El sha de Ir¨¢n entrega el poder a los militares
Como se esperaba y se tem¨ªa de los graves incidentes ocurridos el domingo en Teher¨¢n, un Gobierno militar encabezado por el general Gholam Reza Azhari, hasta ahora jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito, tom¨® ayer el poder con la misi¨®n principal¨ªsima de restablecer el orden p¨²blico. En una alocuci¨®n al pa¨ªs para explicar esta decisi¨®n, el sha ha dejado bien claro su voluntad de continuar en el poder, aunque ha prometido un Gobierno nacional cuando sea restablecido el orden.
La alocuci¨®n del soberano, muy formalista, y en opini¨®n de los observadores poco adecuada como respuesta a la gravedad del momento presente que vive Ir¨¢n, ha dado paso a una gran inquietud entre la poblaci¨®n, que piensa que ese objetivo de restablecimiento del orden sin contrapartidas pol¨ªticas no ser¨¢ posible sin grandes sacrificios humanos.Aparentemente, su alteza imperial no ha hecho ninguna concesi¨®n en lo fundamental, que es el car¨¢cter absoluto, seg¨²n la oposici¨®n, de su poder y que los manifestantes querr¨ªan ver limitado o eliminado. Con promesas nada novedosas de acabar la corrupci¨®n, defender los intereses nacionales y limitar la dominaci¨®n extranjera sobre el pa¨ªs, el poder se propone inaugurar una nueva etapa bajo la ¨¦gida militar, que indudablemente habr¨¢ de ser muy penosa para el pueblo iran¨ª.
La rigidez del nuevo r¨¦gimen militar se ha hecho sentir de inmediato: el toque de queda, que la radio advierte ser¨¢ mantenido con todo rigor, ha sido adelantado de las doce a las nueve de la noche. El Ej¨¦rcito es ahora muy numeroso en las calles y ha recibido orden tajante de dispersar a tiros cualquier manifestaci¨®n; quedan prohibidas las reuniones de m¨¢s de dos personas y todos los colegios y universidades han recibido orden de cerrar sus puertas hasta el domingo pr¨®ximo, plazo que aparentemente se concede al nuevo Gobierno para restablecer el orden. Las violentas manifestaciones del domingo acabaron con el Gobierno de Sharif Emani a los dos meses de su formaci¨®n. Los bancos, los cines, los bares que expeden alcohol y algunos grandes hoteles fueron los objetivos preferidos de los pasados disturbios.
Ayer durante todo el d¨ªa, y a pesar del sever¨ªsimo r¨¦gimen militar impuesto, continuaron los intentos de manifestaci¨®n y por la ma?ana y al inicio de la tarde el tableteo de ametralladoras ligeras en las ¨¢reas pr¨®ximas a la universidad, en donde intentaban concentrarse de nuevo los estudiantes, era muy intenso. Helic¨®pteros del Ej¨¦rcito sobrevolaban la zona incesantemente. Por el momento no se han anunciado v¨ªctimas, aunque la informaci¨®n ha disminuido desde la entrada del nuevo Gobierno, en el cual s¨®lo el ministro del Exterior del anterior Gabinete permanece en su puesto.
De hecho, Teher¨¢n ha sido cortada en dos por las tropas con la intenci¨®n de no permitir a cualquier costo que se repitan las manifestaciones y sobre todo que ¨¦stas se propaguen a las zonas residenciales de la parte norte.
Acopio de v¨ªveres
Desde ayer, la poblaci¨®n hace acopio de v¨ªveres y se forman colas ante las panader¨ªas y supermercados, aunque en verdad en la zona norte de la ciudad no se han producido escaseces. La huelga de la refiner¨ªa de Teher¨¢n, en solidaridad con la de los trabajadores del petr¨®leo, s¨ª ha originado serios problemas al ciudadano medio. Aunque el Ej¨¦rcito ha ocupado las estaciones de gasolina y prometido regularizar el abastecimiento, de hecho s¨®lo algunas gasolineras distribuyen, y eso de una manera racionada, a diez litros por autom¨®vil. Las colas y los embotellamientos ante las estaciones de gasolina son enormes.
A las huelgas ya existentes se ha sumado la de los empleados de Correos y Tel¨¦grafos, lo cual dificulta las comunicaciones interiores y con el exterior. Por otra parte, m¨¢s de 50.000 viajeros est¨¢n imposibilitadosde viajar por avi¨®n debido a la huelga de la Ir¨¢n Air y los vuelos internacionales que logran obtener combustible van repletos.
En cualquier caso, el discurso del ha y su voluntad manifiesta de ermanecer en el poder ha espertado gran inquietud porque o permite ninguna salida alternativa civil. Hay que reconocer que in una oposici¨®n organizada, frente a unas autoridades religiosas que ped¨ªan y piden la partida del sha, el margen de maniobra para ¨¦ste era escaso. Se espera ahora que en estas circunstancias la oposici¨®n y los l¨ªderes religiosos recrudezcan la presi¨®n de la calle contra el poder, en lo que pudiera ser una gran prueba de fuerza final con el consiguiente riesgo que ello comporta para los iran¨ªes que han perdido, por el momento, el miedo a la fuerza armada.
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