El anteproyecto de Estatuto Vasco
EL ANTEPROYECTO de Estatuto de Autonom¨ªa del Pa¨ªs Vasco, hecho p¨²blico el s¨¢bado pasado, es s¨®lo un primer paso hacia el establecimiento de aut¨¦nticas instituciones de autogobierno en Euskadi. Queda todav¨ªa un largo y complicado camino de discusiones en la Asamblea de Parlamentarios vascos y en las Cortes y de refrendos populares antes de que exista el Pa¨ªs Vasco como comunidad aut¨®noma. Ser¨ªa, por tanto, precipitado analizar este anteproyecto provisional como si se tratara de algo definitivo. Y una maniobra destinada a sembrar la confusi¨®n que los partidarios del proyecto, tal y c¨®mo est¨¢ redactado, presentan dicho texto como el Estatuto, y las eventuales modificaciones posteriores, como atentados y mutilaciones merecedores de protestas.La principal l¨ªnea divisoria que recorre el Pa¨ªs Vasco es la que separa a los partidarios de la violencia terrorista de los defensores de la paz ciudadana. Si bien esa marca fronteriza no se superpone exactamente con la que deslinda ahora a los independentistas y los autonomistas, parece probable que la promulgaci¨®n de un Estatuto de Autonom¨ªa reducir¨¢ incluso en el campo del separatismo los apoyos a la violencia. Las actitudes del PNV, de acatamiento a la Constituci¨®n, se har¨ªan todav¨ªa m¨¢s definidas y expl¨ªcitas si las posibilidades abiertas por el t¨ªtulo VIII para la creaci¨®n de comunidades aut¨®nomas fueran aprovechadas satisfactoriamente en Euskadi; lo cual, obviamente, reforzar¨ªa los planteamientos del nacionalismo vasco adversos a la violencia terrorista. En tal caso, los partidarios del independentismo, que han encontrado en el refer¨¦ndum del 6 de diciembre las pruebas de su escaso apoyo popular (alrededor del 10 % de la poblaci¨®n censada, porcentaje del que hay que descontar el voto de la ultraderecha), se ver¨ªan abocados a elegir entre tres posibilidades: continuar su loca aventura de cr¨ªmenes y atentados, adoptar una actitud testimonial, pero pac¨ªfica (posici¨®n cuya legalidad nos parece indudable) o trasmutar su segregacionismo imposible por un autonomismo realizable.
Por esta raz¨®n, el Estatuto vasco es urgente. En la necesaria interrelaci¨®n de soluciones pol¨ªticas y soluciones policiales a la violencia terrorista en Euskadi, son las primeras las decisivas. Se comprende la insistencia del Consejo General Vasco, reiterada en la entrevista de ayer con el presidente del Gobierno, en las medidas pol¨ªticas. Pero, mientras en Euskadi los independentistas utilicen el sangriento lenguaje de las metralletas, ser¨ªa suicida, para las fuerzas de orden p¨²blico, y c¨ªnico, para los ciudadanos que no se hallan en la l¨ªnea de fuego, enfundar las armas de la defensa leg¨ªtima del Estado.
Por otra parte, los procedimientos pol¨ªticos para erradicar definitivamente las semillas de la violencia en Euskadi no deben ser tales que conduzcan a la escisi¨®n del pueblo vasco en dos comunidades enfrentadas. Es necesario y urgente elaborar y promulgar un Estatuto de Autonom¨ªa como muro de contenci¨®n contra el terrorismo. Pero en ese texto deben encontrar acomodo y satisfacci¨®n todos los segmentos y capas de la poblaci¨®n vasca que desean la democracia y la paz y que no tratan de imponer sus propios puntos de vista particularistas. Sin olvidar que existe una Constituci¨®n que establece el techo de las competencias auton¨®micas y que hay sentimientos e intereses respetables en el resto de la comunidad espa?ola a las que no se debe gratuitamente herir o lesionar.
Antes de ser discutido en las Cortes por los representantes de la soberan¨ªa popular de todo el pa¨ªs, el Estatuto tiene que ser elaborado por los parlamentarios vascos. Ambos tr¨¢mites no est¨¢n herm¨¦ticamente separados, ya que una parte importante de los diputados y senadores elegidos en Euskadi pertenecen a partidos de ¨¢mbito estatal. Se da, as¨ª, un doble motivo para que el proyecto de Estatuto sea adoptado, en ese primer escal¨®n de la Asamblea de Parlamentarios, por consenso de las dos grandes fuerzas pol¨ªticas de la futura comunidad aut¨®noma: el PNV y el PSOE. Un Estatuto aprobado sin los votos socialistas no s¨®lo marginar¨ªa a los sectores de la poblaci¨®n vasca representados por el PSOE (el partido m¨¢s votado en el conjunto de las cuatro provincias en junio de 1977), sino que carecer¨ªa del apoyo del Grupo parlamentario Socialista en el Congreso. El indudable ¨¦xito del PNV en Guip¨²zcoa y Vizcaya en el refer¨¦ndum del 6 de diciembre no debe sub¨ªrsele a la cabeza ni hacerle olvidar que en Alava no fue seguida de manera mayoritaria y en Navarra tuvo un m¨ªnimo eco.
Los socialistas reprochan al anteproyecto hecho p¨²blico la semana pasada que ?el sistema tradicional de concierto econ¨®mico? previsto en el art¨ªculo 40 es una forma apenas encubierta de consagrar los principios del privilegio fiscal. Ser¨ªa un imperdonable error conceptual confundir las haciendas aut¨®nomas con el derecho a establecer en el Pa¨ªs Vasco un sistema tributario que diera como resultado una presi¨®n fiscal inferior a la del resto de Espa?a o claras desigualdades en la exacci¨®n de los tributos. Parece necesario, a este respecto, abrir un debate lo suficientemente amplio para aclarar si las exigencias del PNV implican o no el privilegio econ¨®mico y la posibilidad de crear en el Pa¨ªs Vasco para¨ªsos fiscales.
La segunda discrepancia de los socialistas estriba en la desvalorizaci¨®n que hace el anteproyecto del Parlamento vasco. Las excesivas competencias atribuidas a ?las instituciones de los territorios hist¨®ricos?, esto es las Juntas Generales y diputaciones forales, y la estructura ?confederal? de las cuatro provincias ir¨ªan, as¨ª, en contra del ¨®rgano representativo del conjunto de Euskadi. Tambi¨¦n temen que a la representaci¨®n num¨¦ricamente igual de las cuatro provincias, desigualmente pobladas, en el Parlamento pueda unirse, adem¨¢s, un sistema de elecci¨®n que privilegie a los peque?os municipios, donde el PNV es hegem¨®nico, frente a las grandes ciudades, basti¨®n de los socialistas. La actitud de apoyo de Alianza Popular o de UCD a estos planteamientos no deber¨ªan extra?ar demasiado. En cambio, la adhesi¨®n o el silencio de la izquierda abertzale a los deseos del PNV de reforzar el poder provincial y municipal termina de rizar el rizo de sus contradicciones y paradojas. He aqu¨ª a unos socialistas revolucionarios que prefieren las alianzas con un partido interclasista, de orientaci¨®n conservadora en lo econ¨®mico y tradicionalista en el dise?o del sistema de representaci¨®n pol¨ªtica antes que unirse a las propuestas de los partidos que tienen su electorado en las grandes concentraciones urbanas y en la clase obrera industrial.
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