Ram¨®n
A pesar del padre Rub¨¦n, yo no creo que lo municipal haya de ser necesariamente espeso, ni a la viceversa. En todo caso, ser¨¢ espeso el se?or Horcajo. Ser¨¢ espesa la horcajidad, pero no la municipalidad en su esencia.Y es que el Ayuntamiento de Madrid le ha puesto una calle a Ram¨®n G¨®mez de la Serna, y un tal se?or Horcajo, de cuyo nombre no quiero acordarme (por eso cito s¨®lo el apellido), casi se disculp¨® de la condescendencia consistorial, a?adiendo al elogio de Ram¨®n este corolario muy de funcionario espa?ol y nicotinado:
-... aunque un poco extravagante.
Para los funcionarios espa?oles y nicotina dos, los escritores, los creadores, los intelectuales, los artistas, los pensadores, los que mueven el tiempo, son siempre un poco extravagantes. Recuerden ustedes, recuerden y concuerden con la ya hist¨®rica, famosa y t¨®pica nota de Primo de Rivera sobre el otro Ram¨®n de la gran trinidad ramoniana espa?ola:
-Eximio escritor y extravagante ciudadano.
?Y qu¨¦ era Primo de Rivera sino un funcionario nicotinado de la eterna dictadura d¨¦ Espa?a, un espa?olazo para quien el talento no dejaba de constituir una extravagancia? El se?or Mill¨¢n Astray, como ven¨ªa del Africa misteriosa y estaba menos bru?ido en eufemismos metropolitanos, lo dijo con mayor precisi¨®n, laconismo y eficacia:
-Muera la inteligencia y viva la muerte.
Tres gritos que son el mismo. La ecuaci¨®n Horcajo/Primo de Rivera/Mill¨¢n Astray me pone espanto en el epigastrio y goma-2 en el alma, que es lo que tenemos hoy todos los que vivimos en este peri¨®dico: un sabor en la boca a goma-2.
Ya ven ustedes c¨®mo se encadena la l¨®gica de la intrahistoria ignara de derechas en la vida espa?ola. Lo de Primo de Rivera era terrorismo verbal contra Valle-Inci¨¢n. Lo de Mill¨¢n Astray, terrorismo verbal contra Unamuno (estuvo a punto de ser algo m¨¢s que verbal).. Lo del se?or Horcajo, municipal y espeso, terrorismo verbal contra Ram¨®n. Aqu¨ª a la inteligencia se le ha llamado siempre extravagancia.
A Ram¨®n le han puesto un trozo de calle circunvalatoria en el distrito de Fuencarral. Han cortado un trozo de carretera y lo han llamado Ram¨®n. A los cronistas de medalla les parece mal. A m¨ª me parece bien -como te digo una cosa te digo otra-, porque ponerle el nombre de Ram¨®n a un barrio ramoniano de Madrid hubiera sido una redundancia, y ya est¨¢ uno cansado de albarda sobre albarda literaria. A los fabulistas municipales les ha sonado la flauta, no por casualidad, como al burro escolar, sino por ignorancia, que todav¨ªa tiene m¨¢s m¨¦rito.
El Ayuntamiento Alvarez/Vaguada est¨¢ metido en humoristas, y la otra noche fue don Jos¨¦ Luis a capitalizar el homenaje a Mihura organizado por Elena Mart¨ªn Tejeiro y Arturo Serrano. Aparte tres citas de Tom¨¢s Borr¨¢s que se llevaba aprendidas, tipo chuleta, no dijo nada sobre Mihura (ese disc¨ªpulo bajito de Ram¨®n), salvo vaguedades, y nos aport¨® el valioso dato mostrenco de que Miguel hab¨ªa nacido en la casi pareda?a calle de la Libertad.
Como los humoristas solem¨®s ser de derechas (yo me tengo hoy por humorista con la misma ingenuidad fanfarrona con que Emilio Romero se tiene por sarc¨¢stico y lo dice: esas cosas no las tiene que decir uno, Emilio), pues resultamos tierra quemada para alcaldes, tenientes de guerreros sin reposo y enemigos de la inteligencia, como si el humorismo no fuera lo m¨¢s inteligente del hombre. Nos integran como quien lava.
Voy a sacar un libro sobre Ram¨®n y me proponen presentarlo en la municipal Casa de la Panader¨ªa, donde est¨¢, olvidada, cubierta de polvo, el arpa ramoniana, arpa de cuerdas de Chorizo que sonaba a organillo: ?No -les digo-, porque ir¨ªa el se?or Alvarez/Vaguada a capitalizarnos a Ram¨®n y a m¨ª. Quiero que lo presente mi maestro Haro-Tecglen, que no es ramoniano, y a ser posible, en un tren de v¨ªa muerta.? Los se?ores Horcajo, Mill¨¢n Astray y Primo de Rivera nos van a llamar extravagantes, ya lo estoy viendo.
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