Ante la destrucci¨®n de nuestra ciudad
ArquitectosEn los momentos iniciales del debate ineludible en torno a un cambio profundo en la manera de entender los procesos que configuran la evoluci¨®n de nuestra ciudad se hace necesario clarificar algunos aspectos que puedan servir a modo de sugerencia a la participaci¨®n de los diferentes grupos que constituyen el entramado social y del sistema de producci¨®n del espacio urbano.
- No parece necesario insistir en que el proceso de producci¨®n de la ciudad en Espa?a es un fen¨®meno a clausurar en sus actuales postulados y que su evaluaci¨®n presenta una magnitud de problemas cuya acumulaci¨®n, sobre los problemas sociales son tan evidentes y desgarradores como lo demuestra el malestar urbano que incide de manera tan patente en nuestra convivencia comunitaria y en la dificultad para nuestra identificaci¨®n personal.
Como consecuencia de este proceso de producci¨®n, apoyado por la consabida actitud del laisez-faire en una pol¨ªtica urbana inexistente, la evoluci¨®n c¨ªclica ha sido perfectamente plasmada por el monopolio que controla los factores de producci¨®n suelo-capital. Este hecho ofrece, en primer lugar, el falso concepto de modernizaci¨®n en el denominado ?ensanche urbano?, capitalizando posteriormente la devaluaci¨®n del centro de la ciudad para monopolizarlo de nuevo y reproducir la plusval¨ªa en el cl¨¢sico proceso de remodelaci¨®n.
- Esta contradicci¨®n, coherente con los objetivos de una econom¨ªa de mercado, ofrece el absurdo de construir la anticiudad en la periferia y destruir la ciudad verdadera
- La radicalizaci¨®n de estos fen¨®menos construcci¨®n-destrucci¨®n, debidos a la absoluta inoperancia de una pol¨ªtica urban¨ªstica implicada en su falta de capacidad de gesti¨®n, en el abandono y temor ante los problemas sociales, en la ausencia total de un conocimiento cient¨ªfico y en el vac¨ªo ideol¨®gico de una teor¨ªa de ciudad, confluye, hasta convertir en aut¨¦ntico tab¨² urban¨ªstico, el tratamiento del centro de la ciudad.
- El nivel catastr¨®fico de los resultados, sentado ya como base por la reivindicaci¨®n ciudadana, es un hecho admitido en todos los planos de la sociedad actual espa?ola: plante¨¢ndose como objetivo clave de su futuro el conseguir un entorno adecuado para el desarrollo de su actividad. Se trata de detener este acelerado proceso de destrucci¨®n, que subyace en la ciudad hoy.
- El Plan Especial de Protecci¨®n del Conjunto Urbano de Madrid, en estos momentos sometido a discusi¨®n municipal, centra de modo significativo los problemas y procesos enunciados. Sin embargo, lo acelerado, al parecer, de su redacci¨®n, la evidente falta de discusi¨®n abierta en la adopci¨®n de sus criterios b¨¢sicos, la incapacidad de hacer confluir en ¨¦l los intereses ciudadanos, y la imposibilidad de enunciar las divergencias ideol¨®gicas de las distintas actitudes pol¨ªticas, hace pensar que este documento hubiera exigido un tratamiento m¨¢s pausado, profundo y abierto.
- Si bien un estudio plenamente integrado de la multidimensi¨®n del problema de Madrid puede presentarse como tratamiento te¨®ricamente dif¨ªcil y ahora pr¨¢cticamente inviable, s¨ª se deber¨ªa exigir al menos un conjunto de estudios sectoriales que se centren en los temas fundamentales de nuestra problem¨¢tica, sometidos a la opini¨®n p¨²blica e instrumentados con proposiciones viables, aunque esto exija revisar la actual legislaci¨®n innocua, por su comprensividad, ambigua para la intervenci¨®n p¨²blica y privada, y descoordinada entre suelo, patrimonio art¨ªstico y los factores b¨¢sicos, vivienda transporte, equipamiento y servicios, que afectan m¨¢s directamente a la producci¨®n y funcionamiento de la ciudad.
-El Plan Especial de Protecci¨®n del Conjunto Urbano de Madrid supone una primera aportaci¨®n en este sentido, por la novedad que implica al constituirse en un documento base que puede servir de gu¨ªa ante el ineludible debate pol¨ªtico que tendr¨¢n que asumir los aspirantes al gobierno de nuestra ciudad. Est¨¢ consideraci¨®n justificar¨ªa, por s¨ª sola, una exposici¨®n de sus contenidos m¨¢s significativos al pueblo de Madrid.
-Parece imprescindible simultanear el tratamiento urban¨ªstico especial del casco urbano de Madrid con su comprensi¨®n a la luz de la ley del Patrimonio Art¨ªstico, de 1933, de modo que en todo caso la intervenci¨®n sea coordinada con las decisiones que le correspondan como patrimonio hist¨®rico y, sobre todo, cultural. En un momento crucial, en que esta ley de 1933 est¨¢ siendo revisada con visiones anticuadas, si no retr¨®gradas, merecer¨ªa la pena tener presentes otras legislaciones m¨¢s actuales, hacia lo que deber¨ªa ser una nueva ley de Revitalizaci¨®n del Patrimonio Urbano, en la que se introduzcan nuevos valores y modelos dentro del desarrollo de la doctrina urbana contempor¨¢nea.
- Pero incluso al margen de esta coyuntura, y desde luego en ausencia de estos instrumentos, es clara la convicci¨®n de que no deber¨ªa destruirse un patrimonio cuya utilizaci¨®n reinventada supone un proceso de creaci¨®n urbana aut¨¦nticamente actual en cuanto significa una incorporaci¨®n creadora al nuevo proyecto de la vieja ciudad fundamentado en la evaluaci¨®n del costo-beneficio social que significa la destrucci¨®n del edificio hist¨®rico o de patrimonio urbano ¨²til, la terciarizaci¨®n y especializaci¨®n de ¨¢reas completas de nuestra ciudad central, y la expulsi¨®n de habitantes y establecimientos cuyas ligazones sociales, culturales y econ¨®micas es imposible trasplantar.
- Ante la convocatoria a un grupo de personas interesadas en un an¨¢lisis profundo y comprometido de estos aspectos, cabr¨ªa asumirlos como un aut¨¦ntico problema de Estado, de forma an¨¢loga a como se han realizado operaciones de estudio conducentes a su institucionalizaci¨®n como legislaci¨®n especial en otros pa¨ªses, como la reconstrucci¨®n alemana, los polders holandeses o la reforma de la Administraci¨®n en Gran Breta?a, constituy¨¦ndose comit¨¦s de trabajo en las vertientes pol¨ªtica, cultural y cient¨ªfica. Entendemos que s¨®lo en estos extremos de estudio y responsabilidad puede ser positivo un aut¨¦ntico proceso de colaboraci¨®n.
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