El Atl¨¦tico de Madrid s¨®lo mand¨® un tiempo
El Atl¨¦tico volvi¨® a perder la gran oportunidad de una victoria fuera de casa, despu¨¦s de llevar claramente encarrilado el encuentro con dos goles antes del descanso. Tras un primer tiempo en que dio el tono de entidad y armaz¨®n con el veterano Alberto otra vez de pieza indiscutible, se fue difuminando en la continuaci¨®n ante un Salamanca arrollador, que quiz¨¢ hubiese sacado mejor resultado a¨²n de haber abierto m¨¢s el juego por sus buenos extremos, F¨¦lix -despu¨¦s, Juanito- y B¨¢ez. De cualquier forma, el Atl¨¦tico se vio perjudicado por el tremendo error de Pereira en el primer gol, que le hizo ya jugar con el miedo del posible empate.La efectividad atl¨¦tica antes del descanso no pudo ser mayor. En su segundo tiro a puerta logr¨® el primer tanto y en su tercero, el segundo. S¨®lo Rubio, a los diecisiete minutos, hab¨ªa lanzado fuera, demasiado cruzado, tras un fallo en la entrega de B¨¢ez. En realidad, el equipo rojiblanco no hab¨ªa necesitado m¨¢s, pues con su juego reposado se bastaba para frenar las acometidas imprecisas de su rival. Buena prueba de este mal juego salmantino fue que tampoco el cuadro charro cont¨® con ocasiones de peligro hasta el cuarto de hora de partido, cuando un centro de B¨¢ez, enjugada muy bonita por el extremo, lo cabece¨® F¨¦lix junto al poste izquierdo y Navarro se luci¨® en una,de las muchas ocasiones que tuvo para ello. Inmediatamente despu¨¦s el mismo F¨¦lix tir¨® mal, como B¨¢ez, tras un fallo de Cap¨®n, que se ve¨ªa m¨¢s apurado que Marcelino -normal- para contener a los r¨¢pidos extremos rivales.
Los dos goles atl¨¦ticos, casi seguidos, acabaron de hundir en la miseria t¨¦cnica al Salamanca. Incluso Ayala, que marc¨® un gol como hac¨ªa siglos no marcaba, ayud¨® bien a la media, pese a la pegajosidad de Corominas, mientras Guzm¨¢n conten¨ªa a ?ngel, Alberto al m¨¢s tosco, Amarillo, y Leal, con mejor inspiraci¨®n que veces pasadas, a Enrique. El equipo parec¨ªa tener un aire distinto, por aquello de que a entrenador nuevo victoria segura. Hasta el descanso, incluso Rub¨¦n Cano, s¨®lo como siempre -pues Rubio es m¨¢s ruido y endeblez que nueces- pudo marcar en dos ocasiones, con el Atl¨¦tico jugando a gusto al contraataque.
Lo que rompi¨® su ritmo fue el fallo de Pereira en el primer gol nada m¨¢s iniciarse el segundb tiempo -ya hab¨ªa ?avisado? momento antes- y a partir de ah¨ª todo fue ataque sin tregua del Salamanca, que mereci¨® largamente el em pate. La fuerza del Atl¨¦tico fue desapareciendo poco a poco y has ta Castronovo fue peligroso entonces. Menos mal que Navarro evit¨® el empate antes, al menos en cuatro ocasiones, porque, si no, los once minutos desde la consecuci¨®n del segundo gol no se hubiesen salvado sin otro. La lesi¨®n de Leal acab¨® de hundir la poca fuerza centrocampista y la delantera atl¨¦tica no existi¨®. Entre la niebla pudo dar gracias el Atl¨¦tico que se llev¨® un positivo.
En otro orden de cosas, cabe a?adir que la alegr¨ªa de Pereira, intolerable a todas luces, y que viene a confirmar, a poco tiempo del ?affaire?, su falta el d¨ªa que cay¨® H¨¦ctor N¨²?ez, puede convertirse otra vez en problemas. Tanto Ayala como Leal, al menos visiblemente en el campo, se lo recriminaron duramente. Sus sonrisas han cansado ya a muchos compa?eros y desde luego no est¨¢ bien jugar con el sudor de los dem¨¢s. Es una l¨¢stima que un jugador de su calidad tenga semejantes lagunas, porque su presencia, al margen de ellas, parece indispensable. El Atl¨¦tico, de momento, no tiene banquillo del que echar mano con suficientes garant¨ªas y la verdad es que ya puede sentirse satisfecho con ocupar la cuarta plaza actual en la Liga. Como la marcha de los dem¨¢s no es boyante, en eso s¨ª ha tenido suerte.
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