Giovanni Berlinguer:"El estudio del sexo respecto al trabajo est¨¢ en mantillas"
?La prensa ha escrito que los expertos mundiales de sexualidad descubrieron con mi ponencia que tambi¨¦n los obreros tienen un sexo -dijo el se?or Berlinguer-. Evidentemente es exagerado. Pero la impresi¨®n que causaron algunos de mis an¨¢lisis demuestran que es este un campo en el cual estamos a¨²n en mantillas.?Mientras hay bastante literatura referida a trabajo y actividad reproductiva y a las consecuencias que ciertos trabajos producen en la mujer como anomal¨ªas de la posici¨®n del ¨²tero, influencias bioqu¨ªmicas en el embri¨®n con posibilidades de abortos, malformaciones y mortalidad infantil. Existe un vac¨ªo casi total, dice Berlinguer, en lo que se refiere a otro tema de capital importancia: lo que ¨¦l mismo llama: ?Transtornos en la esfera sexual, en la libido, en la intensidad y en el deseo de las relaciones sexuales.?
Seg¨²n el catedr¨¢tico italiano s¨®lo ahora los trabajadores empiezan a tomar conciencia en este campo. Dos ejemplos significativos, seg¨²n Berlinguer, han sido las primeras huelgas en Italia e Inglaterra para protestar contra el trabajo de f¨¢brica ?que disminu¨ªa la capacidad sexual?. Se trata, concretamente, de una f¨¢brica de encoladuras de madera, en Pesaro. Algunos obreros que trabajaban con m¨¢quinas que emit¨ªan ondas electromagn¨¦ticas de alta frecuencia empezaron a advertir una disminuci¨®n considerable de deseo sexual. Uno de estos trabajadores, afirma Berlinguer ?os¨® dirigirse al m¨¦dico de la f¨¢brica quien le dio este animalesco consejo: "Prueba a cambiar de yegua." Pero los obreros decidieron, y lo consiguieron, que era mejor cambiar las m¨¢quinas. Se llam¨® la primera huelga sobre el amor.
La otra experiencia, dice el soci¨®logo Berlinguer, se produjo en septiembre del a?o pasado, en la British Leyland, entre los obreros que produc¨ªan la nueva Rover. Se negaron a hacer turnos de noche alegando que esto les trastornaba ?las relaciones sexuales?. La prensa inglesa titul¨® aquella ma?ana: ?Primero el amor?.
Lo importante, seg¨²n Berlinguer, es una sana educaci¨®n que ense?e que el sexo no sirve s¨®lo para la reproducci¨®n sino tambi¨¦n ?para que los seres humanos puedan ser m¨¢s felices?. En Italia y en Espa?a, seg¨²n el catedr¨¢tico, ?una fuerte tradici¨®n cat¨®lica ha hecho pensar que el trabajo es un deber y el sexo un pecado?. Y a?adi¨® que, por suerte, hoy ?incluso en la tradici¨®n cat¨®lica, empiezan a advertirse novedades y empieza a pensarse en algunos de estos ambientes m¨¢s avanzados, que el trabajo y el sexo pueden ser expresiones de explotaci¨®n pero tambi¨¦n factores de crecimiento y de liberaci¨®n del hombre y de la mujer?.
La democracia y la libertad sexual
Por lo que se refiere al nexo que existe entre democracia y libertad sexual. Berlinguer es muy expl¨ªcito: ?Pienso que la libertad sexual, como todas las dem¨¢s libertades, sea una parte ensencial de la democracia moderna. Cada vez resulta m¨¢s claro que democracia no es s¨®lo votar, sino, sobre todo, poder abrir la propia personalidad en todas las direcciones.? Y a?adi¨®, que esta democracia debe tener un contenido social, es decir, debe ser para todos. Baste un ejemplo: el siglo pasado est¨¢ lleno de historias de due?os que violentaban a las obreras. All¨ª s¨®lo el due?o usaba de la libertad sexual, mientras las trabajadoras no pod¨ªan disponer ni de la propia dignidad. Esto est¨¢ cambiando porque existe una conciencia nueva, pero a¨²n hoy se advierte una jerarqu¨ªa en la posibilidad de ejercer la propia libertad sexual.Berlinguer es diputado comunista y hermano del secretario General del PCI y trabaja en la Comisi¨®n de Higiene del trabajo del Parlamento. Le preguntamos c¨®mo se explica que en ciertos pa¨ªses comunistas ortodoxos exista a¨²n una cierta rigidez en materia sexual. Su respuesta es muy franca: ?Existe una rigidez no s¨®lo en este campo, sino tambi¨¦n en otros. Pienso que en estos pa¨ªses si es cierto que se han modificado profundamente las relaciones econ¨®micas, eliminando la explotaci¨®n que existe en las sociedades capitalistas y poniendo a los ciudadanos en un plan de mayor igualdad, por lo que se refiere, sin embargo a las relaciones civiles, han sido comprimidas muchas, libertades y, entre ellas, la sexual.?
?A qui¨¦n da miedo que la clase trabajadora adquiera su libertad sexual?: ?A quienes desean mantener a la clase obrera privada siempre de la substancial igualdad humana?, dice Berlinguer, y a la pregunta si la sexualidad es burguesa o proletaria responde con un claro gesto de amargura: ?Es s¨®lo humana, pero no cabe duda que las diferencias sociales, culturales y ambientales discriminan claramente la sexualidad burguesa de la proletaria.?
En el Congreso se ha hablado mucho de sexo y violencia, sexo y agresividad, pero Berlinguer no piensa que exista una relaci¨®n entre sexo y terrorismo. Seg¨²n el soci¨®logo italiano: ?El terrorismo es un fen¨®meno t¨ªpicamente, pol¨ªtico que se propone disgregar la sociedad e impedir la avanzada de las clases trabajadoras. M¨¢s que hacer el psicoan¨¢lisis de los terroristas es preciso combatir el terrorismo como fen¨®meno pol¨ªtico, como acci¨®n antidemocr¨¢tica que impide el crecimiento de las libertades civiles. ?
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