El control de la inflaci¨®n, objetivo b¨¢sico para reducir los costes financieros
Uno de los m¨¢s graves problemas con que se enfrentan en estos momentos las empresas espa?olas es la ausencia de un mercado de capitales que posibilite una financiaci¨®n a medio y largo plazo, m¨¢s all¨¢ del cada vez m¨¢s restringido uso del papel comercial. Incluso esa financiaci¨®n mediante letras a noventa d¨ªas est¨¢ seriamente recortada. Esta insuficiencia en el ¨¢mbito del dinero afecta sobre todo a las empresas de dimensi¨®n m¨¢s reducida, en tanto en cuanto carecen de otras posibilidades alternativas, como puedan ser la apelaci¨®n a los mercados internacionales, al de capitales o al cr¨¦dito oficial, en la mayor parte de los casos. En momentos de restricci¨®n monetaria como los presentes, con unas tasas de inflaci¨®n que duplican las de la OCDE, son en primer lugar los peque?os n¨²cleos productivos los que padecen las consecuencias de la cr¨ªtica coyuntura.
El proceso inflacionario, especialmente agudizado desde 1974, ha provocado un encarecimiento de la financiaci¨®n de las empresas. La pol¨ªtica monetaria restrictiva se revela como la ¨²nica t¨¦cnica que, junto al control de rentas, puede remediar el problema de la inflaci¨®n, satisfactorio a corto plazo para empresarios y consumidores por el espejismo que crea, pero perjudicial a medio y largo plazo para el aumento de la capacidad adquisitiva real, la rentabilidad de las inversiones y las posibilidades de beneficios.Este proceso de inflaci¨®n y los efectos de la liberalizaci¨®n progresiva de tipos de inter¨¦s, paralela a una pol¨ªtica monetaria restrictiva, ha provocado un encarecimiento de los costes de financiaci¨®n, especialmente de los de descuento de papel comercial, aut¨¦ntico pulm¨®n financiero de la mayor parte de las empresas peque?as y medianas, que son mayor¨ªa en n¨²mero y en capacidad de generaci¨®n de empleo. En muchas ocasiones se ha dicho que las empresas espa?olas est¨¢n financiadas a noventa d¨ªas. La afirmaci¨®n, real en numerosos casos, se ha constituido en los ¨²ltimos a?os en aut¨¦ntico factor de agon¨ªa para las empresas.
En algunos medios se achaca a la libertad de tipos de inter¨¦s la causa del encarecimiento de la financiaci¨®n. Olvidan estos medios que antes de la liberalizaci¨®n parcial (libre juego del mercado), los precios reales -no confundir con los nominales- de la financiaci¨®n eran ya muy elevados y, en algunos casos, discriminatorios entre unas entidades y otras. Buen n¨²mero de empresarios saben bien lo diferente que es ser cliente de uno u otro banco y cu¨¢l es el caro y el barato, o quiz¨¢, mejor, menos caro.
Lo que realmente subyace en el fondo del encarecimiento de la financiaci¨®n es la crisis general de la econom¨ªa espa?ola. Por un lado, el proceso de inflaci¨®n ha. perjudicado y ahogado el ahorro, lo que ha hecho disminuir los dep¨®sitos bancarios y ha incrementado la competencia en la captaci¨®n de los mismos. A la etapa de los extratipos 1973-1977 ha sucedido la de la elevaci¨®n legal de los tipos de inter¨¦s en operaciones te¨®ricamente a plazo, aunque realmente pactadas a la vista. Lo que antes costaba al banco entre un cuatro y un 7%, ahora ha pasado hasta a un 17% y generalmente a un once o 12%. Paralelamente se ha producido un aumento de los costes de estruct¨²ra-salarios, expansi¨®n de los bancos y de los riesgos de sus inversiones. El diferencial entre lo que paga y cobra el banco ha seguido siendo la fuente b¨¢sica de obtenci¨®n de beneficios, y por ello, al tiempo que han aumentado los tipos pasivos, lo han hecho en paralelo los activos. En t¨¦rminos muy globales puede estimarse que en los ¨²ltimos cuatro a?os se ha producido un encarecimiento del orden de tres a cinco puntos en la operaciones de cr¨¦dito o de descuento de papel. Adem¨¢s de este encarecimiento se ha producido un encareciducci¨®n de los plazos de financiaci¨®n. Los bancos tratan de rotar sus inversiones y de renovar p¨®lizas o descuento con la mayor rapidez, y las empresas ven multiplicar sus inquietudes por laobtenci¨®n de los recursos que eviten su fiasco.
En el fondo de todo este proceso est¨¢ el proceso de inflaci¨®n. Mientras la tasa de incremento de precios no se reduzca, las posibilidades & una financiaci¨®n razonable en coste ser¨¢n nulas. Paralelamente, el Gobierno tiene la responsabilidad de arbitrar los mecanismos para que aparezcan mercados financieros a medio y largo plazo no s¨®lo para las grandes empresas, sino tambi¨¦n para las de tama?o medio.
Las demandas de una pol¨ªtica preferente e indiscriminada a favor de empresas peque?as o medianas, o de empresas de sectores espec¨ªficos, carecen de sentido y son irreconciliables con la defensa de la libre empresa y de la econom¨ªa de mercado.
El control de la inflaci¨®n constituye, realmente, la tarea b¨¢sica para limitar los costes financieros. Este objetivo pasa por una pol¨ªtica monetaria rigurosa y, fundamentalmente, por un planteamiento serio de pol¨ªtica de rentas. Ambos instrumentos son coincidentes, ya que en ocasiones precedentes una pol¨ªtica monetaria permisiva ha permitido satisfacer a las empresas las demandas salariales que luego se repercut¨ªan autom¨¢ticamente en precios. El c¨ªrculo vicioso que genera este proceso acaba conduciendo a una inflaci¨®n galopante y a la bancarrota del sector exterior por p¨¦rdida de competitividad con los dem¨¢s pa¨ªses. Cualquier otro an¨¢lisis que argumente situaciones de intereses contrapuestos entre las PME, la banca y el resto de la industria no es nada m¨¢s que distorsionar la realidad.
Frente a las voces que apelan permanentemente a una serie de medidas espec¨ªficas que apoyen a las peque?as y medianas empresas, acaso convenga estructurar un modelo que posibilite un mayor desarrollo de la competencia, desde los primeros escalones de la financiaci¨®n hasta las ¨²ltimas etapas de la comercializaci¨®n. As¨ª, quedar¨ªa facultada la supervivencia de las aut¨¦nticas empresas -cualquiera que sea su dimensi¨®n-, aun con el costo de condenar a la desaparici¨®n aquellas cuya actividad sea marginal o simplemente improductiva. A nadie se oculta que muchas peque?as y medianas empresas fueron constituidas en su d¨ªa a partir de determinadas prebendas administrativas, entre las que destacan licencias de importaci¨®ri casi monopol¨ªst¨ªcas, sin otro fundamento industrial o comercial. Otras fueron creadas con el exclusivo prop¨®sito de constituir un patrimonio personal y asegurarse unos ingresos m¨¢s all¨¢ del salario profesional. Parece aconsejable que en cualquier proyecto de futuro, la Administraci¨®n y las fuerzas sociales se esfuercen en definir un marco de actuaci¨®n que determine la supervivencia de las empresas en funci¨®n directa de su operatividad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.