Carta con remite

?Vengan de donde vengan, las bombas terroristas hoy en Espa?a van siempre al mismo sitio: al coraz¨®n de la democracia. Esto las define. La prensa, es decir, la libertad les duele a unos cuantos artilleros de buhardilla, que intuyen que la libertad de 35 millones de espa?oles les pone en el lugar que les pertenece, que es el de las cunetas y los basureros de la historia.Tres trabajadores de EL PAIS han ca¨ªdo esta ma?ana heridos -dos de ellos grav¨ªsimos- por un paquete postal asesino. Gallarda manera de luchar pol¨ªticamente la de quienes lo pusieron en el buz¨®n. Sean quienes sean, provengan de donde provengan, mantengan las ideas -es un decir- que pretendan mantener, hay en ellos, en su acto, un remite inequ¨ªvoco, un aut¨¦ntico sello de identidad. In¨²til que se pongan siglas. Su programa est¨¢ todo contenido en sus actos.

El atentado contra El Papus, que se llev¨® a un trabajador; el asesinato de Portell, en Bilbao, el atentado contra D16 y ¨¦ste ahora que acaban de infligir a EL PAIS en la carne de tres de sus trabajadores, son ya una cadena con eslabones perfectamente orientados. Quieren silenciar la voz de la libertad, pero s¨®lo conseguir¨¢n darle mayor fuerza. En la batalla por la democracia espa?ola, la prensa va a?adiendo a su funci¨®n especifica unas razones adicionales escritas con sangre. Nos est¨¢n amargando nuestro camino, pero, al mismo tiempo, nos demuestran que no hay otro.?

30 octubre