La urgencia de los nuevos pactos y sus dificultades
HOY ES el aniversario de los pactos de la Moncloa. M¨¢s importante es, sin embargo, recordar que dentro de unos d¨ªas se cumple tambi¨¦n el mes siguiente a las ?Jornadas de reflexi¨®n?, convocadas por la Administraci¨®n para realizar, en uni¨®n de las centrales patronales y sindicales, el balance de los anteriores acuerdos y para preparar las bases para un nuevo pacto. En estos treinta d¨ªas transcurridos, la campa?a oficial para subrayar el car¨¢cter prioritario, urgent¨ªsimo y vital de esos nuevos acuerdos ha dejado su lugar a un extra?o silencio, s¨®lo roto espor¨¢dicamente por socialistas y comunistas para reiterar o matizar sus posiciones iniciales. Entre tanto, el Gobierno, tal vez concentrado durante las ¨²ltimas semanas en la preparaci¨®n del festejo congresual-televisivo de UCD, parece haberse retraido en una actitud de espera, tal vez desconcertado por la dificultad de optar entre dos soluciories igualmente malas: promover el pacto social con el apoyo de los socialistas, pero con la oposici¨®n de los comunistas, o tratar de forzar el pacto pol¨ªtico-econ¨®mico propuesto por ¨¦l PCE, pero al que se niega el PSOE.La situaci¨®n es, en s¨ª misma, dif¨ªcil de resolver. Socialistas y comunistas concurren, cada cual, al campo de las negociaciones con dos equipos que, aun vistiendo camisetas de partidos pol¨ªticos y de sindicatos, obedecen a la misma direcci¨®n y se mueven dentro de la misma estrategia. De a?adidura, el PSOE y el PCE se proponen objetivos contrapuestos, ambos exigen del Gobierno la aceptaci¨®n de sus tesis, y los dos est¨¢n dispuestos a romper la baraja en el caso de que sean las propuestas del rival las que ganen la partida. Para mayor complicaci¨®n, la fuerza de los dos competidores var¨ªa seg¨²n cu¨¢l sea el terreno, parlamentario o sindical, en el que se mueven. Los socialistas tienen una gran presencia en el Congreso y en el Senado, mientras que los comunistas, que arrastran su descalabro electoral del a?o pasado, s¨®lo son un peque?o grupo parlamentario. Pero el papel claramente predominante del PSOE en las instituciones pol¨ªtico-representativas no lo desempe?a, en cambio, UGT en el campo sindical, donde CCOO, con mayor implantaci¨®n y mejor organizaci¨®n, constituye el m¨¢s valioso activo del PCE.
El PCE, con su propuesta inicial de un pacto pol¨ªtico-econ¨®mico trienal ?a cuatro? (Gobierno, partidos, patronales y sindicatos), trataba de mantener su protagonismo en la vida p¨²blica, de acceder a zonas pr¨®ximas al Poder mediante la puesta en funcionamiento de un comit¨¦ de seguimiento que desempe?ara funciones de supergobierno, y de obligar al PSOE a aceptar una f¨®rmula que alejara todav¨ªa m¨¢s sus posibilidades de llegar al Gobierno. Ni que decir tiene que CCOO apoyaba, en formaci¨®n cerrada, ese paquete pol¨ªtico-econ¨®mico y que se negaba a entrar en conversaciones ?a trav¨¦s? para un pacto social. En su primitiva versi¨®n, que implicaba la postergaci¨®n de las elecciones generales por plazo indefinido, la aceptaci¨®n de la propuesta del PCE por el Gobierno hubiera cerrado una pinza de tenaza sobre el PSOE, condenado durante un largo per¨ªodo a la oposici¨®n-parlamentaria frente a un Gobierno UCD sostenido por el apoyo del PCE, quien le prestar¨ªa sus votos o se abstendr¨ªa a cambio de un acuerdo de legislatura.
Por su parte, el PSOE, escarmentado de otros cortocircuitos anteriores, de los que fue inocente v¨ªctima, boicote¨®, a trav¨¦s de UGT y en nombre propio, la propuesta del PCE y esboz¨® una pinza de tenaza alternativa contra el Gobierno, presentado ante los medios conservadores, financieros y militares del pa¨ªs, como simple juguete de Santiago Carrillo y como ?tonto ¨²til? de una maniobra comunista. La dudosa fundamentaci¨®n de esa contraofensiva en nada le ha restado eficacia. En cualquier caso, el prop¨®sito ¨²ltimo de los socialistas era su deseo de no potenciar a los comunistas, sent¨¢ndoles a la mesa de negociaciones en pie de igualdad con el PSOE y con el Gobierno, y de impedir el aplazamiento sine die las elecciones y un acuerdo de legislatura UCD-PCE que les relegue a una est¨¦ril oposici¨®n.
La alternativa del PSOE a la propuesta del PCE fue adelantar a sus peones de la UGT con el ofrecimiento de negociar ?a tres? (Administraci¨®n, patronales y sindicatos) un pacto social por un a?o. Casi todo el mundo est¨¢ de acuerdo en que la eficacia de los pactos de la Moncloa se ha limitado, fundamentalmente, a lo que en cristiano se llama pol¨ªtica de rentas. Y tambi¨¦n en que el n¨²cleo de la futura negociaci¨®n va a consistir b¨¢sicamente en un acuerdo sobre el equilibrio entre las alzas de precios y los aumentos de salarios para el pr¨®ximo a?o. En ese sentido, la propuesta del PSOE es m¨¢s realista que la oferta del PCE, interesado en obtener contrapartidas pol¨ªticas partidarias y siempre propenso a envolver una negociaci¨®n que versa fundamentalmente sobre pol¨ªtica de rentas con hojarasca ret¨®rica destinada a disimular el contenido impopular de este tipo de acuerdo. Sin embargo, los comunistas tienen en su favor un poderoso argumento de fuerza, que es su gran implantaci¨®n sindical a trav¨¦s de CCOO, y algunas razones v¨¢lidas.
Si bien es cierto que la propuesta maximalista del PCE de aplazamiento indefinido de elecciones, acuerdo de legislatura con UCD, formaci¨®n de un ?supergobierno? bajo el nombre de comit¨¦ de seguimiento y negociaci¨®n ?a cuatro?, como condici¨®n para aceptar un pacto sobre aumentos salariales y alzas de precios era exorbitantemente ambiciosa y excesivamente maquiav¨¦lica, su nueva formulaci¨®n, tras la reuni¨®n del pasado domingo de su comit¨¦ central, rebaja considerablemente sus pretensiones y ofrece a los socialistas un terreno para la negociaci¨®n. Los comunistas propugnan ahora la celebraci¨®n previa de las elecciones municipales y la fijaci¨®n de un calendario para las elecciones generales, sin insistir en su aplazamiento indefinido. La propuesta es sensata, como tambi¨¦n lo es su pretensi¨®n de que la discusi¨®n de la pol¨ªtica de rentas, punto crucial de las futuras negociaciones, sea acompa?ada de otros acuerdos, cuyo car¨¢cter necesariamente vago contrasta con la precisi¨®n de un pacto social de precios y salarios, sobre las grandes l¨ªneas de la pol¨ªtica econ¨®mica para el pr¨®ximo per¨ªodo y sobre el control de la Seguridad Social. Si el PSOE contin¨²a manteniendo su postura intransigente para la negociaci¨®n ?a cuatro? despu¨¦s de esta notable inflexi¨®n del PCE, habr¨¢ que pensar seriamente en que su resistencia a sentarse en torno de una mesa con el se?or Carrillo va adquiriendo los perfiles de una obsesi¨®n.
Pero, en esta encrucijada, es al Gobierno a quien incumben mayores responsabilidades. Si hace caso omiso de la oferta del PCE, el pacto social de UGT y la CEOE podr¨ªa ser inviable, como consecuencia de la cerrada oposici¨®n de CCOO. Si persiste, pese a la oposici¨®n del PSOE en la negociaci¨®n ?a cuatro? de los pactos pol¨ªtico-econ¨®micos, la oposici¨®n parlamentaria y sindical de los socialistas har¨ªa, igualmente, imposibles los acuerdos. El Gobierno est¨¢ obligado, en cualquier caso, a sacar la situaci¨®n del actual callej¨®n sin salida. Una de sus posibilidades, y quiz¨¢ la m¨¢s cercana al inter¨¦s general, ser¨ªa dejar de coquetear con la opini¨®n y de hacer remilgos a la hora de pronunciarse sobre las futuras elecciones generales. Tal vez la aceptaci¨®n por el Gobierno de un calendario, a fecha fija, para las elecciones generales, tras la realizaci¨®n de las municipales, tranquilizara al PSOE, diera satisfacci¨®n al PCE y permitiera que ambos, junto con UGT, CCOO y la CEOE, empezaran a negociar sobre precios y salarios. Sin embargo, es probable que sus intereses partidistas impidan al Gobierno dar ese paso. En tal caso, el Gobierno tiene la obligaci¨®n de buscar una soluci¨®n alternativa. Y tiene que hacerlo pronto. De aqu¨ª a diciembre, cerca de dos millones de trabajadores van a negociar convenios colectivos ya vencidos, cuyos resultados condicionar¨¢n, l¨®gicamente, los que se firmen durante el primer semestre de 1979. Los acuerdos econ¨®micos pueden ser la ¨²nica forma de impedir que el desarrollo de esas negociaciones desemboque en una espiral inflacionista que derribe por los suelos lo conseguido, con tantos esfuezos y sacrificios, a lo largo del ¨²ltimo a?o.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.