Fernando Z¨®bel: "El acto de pintar no es el tema de mi pintura"
La Serie Blanca, de Fernando Z¨®bel, ha desencadenado un di¨¢logo, rumoroso y pol¨¦mico, que acaso da en el blanco cuando un ojo inocente ojea el diccionario y relee: ?D¨ªcese de las cosas que, sin ser blancas, tienen color m¨¢s claro que otras de la misma especie.? Recorriendo con Z¨®bel su ¨²ltima exposici¨®n, en la galer¨ªa Theo, de Madrid, le recuerdo que Paul Klee sol¨ªa hablar de la omnipotencia amorfa de la luz, contra la cual combate el color negro.
Ese movimiento de flujo y reflujo, esa lucha entra?able, ?no tiene acaso aqu¨ª una valoraci¨®n de signo opuesto? El pintor me desdice: ?O sea, omnipotencia de la sombra, contra la cual combate el blanco, la luz. Es una idea interesante y me gusta la forma en que queda expresada. Pero... ?omnipotencia del negro? Me parece que no. Me pienso m¨¢s cerca de esa omnipotencia amorfa de la luz mencionada por Klee, aunque en mi caso no creo que se trate de un combate entre blanco y negro. Mis negros tienen una funci¨®n m¨¢s modesta, m¨¢s t¨¦cnica: establecer contrastes, indicar escala, animar espacios que sin ellos resultar¨ªan inertes y, quiz¨¢, siendo esto tal vez m¨¢s importante a¨²n, recordar la huella de un dibujo desaparecido.?En la reivindicaci¨®n del recuerdo frente a lo que los ojos vieron. ?qu¨¦ papel juega el gesto? ?Mi memoria -responde Z¨®bel- es, evidentemente, una memoria muy selectiva, hasta tal punto, que tengo fama de mala memoria y de ser despistado. Me fijo m¨¢s en gestos que en caras y nombres. Hay gestos, aparentemente banales, que me parecen tremendamente elocuentes y expresivos. Llenan el recuerdo y se convierten en tema, borrando lo que les pudo rodear. Quiz¨¢ por eso me desagradan los gestos artificiales y profesionales, como pueden ser los gestos del mimo o del ballet, al igual que los movimientos del atleta. Los gestos que recuerdo con viveza suelen ser inconscientes, tranquilos, pero muy personales: una manera de estar sentado, una forma de abrir una carta ... ?
Parentesco con el barroco
A la hora de fijar los gestos, y desde un punto de vista leonardesco, la luz (blanco) revela; la sombra (negro), disimula. Esa cohabitaci¨®n de advenimiento y secreto ?no ser¨ªa el latido esencial de esta pintura? Otra manera de desdecir: ?En este momento, el momento de la Serie Blanca, yo dir¨ªa que algo de eso hay. Pero quiz¨¢ con los t¨¦rminos invertidos. O sea que la luz (blanco) disimula, y la sombra (negro) revela o, por lo menos, sugiere e indica. Ese gran etc¨¦tera de los esfumados de Leonardo y, m¨¢s a¨²n, de los fondos tenebrosos del barroco, pueden encontrar una equivalencia metaf¨®rica en mis masas claras. En algunos de mis aguafuertes m¨¢s recientes trabajo mis composiciones en negativo, con los t¨¦rminos invertidos, en blanco sobre masa negra. La relaci¨®n con el barroco queda muy evidente y muy dram¨¢tica; quiz¨¢ excesivamente dram¨¢tica para sentirme c¨®modo del todo en ese vocabulario. Pero, en una forma o en otra, hay esa relaci¨®n advenimiento-secreto. Es tema. Aunque no siempre lo ha sido.?En un tiempo atem¨¢tico en que las catedrales ya no son blancas y luego del cuadrado blanco de Malevitch, ?c¨®mo armonizar ese retorno virtual a la acci¨®n impura? Claridad del c¨®mo: ?Creo entender. El blanco sobre blanco de Malevitch fue como una situaci¨®n l¨ªmite de cierto modo de pintar, que nos lleva casi irremediablemente a la sugerencia total del lienzo totalmente blanco, a la pureza total. Tiene su l¨®gica si aceptamos que el tema de la pintura es el acto de pintar. Pero el acto de pintar no es el tema de mi pintura.
Me costar¨ªa trabajo definir exactamente el tema de mi pintura, pero s¨¦ que hay un tema y que me voy acercando a ¨¦l mientras pinto. Si mi tema fuera la propia pintura quiz¨¢ mi forma de pintar ser¨ªa impura. De momento, esa forma de pintar est¨¢ al servicio de otra cosa. Y lo ¨²nico que le exijo -que le puedo exigir- es que sea eficaz y clara.?
Sobre una vieja agenda, a modo de impresiones, he anotado preguntas. Ante la Serie Blanca, un preguntarse en blanco: ?transfiguraciones? ?Conjuros contra el olvido? ?Claroscuros mentales? ?Abolici¨®n del espejo en provecho o a impulso de la raz¨®n m¨¢s emotiva? El pintor es posible que ironice sobre la duda escrita: ?Envidio el saber decir del poeta.? Desdice y dice: ?Todo eso y algo m¨¢s.?
En el umbral de la despedida evoco la referencia del secretario del papa Nicol¨¢s V a la rapidez de los cielos. El blanco de la duda se desplaza: ??Qu¨¦ maravilla! ?Qui¨¦n era el secretario de Nicol¨¢s V?? Ahora respondo: ?Tambi¨¦n se llamaba Horacio.? Y a?ade Z¨®bel: ?En cuanto a la rapidez de mis paisajes.... por supuesto. Rapidez de paisaje visto por la ventanilla de un coche a noventa por hora. ?
Babelia
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