Con Bernab¨¦u no se ganaba mejor
?El Real Madrid no puede ser como el H¨¦rcules?, dec¨ªa a?os atr¨¢s Raimundo Saporta cuando las cosas iban mal. El Madrid que siempre ha querido ser diferente, y lo ha conseguido, se ha convertido con el paso de los a?os en un club normal. Lo que consuela a los madridistas es que la Casa Blanca, pese a sus m¨²ltiples pleitos internos, no se tambalea.La crisis directivas, que siempre se ha cre¨ªdo son las determinantes de los malos resultados futbol¨ªsticos, no han afectado para nada al club. Con Bernab¨¦u no se ganaba mejor. El Madrid es l¨ªder hasta en Segunda Divisi¨®n.
Los nost¨¢lgicos se frotaron las manos cuando dimiti¨® Pe?a Abizanda, uno de los tres vicepresidentes. Los nost¨¢lgicos la gozaron con el tema Mendoza. Pero los nost¨¢lgicos, quienes est¨¢n dispuestos a dar el golpe de mano, tienen que quedarse calladitos porque, de momento, todo marcha viento en popa.En el Madrid ocurre lo que en el pa¨ªs, que casi mandan los de siempre. Los que esgrimen la sombra de Bernab¨¦u contra el palco presidencial lo hacen en raz¨®n de un claro malentendido. Piensan que ha habido una ruptura. Los quejosos de siempre atacan a De Carlos a base de considerarle excesivamente continuista. Unos v otros no tienen esperanzas para ocupar las vacantes que se han producido en la directiva.
Luis de Carlos es rupturista en el sentido de que desea gobernar de acuerdo con los dem¨¢s directivos y no a base de imposiciones como hac¨ªa su antecesor. En la ¨²ltima crisis vividas por Bernab¨¦u ¨¦ste no tuvo otra salida para defender a Miljanic que la siguiente: ?Entonces lo que vosotros quer¨¦is es que dimita yo. ? Con esta frase abort¨® el entonces presidente la decisi¨®n casi un¨¢nime de la directiva de darle el cese al ex entrenador.
De Carlos no quiere romper las costumbres de la casa, pero tampoco puede tild¨¢rsele de excesivamente continuista por el hecho de no admitir en su directiva a hombres que estuvieron enfrentados con el viejo pescador de Santa Pola. Por el momento, Pe?a Abizanda no tiene sucesor, y desde luego no va a ser ninguno de los que se qued¨® fuera en el momento del consenso. La dimisi¨®n de Mendoza a¨²n tardar¨¢ alg¨²n tiempo.
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