Y del sindicalismo ?que?
Secretario general de la US de Madrid-Regi¨®n de CCOO
A los casi dos a?os de haber sido legalizadas las centrales sindicales de clase todos nos preguntamos, y cada d¨ªa con m¨¢s fuerza, ?qu¨¦ pasa con el patrimonio sindical acumulado durante los a?os del franquismo gracias a las cuotas obligatorias de todos los asalariados?
Durante estos dos a?os, los sindicatos obreros han tenido que hacer frente a la dif¨ªcil y compleja problem¨¢tica del mundo del trabajo sin disponer de los medios adecuados para llevar a cabo de forma eficaz la gesti¨®n que les ha sido encomendada por los trabajadores. La cuota de los afiliados, ¨²nica fuente de ingresos de las centrales de clase, no es ni mucho menos suficiente para crear la Infraestructura necesaria para el desarrollo del sindicalismo que piden los trabajadores de este pa¨ªs.
Tanto por su volumen de afiliados como por su solidez org¨¢nica, ¨²nicamente las Comisiones Obreras est¨¢n siendo capaces de hacer frente a toda la problem¨¢tica de despidos, expedientes de crisis, conflictos colectivos, cierres patronales, negociaciones de convenios, etc¨¦tera. Y para ello han puesto en marcha una ampl¨ªsima red de locales sindicales y servicios jur¨ªdicos, m¨¦dicos, culturales, deportivos. gabinetes de asesoramiento econ¨®mico, escuela de formaci¨®n sindical, etc¨¦tera, todo lo cual forma esa gran realidad que las Comisiones Obreras han puesto en pie en estos dos a?os de legalidad. Pero, pese a todo ello, resulta evidente que esta central sindical tambi¨¦n tiene grandes dificultades, pues sus locales, aunque numerosos, no poseen todos ellos la amplitud necesaria que su gran actividad sindical requiere, y se encuentran con la problem¨¢tica de no poder ofrecer a los trabajadores la comodidad, calidad y eficacia imprescindibles por no contar con el espacio necesario para desarrollar todas estas actividades.
Los locales del vertical
Mientras tanto, el Gobierno se ha apropiado de los locales del antiguo sindicato vertical distribuy¨¦ndolos entre sus diferentes ministerios, en algunos casos, o manteni¨¦ndolos como reliquias del pasado, en otros, reliquias estas que tan s¨®lo se ceden en ocasiones a las centrales sindicales para que celebren en ellos sus reuniones o asambleas. Por ello, las diferente centrales de clase se ven obligadas a gastar la mayor parte del dinero de sus afiliados en adquirir o alquilar locales, generalmente a precios abusivos, y sufren as¨ª una sanar¨ªa en sus Finanzas que les impide poder invertir m¨¢s en la creaci¨®n y consolidaci¨®n de gabinetes t¨¦cnico-asistenciales para el asesoramiento y formaci¨®n de los trabajadores.
Vemos, por tanto, c¨®mo el Gobierno de Su¨¢rez, que tanto alardea de democr¨¢tico, impide con la incautaci¨®n del patrimonio sindical el normal desarrollo de las centrales sindicales de clase, mientras que, por otro lado, favorece y apoya la creaci¨®n y fortalecimiento del sindicalismo amarillo. Actitudes de este tipo en los se?ores del Gobierno no corresponden a un talante democr¨¢tico como el que dicen poseer, sino que se perfilan como las de la derecha m¨¢s reaccionaria. El se?or Su¨¢rez no ha debido tener en cuenta, y si lo ha tenido poco le ha importado demostrarlo, que para ser dem¨®crata no basta con alardear de ello y ser simp¨¢tico. No. Para ser un aut¨¦ntico dem¨®crata hay que demostrarlo con los hechos, y la realidad es que los obreros vemos con indignaci¨®n c¨®mo el se?or Su¨¢rez, que es un buen servidor de la burgues¨ªa y el gran capital, recorta los derechos b¨¢sicos de los trabajadores al no sancionar las libertades sindicales en el interior de la empresas e impedir el buen desarrollo de la negociaci¨®n colectiva, etc¨¦tera, mientras que no s¨®lo no atiende nuestras justas reivindicaciones, sino que, adem¨¢s, nos roba unos locales sindicales que son nuestros y los necesitamos para servir a los intereses de nuestra clase.
Situaciones como esta son insostenibles. Las centrales sindicales tienen que exigir del Gobierno la devoluci¨®n de esos locales a sus leg¨ªtimos propietarios antes de que su actual estatus pueda ser motivo de graves conflictos, pues est¨¢ claro que la clase obrera luchar¨¢ por la recuperaci¨®n de lo que es suyo (a este respecto, y saliendo al paso de la reclamaci¨®n que los empresarios hacen de una parte del patrimonio sindical diciendo que ellos tambi¨¦n han contribuido a edificarlo con sus cotizaciones, debemos aclarar que al ser sustraidas esas cotizaciones del salario de los trabajadores, ¨¦stos, con m¨¢s motivo, son los leg¨ªtimos y ¨²nicos propietarios del patrimonio sindical). Vemos, pues, que los sindicatos deben empezar a orientar la lucha por el patrimonio sindical de forma inmediata, va que no ceder en este asunto es vital para su propio desarrollo y, por tanto. para el futuro de la clase trabajadora..
Ayuda exterior
De hecho, si los sindicatos no cuentan con los medios materiales necesarios para su desarrollo y consolidaci¨®n, se ver¨¢n obligados a buscarlos fuera de nuestras fronteras. A unos ser¨¢n los americanos quienes les ayudar¨¢n, a otros los socialdem¨®cratas alemanes de la RFA a otros, los chinos... Pero todos sabemos que esto significa que, con la aplicaci¨®n inequ¨ªvoca de aquello que dice que el que paga manda nuestros sindicatos pasar¨ªan a depender ideol¨®gicamente de unos u otros, fraccionando as¨ª el movimiento obrero de nuestro pa¨ªs con el decantamiento pol¨ªtico que, l¨®gicamente, se producir¨ªa hacia cada uno de sus mecenas. Y no olvidemos que de igual forma que reivindicamos nuestra soberan¨ªa e independencia nacional rechazando el alineamiento con cualquier potencia extranjera, del mismo modo tenemos que evitar que el movimientos sindical se convierta en un brazo m¨¢s de la pugna pol¨ªtico-ideol¨®gica de las distintas potencias mundiales.
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