El precio m¨¢s alto

(Viene de primera p¨¢gina)Proclamamos muy alto que no vamos a proporcionar reacciones exasperadas ni hacer nada para que el tr¨¢gico juego de la acci¨®n-reacci¨®n dificulte a¨²n m¨¢s la convivencia en este pa¨ªs. Tampoco vamos a pedir m¨¢s represi¨®n contra los terroristas en el viejo estilo que otros practicaron durante los cuarenta a?os de dictadura. Exigimos, eso s¨ª, que se les localice, detenga y juzgue. No s¨®lo a los autores del atentado contra EL PAIS, sino a los de todos los atentados que vienen perpetr¨¢ndose impunemente en los ¨²ltimos meses. De esta exigencia, los trabajadores que hacemos este peri¨®dico no retrocedemos ni un ¨¢pice. Un grupo, por grandes que sean sus instintos criminales, no puede poner en peligro la convivencia democr¨¢tica de un pa¨ªs. Conseguir¨ªa su objetivo si la sociedad permaneciera impasible ante estas acciones o s¨ª los servicios de seguridad del Estado demostrasen que son incapaces de detectar, perseguir y detener a sus autores.

Los trabajadores somos los m¨¢s interesados en conocerlos rostros de los ejecutores y los nombres y apellidos de quienes en la sombra les dirigen y les dan su apoyo ideol¨®gico y financiero. Queremos que de una vez se sepa en este pa¨ªs qui¨¦nes est¨¢n detr¨¢s,de tantos atentados impunes y esperamos que no quede relegado a esta categor¨ªa el cometido ayer contra EL PAIS, uno de los medios informativos -no podemos olvidarlo- que ha defendido en los dif¨ªciles meses de la transici¨®n, y sigue defendi¨¦ndolos, objetivos democr¨¢ticos.

Como trabajadores de EL PAIS y con independencia de la opini¨®n editorial del peri¨®dico, queremos hacer o¨ªr nuestra propia voz y prueba de ello es esta nota espec¨ªfica. Con ello deseamos constata que la consolidaci¨®n de la democracia exige aislar, combatir y derrotar al terrorismo que intenta desmoralizarnos y dividirnos, y que no duda en asesinarnos en cuanto tiene una oportunidad.