La matanza de Atocha
Los art¨ªculos publicados sobre los tristes sucesos de la calle de Atocha me obligan, como hermano de uno de los abogados desaparecidos, a expresar mi indignaci¨®n por el tratamiento dado al tema.En un peri¨®dico de la seriedad informativa de EL PA?S resulta incre¨ªble se recurra a un tratamiento novelado de todo lo ocurrido, donde la morbosidad y una total falta de respeto a la integridad personal se combinan tr¨¢gicamente. Es inconcebible que la evocaci¨®n de aquellas fechas se realice exclusivamente mediante una descripci¨®n sensacionalista de los hechos, sin profundizar en absoluto en la personalidad de los desaparecidos, como si lo ¨²nico que interesara recordar fueran los detalles, cuanto m¨¢s minuciosos mejor, de su agon¨ªa.Y esto es lo m¨¢s indignante; desgraciadamente, no ha habido todav¨ªa una sola publicaci¨®n espa?ola que, respetando el derecho m¨ªnimo a la intimidad de v¨ªctimas y supervivientes, haya analizado serenamente la verdadera dimensi¨®n de sus vidas. No se ha explicado la dedicaci¨®n de mi hermano y sus compa?eros, su labor constante en las asociaciones de vecinos, su sensibilidad ante la desigualdad y falta de libertades, su comprometida bondad en ¨²ltimo t¨¦rmino. Desgraciadamente, y a pesar de nuestra opini¨®n contraria -que al ser totalmente ignorada motivar¨¢ la querella judicial de varios familiares y supervivientes-, se anuncia el inmediato estreno de una pel¨ªcula en salas comerciales, que ilustrar¨¢ con lujo de detalles aquellos momentos tan tristes. Flaco y triste servicio a la prudencia y desprecio de la publicidad que siempre tuvieron los que ahora ya no pueden hablar.
Y quiz¨¢ lo peor de todo, cuando uno tiene que soportar an¨¢lisis como el realizado, sea el comprobar c¨®mo se mantienen criterios peque?o-burgueses en nuestros medios de difusi¨®n. Volvemos a la imagen est¨²pidamente rom¨¢ntica de familias bien que se rebelan?, cuando el articulista demuestra desconocer absolutamente la vida personal de los interesados, e incluso. de haberse superficialmente informado, ?qu¨¦ derecho le asiste para opinar sobre la vida privada, y lo que es peor, a sacar consecuenclas?Las tentaciones de comerciafidad no se corresponden con un an¨¢lisis honesto de todo lo ocurrido, sin poder, por otra parte, admitir que el recuerdo de mi hermano se vincule con propagandas superficiales pendientes del mercado.
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