas,: ?El paso de una dictadura a algo nuevo y desconocido no ha sido nunca f¨¢cil, y ser¨ªa dificil encontrar en la historia ejemplos en que el desenlace haya sido una democracia en el sentido europeo de la palabra, sin previas convulsiones y derramamientos de sangre...
Por si esto fuera poco, entraba entonces el mundo en una crisis econ¨®mica que ha hecho tambalearse hasta a las naciones m¨¢s estables. No hay, pues, duda alguna de que Espa?a se encontraba en el oto?o de 1975 ante un c¨²mulo de problemas formidables.?
?Han pasado tres a?os, y no podemos menos de sentir alegr¨ªa y admiraci¨®n por Espa?a -a?ade el financiero-. Ni los m¨¢s optimistas habr¨ªan cre¨ªdo en 1975 que el pa¨ªs alcanzar¨ªa, a trav¨¦s de un desarrollo pac¨ªfico, una democracia viable con participaci¨®n de todos los sectores pol¨ªticos.?
?No cabe duda de que fue el rey Juan Carlos el que con su sabia elecci¨®n de Adolfo Su¨¢rez como primer ministro hizo posible este desarrollo.?
Las palabras de Brudevold parecen reflejar la opini¨®n m¨¢s extendida aqu¨ª sobre la Espa?a actual.
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