Un patriarca ilustrado y deportista
Alto, fuerte, peque?os ojos azules rasgados y miopes, al presidente finland¨¦s Urho (pronunciar Urjo) Kekkonen s¨®lo se le notan sus 78 a?os de edad en un casi imperceptible arrastrar de pies al caminar y en un ostensible abultamiento en las articulaciones de sus manos que delatan s¨ªntomas de artrosis. Aparte de eso, ni un temblor, ni un titubeo. Viudo y con dos hijos -su esposa, la escritora Sylvi Uino, falleci¨® hace cuatro a?os- el patriarca finland¨¦s dirige, muy directamente, los destinos de su pa¨ªs desde un modesto chalet de dos pisos, situado en un bosquecillo al norte de Helsinki, que el Estado finland¨¦s compr¨® a un pr¨®spero pastelero. El palacio presidencial, junto al puerto, queda s¨®lo para los actos oficiales. ??Usted cree que una persona normal puede vivir en ese palacio??, responde cuando se le interroga sobre este tema.Accedi¨® a la presidencia del pa¨ªs en 1956 y fue reelegido en 1962 y 1968. En 1973 fue confirmado en su cargo hasta este a?o en virtud de una ley especial y en la elecci¨®n celebrada hace unos meses fue elegido por un, nuevo per¨ªodo de seis a?os. ?El presidente de la Rep¨²blica es Urho Kekkonen, que es elegido cada seis a?os? leen en sus libros de texto los escolares finlandeses, seg¨²n cuenta el anecdotario popular. Fuera de la an¨¦cdota, es cierto que ning¨²n partido en el Gobierno o en el Poder cuestiona el protagonismo pol¨ªtico de un hombre al que la Constituci¨®n -la m¨¢s vieja de Europa, data de 1918- atribuye poderes excepcionales. Kekkonen no ha hecho uso de esas facultades en pol¨ªtica interna, pero s¨ª se ha reservado para s¨ª la direcci¨®n personal de la pol¨ªtica exterior de su pa¨ªs. El ministro de Asuntos Exteriores finland¨¦s es nombrado directamente por el presidente, por encima del primer ministro, entre personas de su confianza. El ministro, as¨ª nombrado, despacha adem¨¢s una vez por semana, directamente, con el presidente Kekkonen.
Impulsor del olimpismo finland¨¦s
Sus bi¨®grafos oficiales prefieren destacar la pasi¨®n por los deportes del presidente Kekkonen. Y les sobran razones. En 1925 el joven Urho consigui¨® los t¨ªtulos regionales en cien, doscientos, cuatrocientos y 1.500 metros lisos; 110 metros valla, salto de altura, salto de longitud y triple salto. M¨¢s tarde, como directivo, ha sido impulsor del pujante olimpismo finland¨¦s. Todav¨ªa hoy tiene a gala esquiar y correr m¨¢s de mil kil¨®metros al a?o. ?El peor a?o hice setecientos kil¨®metros?, afirma con modestia el presidente Kekkonen.Le gusta tambi¨¦n destacar un especial regusto por la cultura y el arte moderno. Un cuadro de enormes proporciones, con algo de naif, obra de un conocido artista lap¨®n, preside la salita donde recibe a sus invitados. Y diversas esculturas no figurativas pueblan la antesala. ?Naturalmente, he le¨ªdo El Quijote?, contesta cuando se le pregunta por sus conocimientos sobre los cl¨¢sicos espa?oles.
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