Darquier, en Madrid
He tenido la satisfacci¨®n de leer en el BOE el proyecto de Constituci¨®n, que el pueblo espa?ol deber¨¢ sancionar el pr¨®ximo 6 de diciembre, y que enorgullece, sin duda alguna, no s¨®lo a todos los espa?oles de derecho, sino tambi¨¦n a los que por sus or¨ªgenes se consideran espa?oles de hecho, y entre estos ¨²ltimos, que son unos cuantos millones de jud¨ªos sefarditas distribuidos en todo el mundo, me incluyo.El art¨ªculo 15 de la Constituci¨®n y el art¨ªculo 16, en su apartado uno, son una breve, pero maravillosa, s¨ªntesis de esta carta magna de la Espa?a democr¨¢tica de hoy. Estoy seguro que esta Constituci¨®n ser¨¢ aceptada masivamente por la sensatez y buen criterio de todos los espa?oles, con lo que antes de que termine 1978 este texto regir¨¢ e inspirar¨¢ la vida, actos e iniciativas de todos los espa?oles.
Tambi¨¦n estoy seguro de que no pasar¨¢ inadvertido en todas las jerarqu¨ªas del poder judicial y, muy particularmente, del ministerio fiscal (art¨ªculo 124 de la Constituci¨®n), el hecho de que en Espa?a, concretamente en Madrid, y exactamente en la calle del Comandante Fortea, 9 -seg¨²n reza la gu¨ªa telef¨®nica-, habita el se?or Louis Darquier de Pellepoix (ex comisario general de Asuntos Jud¨ªos del Gobierno de Vichy).
No dudo que las instancias judiciales habr¨¢n tenido conocimiento en estos d¨ªas de las actividades del ex comisario general de Asuntos Jud¨ªos, puestas a la luz de la infor maci¨®n p¨²blica, primero, por el semanario L'Express, de Par¨ªs, y, ahora, por la revista Intervi¨², en su n¨²mero 130.
Repasando el C¨®digo Civil leo que ?los extranjeros gozan en Espa?a de los derechos que las leyes civiles conceden a los espa?oles...?. Sin embargo, no conozco ninguna ley civil que proteja a ning¨²n espa?ol si hubiera cometido o instigado el genocidio en la persona de 75.000 individuos, sea cual fuere su religi¨®n o creencia.
Igualmente, el C¨®digo Penal, en su t¨ªtulo VIII, castigaba hasta con la pena de muerte al reo que comete el delito, entre otras circunstancias, con alevos¨ªa o con premeditaci¨®n conocidas. No exime de culpa a los extranjeros. O sea, que tampoco ning¨²n espa?ol hubiera dejado de ser punido si hubiese cometido o instigado o colaborado o facilitado, la muerte de 75.000 personas.
El t¨ªtulo preliminar del Fuero de los Espa?oles proclama el respeto a la dignidad, integridad y libertad de la persona humana. No protege en nada a las hienas (perd¨®n por las hienas) que env¨ªan a campos de exterminaci¨®n a 75.000 ?personas humanas?, aunque sean jud¨ªas.
Me pregunto c¨®mo se sentir¨¢ el espa?ol el pr¨®ximo d¨ªa 7, despu¨¦s de haber votado una Constituci¨®n, sabiendo que en una ciudad de su Espa?a, en una calle de su ciudad, y en un piso de su vecindad, un nazi a¨²n sue?a y a?ora con los tiempos en que colabor¨® en la matanza de 75.000 jud¨ªos -hombres, mujeres y ni?os-, y seguramente muchos de ellos espa?oles, de hecho, por sus ra¨ªces sefarditas.
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