"En este momento el sector el¨¦ctrico no constituye ning¨²n grupo de presi¨®n a nivel pol¨ªtico"
Juan Alegre Marcet, presidente de FECSA y de UNESA, es en estos momentos, como dirigente de la ¨²ltima entidad, el hombre m¨¢s representativo del sector el¨¦ctrico. Su nombramiento al frente de UNESA como sustituto de Jos¨¦ Mar¨ªa de Oriol ha supuesto un cierto cambio de imagen para el sector. Hombre abierto y de trato afable, dice que los el¨¦ctricos no tienen poder pol¨ªtico en la actualidad, pudiendo avalar esta afirmaci¨®n el hecho de que no ha sido recibidos por el presidente Su¨¢rez -s¨ª por el Rey-, a pesar de haber hecho intentos para ello. Para los expertos y observadores, el se?or Alegre Marcet representa la l¨ªnea profesional dentro del sector junto con otros dirigentes del mismo como pueden ser Pedro de Areitio, de Iberduero, o Fernando Salorio, de FENOSA. En su nombramiento como presidente de UNESA tuvo mucho que ver el anterior ministro de Industria y Energ¨ªa, Alberto Oliart, empe?ado como estaba en posibilitar un giro en las actividades del sector el¨¦ctrico. dialog¨® con ¨¦l.
Pregunta. Me gustar¨ªa iniciar la entrevista pregunt¨¢ndole por el significado, si es que tuvo alguno, del cambio de la presidencia de Unesa y su nombramiento para ese cargo.
Respuesta. La presidencia de UNESA la desempe?a el presidente de una de las empresas agrupadas. As¨ª, han ido sucedi¨¦ndose en el cargo a lo largo del tiempo los presidentes de Hidroel¨¦ctrica Espa?ola, Iberduero, Fenosa, Compa?¨ªa Sevillana de Electricidad y ahora he sido elegido yo, como presidente de FECSA. La actuaci¨®n de UNESA se ha ido acomodando a las circunstancias sociopol¨ªticas y econ¨®micas de los tiempos. Los criterios de actuaci¨®n de UNESA se obtienen mediante de UNESA se obtienen mediante el acuerdo de todos sus miembros. Naturalmente, en la actuaci¨®n siempre cabr¨¢n matizaciones y, en este sentido, no hay duda de que cada presidente imprime a su actuaci¨®n determinadas caracter¨ªsticas adecuadas no s¨®lo a la circunstancia del tiempo, sino tambi¨¦n a su propia manera de ser. Cuando fui nombrado presidente de UNESA era consciente de que este pa¨ªs hab¨ªa cambiado en una serie de aspectos. El sector el¨¦ctrico se considera capaz de aceptar este cambio y de situarse a los niveles que la sociedad actual demanda. Y puedo asegurar que este planteamiento es aceptado por el resto de los hombres que dirigen el sector el¨¦ctrico.
P. De siempre el sector el¨¦ctrico ha sido identificado con los grupos econ¨®micos m¨¢s recalcitrantes y con mayor poder pol¨ªtico en la Espa?a de las ¨²ltimas d¨¦cadas. ?En qu¨¦ medida esta afirmaci¨®n contin¨²a teniendo vigencia en la actualidad? ?Contin¨²an ustedes nombrando ministros?
R. La afirmaci¨®n que se contiene en su pregunta constituye, sin duda, una caricatura altamente deformada de la realidad.
Hasta cierto punto, es l¨®gico que se tienda a generalizar, o mejor dir¨ªa a exagerar, sobre todo cuando existe un desconocimiento del que, en cierta forma. podemos ser culpables, respecto a la estructura del sector. El sector el¨¦ctrico ha construido en Espa?a grandes presas, grandes centrales t¨¦rmicas, grandes redes. Llevamos invertido m¨¢s de un bill¨®n de pesetas. Somos, sin duda, un sector importante en la vida econ¨®mica de la naci¨®n. Tambi¨¦n creo que somos importantes desde el punto de vista t¨¦cnico y organizativo, y por el n¨²mero y diversificaci¨®n de accionistas.
Pero esta importancia t¨¦cnica, econ¨®mica y humana no se traduce en poder pol¨ªtico. Por el contrario, es el poder pol¨ªtico el que condiciona seriamente la actuaci¨®n del sector. Somos un sector que por sus propias caracter¨ªsticas es objeto de importantes controles pol¨ªticos y administrativos. En este sentido le dir¨¦ que el sector el¨¦ctrico acepta la econom¨ªa de mercado socialmente adjetivada y le puedo asegurar que en este momento este sector no constituye ning¨²n grupo de presi¨®n a nivel pol¨ªtico. El sector registra una despolitizaci¨®n y una profesionalizaci¨®n cada vez mayores. Y le puedo asegurar rotundamente que no tenemos acceso privilegiado a los centros de decisi¨®n gubernamentales.
P. El sector ha estado dirigido de siempre por los hombres m¨¢s representativos de las c¨¦lebres familias del franquismo, olvid¨¢ndose de la profesionalizaci¨®n de sus directivos. ?Se ha variado en algo?
R. Bueno, en primer lugar, en cuanto a la referencia que en su pregunta se hace al pasado, he de decirle que se incurre en una total deformaci¨®n de los hechos. La industria el¨¦ctrica acaba de cumplir sus cien primeros a?os de existencia en Espa?a, por lo que no se puede relacionar su desarrollo con un Gobierno concreto o una ¨¦poca determinada. A lo largo de estos cien a?os se han sucedido muchos Gobiernos y de ideolog¨ªa pol¨ªtica muy diferente. Es un hecho que algunas importantes familias espa?olas, por supuesto unas franquistas y otras no, como usted sabe perfectamente, han tenido mucho que ver con el desarrollo de la industria el¨¦ctrica en nuestro, pa¨ªs y, adem¨¢s, desde sus comienzos.
La propiedad de las empresas el¨¦ctricas no corresponde a un reducido n¨²mero de familias, sino a 1.200.000 ahorradores. A su vez, la direcci¨®n de dichas empresas sigue el camino que van marcando los tiempos, prestando el servicio eficaz que la propia vida de las empresas demanda. Seguramente ¨¦stos son los cambios m¨¢s importantes que se operaron moderna mente en la industria el¨¦ctrica espa?ola.
P. ?Podr¨ªa usted hacer un examen de conciencia sobre los errores, defectos y fallos del sector?
R. Nosotros no somos perfectos ni nos damos por satisfechos con lo que llevamos hecho. Pero tambi¨¦n tengo que decirle que lo realizado es algo muy digno de tenerse en cuenta. Mire usted, en 1944, cuando se cre¨® UNESA, por iniciativa de las empresas, este pa¨ªs ten¨ªa una potencia instalada de 1.827 MW, produc¨ªa 4.720 millones de kWh y no dispon¨ªa de una red nacional interconectada de transporte de energ¨ªa el¨¦ctrica. Actualmente, la potencia instalada se eleva a 27.311 MW, la producci¨®n se cifra en 93.441 millones de kWh, la red general peninsular de transporte de energ¨ªa el¨¦ctrica tiene 33.535 kil¨®metros de longitud y la industria el¨¦ctrica ha invertido 1,3 billones de pesetas en las instalaciones. Con todo ello estamos a un nivel similar de electrificaci¨®n que los pa¨ªses desarrollados.
Tenemos uno de los niveles de precios m¨¢s bajos de Europa, lo cual no favorece precisamente una correcta pol¨ªtica de ahorro y uso racional de la energ¨ªa, objetivo formulado por la mayor¨ªa de los partidos pol¨ªticos. La calidad de la energ¨ªa es similar a la de los pa¨ªses m¨¢s desarrollados de Europa, pudiendo afirmar en este sentido que el sector el¨¦ctrico espa?ol es autom¨¢ticamente integrable en la Comunidad Econ¨®mica Europea. Quiz¨¢s nuestro principal fallo radique en no haber sabido hacer llegar a la opini¨®n p¨²blica la realidad de la estructura del sector y las actuaciones del mismo al servicio del inter¨¦s p¨²blico.
Le puedo asegurar -no obstante- que la industria el¨¦ctrica est¨¢ dispuesta a mantener una total transparencia ante la opini¨®n p¨²blica.
P. ?Qu¨¦ argumentos utilizar¨ªa el presidente de UNESA para oponerse a la nacionalizaci¨®n del sector?
R. El sector el¨¦ctrico ha cubierto satisfactoriamente en el pasado, tal corno le comentaba antes, los objetivos que le corresponden, es decir, ha asegurado el suministro de electricidad en cantidad y calidad suficiente y a precios que son de los m¨¢s bajos de Europa.
Actualmente, tiene, en fase avanzada de construcci¨®n los medios de producci¨®n necesarios para atender correctamente el incremento de demanda previsto. En todo momento hemos seguido las directrices de la Administraci¨®n y hemos actuado poniendo en primer t¨¦rmino el inter¨¦s p¨²blico. En estas condiciones, pienso que la pregunta que ustedme hace deber¨ªa plantearse exactamente al rev¨¦s. Es decir, ?qu¨¦ argumentos existen para proponer la nacionalizaci¨®n del sector? Y a esta pregunta yo le responder¨ªa que no encuentro absolutamente ning¨²n argumento objetivo y v¨¢lido para proponer tal nacionalizaci¨®n.
De otro lado, hay que tener en cuenta los leg¨ªtimos derechos de la enorme masa de accionistas de las empresas el¨¦ctricas.
P. ?Considera que las f¨®rmulas de control que el Estado cuenta con respecto al sector el¨¦ctrico est¨¢n suficientemente utilizadas y que son suficientes desde el punto de vista operativo?
R. A t¨ªtulo de orientaci¨®n le dir¨¦ que el control del sector se inicia con el PEN, de obligatorio cumplimiento para nosotros, y en el que se contiene toda la pol¨ªtica energ¨¦tica, pasa por la autorizaci¨®n concreta de cada instalaci¨®n, contin¨²a con los programas diarios de explotaci¨®n y termina en el establecimiento de las tarifas de venta del kilovatio-hora, que, por cierto, han disminuido en el 44,6%, expresadas en pesetas constantes, durante el per¨ªodo 1959-77. Si usted considera que el simple hecho de que el Gobjerno nos fije las tarifas no supone la base importante del control del sector, ya me dir¨¢ lo que entiende por control.
P. Si otros partidos subiesen al Poder e intentasen la nacionalizaci¨®n del sector, ?con qu¨¦ medios se opondr¨ªa el sector a ese intento?
R. El hecho de que fuese uno u otro el partido que solicit¨¦ la nacionalizaci¨®n del sector el¨¦ctrico no modifica en absoluto la l¨ªnea de argumentaci¨®n con lo que nos oponemos a dicha nacionalizaci¨®n.
Nosotros estamos dispuestos a dialogar y a convivir con todos los grupos pol¨ªticos. De hecho, lo hacenlos ya, salvo cuando no desean dialogar con nosotros, que tambi¨¦n ocurre en ocasiones; incluso por parte de algunos miembros del Gobierno. Por ejemplo, del contenido del Plan Energ¨¦tico nos enteramos por los peri¨®dicos. Si lo que usted trata de poner de manifiesto es que nosotros nos oponemos a la democracia, tengo que decirle que est¨¢ totalmente equivocado.
Creo que nuestro principal argumento frente a cualquiera que quiera cambiar los estatutos de propiedad actual de las empresas del sector lo constituye nuestra propia l¨ªnea de actuaci¨®n como empresarios. ?En qu¨¦ y por qu¨¦ va a mejorar la actividad de las empresas el¨¦ctricas si se cambia su sistema de propiedad? A lo que nunca nos hemos opuesto ni nos opondremos es a que se establezca el conveniente control sobre nuestra actividad, entre otras razones porque nos hemos ajustado y estamos dispuestos a hacerlo a las directrices y objetivos se?alados por la pol¨ªtica energ¨¦tica del pa¨ªs y a dar p¨²blica cuenta del resultado de nuestras actuaciones. Pensamos seriamente que somos capaces de hacer frente al reto del abastecimiento de energ¨ªa el¨¦ctrica y de afrontarlo con nuestros propios medios siempre que los controles estatales no nos impidan desarrollar nuestra ¨¢ctividad sin privilegios, pero con normalidad.
P. Si la nacionalizaci¨®n del sector el¨¦ctrico en general podr¨ªa ser contestada con m¨¢s o menos argumentos, la del subsector nuclear, por razones de ¨®rdenes financieras, estrat¨¦gicas, de defensa y en base a la actuaci¨®n presente del sector p¨²blico en el ciclo nuclear, parece
(Pasa a p¨¢gina 47)
"En este momento el sector el¨¦ctrico no constituye ning¨²n grupo de presi¨®n a nivel pol¨ªtico"
(Viene de la p¨¢gina 46)
que deber¨ªa ser aceptada con normalidad. ?Aceptar¨ªa usted este planteamiento?
R. De ninguna forma acepto este planteamiento. En primer lugar, no existen razones de orden financiero para el mismo. Las empresas el¨¦ctricas en su estructura actual son capaces de financiar el programa nuclear previsto. Y esto no es una apreciaci¨®n subjetiva, es una realidad que ha sido demostrada.
S¨®lo necesitamos que se haga realidad la afirmaci¨®n de que las tarifas deben adecuarse a los costes y que las disposiciones vigentes nos permitan obtener los cuantiosos fondos necesarios.
En cuanto a las razones de orden estrat¨¦gico y de defensa a los que usted hace referencia, he de decirle que, contra lo que usted apunta, es precisamente m¨¢s correcto que la funci¨®n de control y seguridad sea realizada por un ¨®rgano totalmente independiente de las entidades que construyen y realizan la explotaci¨®n de las centrales nucleares.
Por lo que se refiere a la actuaci¨®n del sector p¨²blico en el ciclo nuclear, deseo hacer dos precisiones: primero, que las empresas el¨¦ctricas iniciaron en su momento la gesti¨®n completa del cielo nuclear, proponiendo y estableciendo los contratos adecuados y que la Administraci¨®n posteriormente limit¨® la actuaci¨®n de las empresas el¨¦ctricas a la fase de utilizaci¨®n del combustible nuclear en la central. La segunda precisi¨®n es que este tipo de actuaci¨®n es muy frecuente en el resto de pa¨ªses.
Hago estas precisiones porque ¨²ltimamente se acusa, valga la palabra, al sector el¨¦ctrico de que s¨®lo act¨²a sobre la parte m¨¢s rentable del ciclo nuclear, olvidando que el total costo del ciclo de combustible recaer¨¢ en definitiva sobre el precio de la producci¨®n el¨¦ctrica nuclear. No le quepa ninguna duda de que si la Administraci¨®n en su d¨ªa no hubiera limitado nuestra actuaci¨®n, hoy el sector el¨¦ctrico operar¨ªa sobre todo el ciclo. En cualquier caso, la soluci¨®n impuesta por la Administraci¨®n est¨¢ en l¨ªnea con la de la mayor¨ªa de pa¨ªses en los cuales las empresas el¨¦ctricas s¨®lo act¨²an sobre la fase de utilizaci¨®n del combustible nuclear en la central.
P. Pregunta obligada por tener plena actualidad es su opini¨®n sobre el PEN. Muchos son los que dicen que en su elaboraci¨®n han participado ustedes de forma importante y que por tanto el plan no es sino el reflejo de los intereses del sector. ?Podr¨ªa usted hacer un an¨¢lisis cr¨ªtico sobre el tratamiento que el PEN da a los principales aspectos relacionados con el sector el¨¦ctrico?
R. El PEN actualmente en el Parlamento tiene elementos positivos y as¨ª lo hemos reconocido en diversas ocasiones. Para nosotros el elemento quiz¨¢ m¨¢s positivo es la existencia del propio PEN, cuya urgente aprobaci¨®n nos resulta imprescindible para continuar con nuestra actividad, y eliminar las incertidumbres respecto al futuro para poder continuar nuestras inversiones.
Considero que las estimaciones efectuadas de las necesidades de energ¨ªa en los pr¨®ximos a?os se han efectuado con criterios m¨¢s bien pesimistas respecto a la esperanza de crecimiento futuro del conjunto de la econom¨ªa espa?ola y, en consecuencia, la demanda prevista resulta baja. Por ello creemos que la previsi¨®n de centrales que han de entrar en servicio durante el per¨ªodo de su vigencia ha de incrementarse, pues de otra forma correr¨ªamos el tremendo riesgo de no poder cubrir la demanda con todo lo que ello significa.
Hay que suponer que las revisiones peri¨®dicas que realizar¨¢ el Gobierno permitan corregir adecuadamente estos aspectos acomodando el plan a la realidad econ¨®mica de cada momento.
Por todo lo anterior, pesan m¨¢s, en mi opini¨®n, los elementos positivos que los negativos, en relaci¨®n con la propuesta del PEN, y la urgente necesidad del mismo nos hace inclinarnos por desear lo bueno antes que lo mejor. Indudablemente nos hubiera gustado m¨¢s el que se contara con nuestra participaci¨®n a la hora de elaborar el PEN, y as¨ª lo hicimos saber repetidamente durante su elaboraci¨®n a los distintos responsables del mismo, pero la verdad es que en esto no nos hicieron caso.
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